El coste político de 120 días de política tímida e inconsistente

Fernando E. Torrejón Flores

En octubre de 2020 las elecciones generales en Bolivia fueron ganadas por el partido de Evo Morales -Morales fue presidente del Estado Plurinacional de Bolivia en el periodo 2006-2019-. La victoria alcanzada por el MAS-IPSP superó el 55% de la votación, lo que supuso 3.281.803 votos a nivel nacional (3.394.052 si se incluye el voto del exterior). Cuatro meses después, luego de que transcurrieran los primeros 120 días del gobierno de Arce, ese apoyo se redujo en casi un millón de votos, pues el 7 de marzo de 2021, en las elecciones departamentales el MAS cosechó 2.362.420 votos, lo que representa solo el 42% de la votación total (13 puntos porcentuales menos que en octubre de 2020).

Ante esa enorme pérdida de votación, el MAS tenía muy complicado ganar en los cuatro departamentos pendientes de segunda vuelta. Tuvo que ocurrir un conjunto de presiones y manifestaciones de parte de las organizaciones sociales, asambleístas nacionales, de las juntas vecinales de El Alto y del propio presidente Morales, para que el Gobierno encamine su política de justicia y ponga a disposición de la Ley a la expresidente de facto Añez. La detención de Añez tuvo un efecto positivo en la votación que el MAS recibió el 11 de abril en segunda vuelta, pues ésta se incrementó en casi 100 mil votos con respecto a la votación ocurrida en primera vuelta; sin embargo, por la reacción tardía del Gobierno para cumplir con las demandas de su base electoral, las cuatro plazas en disputa terminaron por perderse.

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1.- Razones de la victoria de octubre de 2020 y demandas de la población al nuevo gobierno

La contundente victoria del MAS-IPSP en octubre de 2020, por un lado, se explica por el descontento e indignación del 47% de la población electoral que un año antes había votado por Morales, pero que había sufrido un robo del triunfo de parte de los actores del golpe de Estado de noviembre de 2019; por otro lado, se revela por el accionar del gobierno de facto, que fue desastroso en la gestión de la economía y de la pandemia; además, proviene de la política de represión militar y policial, expresada con terrible crudeza en las masacres de Senkata y Sacaba (departamentos de La Paz y Cochabamba), y del racismo explícito y exacerbado de parte de los actores políticos y seguidores del gobierno de Añez.

Ese cúmulo de razones generó que la población demandara al nuevo gobierno, el de Arce, posesionado en noviembre de 2020, una serie de acciones: i) justicia sobre los actores del golpe de Estado, ii) reactivación de la economía popular, iii) inclusión de la población indígena y campesina en la administración del Estado, y iv) la unidad del instrumento político. Desafortunadamente, en los primeros meses, el gobierno actual no ha podido satisfacer todas esas súplicas, porque ha puesto demasiado énfasis en la conciliación y cuidado de la clase media urbana en detrimento de los intereses de la población indígena, campesina y urbana popular; lo que ha ocasionado una pérdida importante de apoyo que se ha manifestado con claridad en las elecciones departamentales del 7 de marzo de 2021 (véase “Bolivia: 120 días de política tímida e inconsistente” Bolpress, 7/3/21).[1]

2.- Perdida de votos del MAS-IPSP entre el 18 de octubre de 2020 y 7 de marzo de 2021. Datos y causas.

Como resultado de las políticas inconsistentes y tímidas del gobierno de Arce en sus primeros 120 días de gestión, el MAS-IPSP desparramó por el camino aproximadamente un millón de votos. De hecho, en las elecciones del 18 de octubre de 2020, el MAS obtuvo 3.281.803 votos, mientras que el 7 de marzo de 2021, en las elecciones departamentales, el apoyo total se redujo a 2.362.420, lo que supuso una pérdida de más de 919 mil votos (véase Gráfico 1).

La pérdida de votación se dio en todos los departamentos (véase Tabla 1), excepto en Santa Cruz. En el departamento de La Paz la merma fue mayor, con 544,7 mil votos perdidos, de los cuales 254,1 mil corresponden a la ciudad de El Alto: de cada 100 votos perdidos por el MAS a nivel nacional, 59 se extraviaron en el departamento de La Paz; de éstos, 28 votos conciernen a la ciudad de El Alto.

