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ELECCIONES: PRINCIPIOS, ÉTICA Y COSAS PEORES

Arturo D. Villanueva Imaña

Elecciones primarias en Bolivia

La falta de principios y de ética en el gobierno es un asunto francamente repudiado por los innumerables casos que se han ido haciendo una constante.

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El más recurrente y criticado está referido a la total inequivalencia y contradicción entre lo que dicen y hacen, pero que se agrava por la impostura de identificar y adueñarse de un discurso para vaciarlo de contenido y envilecerlo, hasta terminar haciendo exactamente lo que tan rabiosamente critican.

Por esta total falta de principios y de ética se puede comprender a cabalidad que NO hayan dudado, ni tenido el menor escrúpulo de burlarse y pisotear la democracia, la Constitución, el mandato soberano y hasta su propia palabra, con tal de prorrogarse en el poder. Aquí radica el meollo de un asunto que destruye y anula la democracia nacional, al punto de enajenarla (en favor de intereses mezquinos de una casta que quiere enquistarse en el poder), pero también de pervertirla (cuando se burlan de los principios esenciales de respeto y cumplimiento obligatorio que manda la Constitución, el mandato soberano y la propia democracia). No hay democracia si los principios esenciales sobre los que se edifica son pisoteados.

En la otra orilla, muy similar, el problema adquiere contornos aún más dramáticos por el comportamiento de la oposición política y electorera.

Ensimismada y autoconvencida de que: “es imposible”, “sería un suicidio” y “no se puede repetir el error” de dejar solo y como único competidor al binomio oficialista porque equivaldría a regalarle el poder; se han volcado febril y desesperadamente a poner en marcha su aparato electoral, y dedicarse “alma, vida y corazón” al proselitismo. Están en su derecho y lo justifican además con orgullo; nadie les podría reprochar.

El problema reside en que a tiempo de hacerlo, olvidan la defensa del 21F (consigna y cantaleta con la que se movilizaron largo tiempo), y traicionan sus supuestos principios democráticos, con tal de pugnar por la oportunidad de medrar del poder y arrebatar algunos curules, porque supeditan y subordinan la lucha por el respeto a la Constitución, el mandato soberano y la democracia, a sus “legítimas” aspiraciones electoralistas y su angurria de poder.

Lo que es peor, de esa manera “se hacen de la vista gorda” frente a la flagrante como descarada violación que pretende imponer el oficialismo, con tal de terciar en las elecciones. Es decir, conducen al país a la legitimación y convalidación en las urnas de una imposición que terminará destruyendo la democracia y ayudará a reproducir un régimen autocrático.

Es como si por conveniencias, intereses y razones (que no pueden ser sino bajas, mezquinas e inadmisibles), la oposición electorera estuviese dispuesta a permitir y admitir el libre desenvolvimiento de un ladrón, un violador o un feminicida que además se burla de sentencia expresa (como el referéndum y la Constitución en el caso del 21F). ¿Dónde quedan los principios y la ética?. Y si éstos son los principios y la ética que defienden, entonces ya sabemos el tipo de gobierno que le tocaría al país si terminan arañando alguna canonjía.

Tal es su estrechez de mira y el tamaño de sus ambiciones, que no reparan en el hecho de que NO existen siquiera las más mínimas condiciones (constitucionales, institucionales, democráticas y ni siquiera electorales); así como tampoco los más básicos indicios (como por ejemplo alguna candidatura que ya muestre una clara y contundente diferencia ganadora), que aliente alguna esperanza para asistir a unas elecciones libres y transparentes que eviten o destierren el inocultable fraude que a todas luces ya ha sido montado.

No advierten que el oficialismo ha violado las más sustanciales reglas democráticas, constitucionales y de decisión soberana; ha cooptado y sometido los 4 poderes del Estado; no se cuenta con un árbitro electoral independiente, imparcial, ni idóneo; se está dando a la tarea de despedir a personal clave en el OEP; e inclusive se ha contratado un nuevo software que será utilizado en las elecciones…

Sin principios ni ética, pero ni siquiera con un mínimo de criterio para sufragar, toda la oposición electorera nos está conduciendo a un desastre. Haciendo prevalecer sus sórdidos intereses, es incapaz de plantearse y recuperar el generalizado sentir nacional y popular de que bajo las actuales condiciones NO es posible ir a elecciones, hasta lograr que el binomio chuto desista o sea anulado.

(*) Sociólogo, boliviano. Cochabamba, Bolivia; Abril 14 de 2019.

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