En los cuatro departamentos donde el 11 de abril se celebraban las elecciones departamentales en su segunda vuelta (La Paz, Chuquisaca, Tarija y Pando), la pérdida de votos arrojaba la cifra de 603,9 mil votos (véase Tabla 1), lo que representaba más del 65% de la pérdida total de votación del MAS-IPSP.

Causas de la perdida de votación

La reducción de los más de 919 mil votos (603,9 mil en los cuatro departamentos donde se disputaba la segunda vuelta) sufrida por el MAS en los primeros meses de gestión de Arce, se explica por cuatro factores: i) El Gobierno actual no ha detenido a los principales responsables del golpe de Estado: Añez y Camacho continuaban libres antes de las elecciones del 7 de marzo y aparecían como candidatos a las gobernaciones de los departamentos de Beni y Santa Cruz, respectivamente; Murillo y López, ministros de Añez y responsables de las masacres de Senkata y Sacaba, se encontraban prófugos lejos de Bolivia (lo siguen estando). ii) La política económica ha generado beneficios asimétricos con un sesgo hacia la clase media: el bono contra el hambre, la devolución del IVA y el impuesto a las grandes fortunas se han quedado cortos para beneficiar a la población indígena y campesina, favoreciendo más a la clase media que no votó por el MAS en las elecciones de 2020 (para un análisis más detallado de la debilidad de estas medidas véase “Bolivia: 120 días de política tímida e inconsistente” Bolpress, 7/3/21). iii) La permanencia de los “pititas” en la gestión del gobierno: la política de reclutamiento de empleados públicos no ha seguido los criterios adecuados, y ha permitido que seguidores del gobierno de Añez y “pititas” continúen en sus puestos; en la elección de ministros no se han valorado la identidad cultural, convicción, valentía. visión estratégica y lucha previa contra los actores del golpe de Estado; muchos de los actuales ministros en el periodo del golpe no han manifestado de forma explícita ni contundente su oposición al gobierno de facto, verbigracia, ministerios de presidencia, planificación, gobierno y presidencia del banco central. Autoridades como esas, que hoy en día se llenan la boca de palabras en contra de Añez, no mencionaban gobierno de facto ni golpe de Estado cuando Añez y Murillo estaban en el poder. iv) La negligencia con los candidatos golpistas y confrontación con La Paz indígena y El Alto: la negligencia del Gobierno en los temas de justicia ha permitido que personajes que apoyaron el golpe de Estado de 2019, como Camacho, Reyes y Arias se presentaran como candidatos y obtuvieran sus respectivas alcaldías y gobernaciones. En el departamento de La Paz la estrategia de confrontación con líderes reconocidos de los pueblos indígenas, como Felipe Quispe, y la falta de tino al dejar crecer la figura de Eva Copa para después soltarla ha significado la capitulación de sendas derrotas en el departamento de La Paz y en la ciudad de El Alto.

3.- Recuperación de votos del MAS-IPSP entre el 7 de marzo y 11 de abril de 2021. Datos y causas.

En las elecciones departamentales del 7 de marzo de 2021, el MAS-IPSP ganó en primera vuelta en los departamentos de Cochabamba, Oruro y Potosí. En Santa Cruz, Camacho, implicado en el golpe de Estado de 2019, resultó electo gobernador; en Beni, Unzueta del MTS se quedaba con la gobernación. De ese modo, para la segunda vuelta del 11 de abril, quedaban por resolver las gobernaciones de los departamentos de La Paz, Chuquisaca, Pando y Tarija.

La victoria del MAS en la segunda vuelta era muy difícil de conseguir, habida cuenta del casi millón de votos perdidos en los 120 primeros días del gobierno de Arce; de los cuales, 604 mil se habían abandonado en las cuatro regiones en disputa, pues los votos habían retrocedido de 1,46 millones a 858 mil (véase Gráfico 2).

Tuvo que suceder una serie de presiones de parte de los asambleístas del MAS y los representantes del Comité Cívico de El Alto para que el gobierno entendiera que debía comenzar con las detenciones de los actores implicados en el golpe de Estado de 2019 y responsables de las masacres de Senkata y Sacaba. Así el 11 de marzo diputados del MAS y cívicos de El Alto declaraban “…no puede ser que el ministro de gobierno se esté paseando de turista cuando se están escapando los golpistas del gobierno de facto…migración a la cabeza del ministro Castillo ya debería dar alerta roja contra Murillo y López para la extradición y (para que) respondan por los 37 muertos”[2]. El propio Evo Morales, reconocería antes de las elecciones de segunda vuelta: “Si la justicia en diciembre del año pasado hubiera detenido a los golpistas no habría Camacho como gobernador. No habría Iván Arias ni Manfred Reyes Villa”.[3]

A partir de allí, y de las presiones de los movimientos sociales, el día 12 de marzo el gobierno actual detenía a la ex presidente de facto Añez. La detención tuvo un efecto positivo, pero insuficiente, sobre la recuperación de los votos perdidos; pues la votación de la segunda vuelta (11 de abril) con respecto a la ocurrida en primera vuelta (7 de marzo) subió en cada uno de los cuatro departamentos. En la tabla 2, se ve que en La Paz el apoyo aumentó en 56 mil votos, en Chuquisaca y Tarija los incrementos fueron 12,5 mil y 22,3 mil, respectivamente; mientras que en Pando la subida fue aproximadamente de 2000 votos.

4.- Salidas para evitar la pérdida de más apoyo electoral

El tímido arranque del gobierno de Arce en sus primeros 120 días significó un coste político para el MAS-IPSP en casi un millón de votos. Las presiones sociales, especialmente de la ciudad de El Alto obligaron al Gobierno a dar un paso adelante para la detención de la ex presidenta de facto Añez; este hecho provocó que se recuperara parte de la votación perdida -se rescataron aproximadamente 100 mil votos del aproximadamente millón de votos perdidos-. No obstante, la tardía reacción del gobierno en la corrección de sus errores no pudo evitar que en términos netos el MAS-IPSP perdiera apoyo electoral.

Si el Gobierno no ajusta sus políticas para cumplir con las demandas de la población que lo eligió en octubre de 2020, causará sobre el MAS una merma creciente de apoyo popular. La administración del Estado debería tomar en serio la agenda en el ámbito económico y social, recuperando la economía popular, reduciendo el desempleo y la pobreza y fortaleciendo un modelo económico nacional, propio y soberano. En el ámbito de la justicia, debería poner bajo disposición de la Ley a todos los actores del golpe de Estado de 2019 y liberar a los ciudadanos que injustamente fueron detenidos por Murillo, ministro del gobierno de facto. En el campo de la administración pública, es impostergable proveer al Estado de servidores públicos con identidad cultural indígena, honestidad, capacidad profesional y académica, visión estratégica y valentía (lo que implica el depuramiento de los funcionarios “pititas”). Y en la esfera política-partidaria, el Gobierno debería colaborar con la unidad del instrumento político a través de la aplicación de políticas que apoyen a los movimientos sociales y que no vayan en contra de sus necesidades e intereses.

Para cumplir con las demandas de la población, por un lado, es impostergable y urgente que el Gobierno cambie de actitud, y cambie sus preferencias, cuidando más a la población indígena, campesina y urbana popular; en este sentido se hace necesario que en el poder ejecutivo haya un cambio profundo en el conjunto de ministros, viceministros y directores de la administración pública, especialmente en los ámbitos de Economía, Gobierno y Justicia. Además, es inobjetable que se conserve la figura de Morales como factor de unidad del IPSP; También, es necesario que Morales, Choquehuanca y Rodríguez coordinen con los movimientos sociales, fundamentalmente con los de la cuidad de El Alto, para hacer un control social y económico a la gestión del gobierno. Si no se hiciera ello es altamente plausible que el gobierno actual no termine su gestión; asimismo es improbable que el MAS-IPSP llegue unido y cohesionado a las siguientes elecciones nacionales; y es muy difícil que se recupere la economía y el bienestar perdido desde el golpe de Estado de octubre de 2019.

NOTAS

[1] https://www.bolpress.com/2021/03/07/bolivia-120-dias-de-politica-timida-e-inconsistente/

[2] https://www.youtube.com/watch?v=ZZYlQuktzkU

[3] https://www.efe.com/efe/america/politica/evo-morales-lamenta-la-demora-judicial-que-hizo-los-golpistas-sean-elegidos/20000035-4508829

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