El chancho aunque se vista se seda, chancho se queda

Ariel Bernardo Ibañez-Choque

El premio nobel en economía Joseph Stiglitz a principios de siglo publicó el libro “El malestar en la globalización” para denunciar a los organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), por los nefastos efectos de su agenda neoliberal en los países pobres. Particularmente, denunció que el FMI tomaba decisiones de una combinación extraña entre ideología y mala economía. En ese sentido, Stiglitz mostró que los ajustes neoliberales implementados por el FMI –muchas veces de forma antidemocrática- produjeron pobreza y conflicto social por la desproporcional distribución de los escasos beneficios.

Que lejos está de este debate el provincianismo de los opinólogos de Charcas. Por ejemplo, el señor G. Chávez otrora enemigo de la deuda externa, los días pasados se comprometió no sólo a demostrar que estaba errado respecto a la deuda, sino en que el FMI ha despertado de la resaca neoliberal y que no hay rastro de la ideología y la mala economía que denuncia nuestro premio nobel. Para Chávez la devolución del crédito del FMI por parte del gobierno democrático es no entender el nuevo karma celestial del FMI o, en sus palabras, “el hocico de chancho no es enchufe”. Falso. En realidad, el FMI sigue siendo un mecanismo del neoliberalismo, y no hay “racionalidad” o “pragmatismo” que encubra esto: El chancho aunque se vista se seda, chancho se queda. Veamos.

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La deuda contraída con el FMI por el gobierno de facto nació viciada de ilegalidad. Los 327 millones de dólares que ingresaron al país con la firma de un pagaré por el ex ministro José Luis Parada en abril de 2020 no tenían la aprobación de la asamblea legislativa como manda la constitución. Por esto, esta deuda jamás se pudo presupuestar en los recursos del TGN para su utilización, ni siquiera por las autoridades de facto, porque no se quiso transparentar el destino de dichos recursos. Entonces, ¿Por qué el nuevo FMI con el karma altruista que le otorga Chávez se prestó a esta chicanería? Esta chicana llevó al Estado a un daño económico de más de 24 millones de dólares si consideramos los pagos de comisión e intereses que comprometieron las autoridades golpistas.

Ahora bien, otra de las cruzadas que emprendieron las ex autoridades del gobierno golpista (ex ministros y ex directores del BCB) junto con Chávez es demostrar que un Instrumento de Financiamiento Rápido (IFR) no es deuda. Falso. En esto hay que hacer el ascenso de la apariencia a la esencia del fenómeno –el método de Marx–, no porque cambie el nombre de la operación financiera el contenido o sustancia de la misma va ser distinta. Es decir, si el IFR genera compromisos de pago de servicio e interés no es un simple cambio de divisas sino deuda contratada. Esto no es todo, las deudas del FMI tienen un componente ideológico del fundamentalismo de mercado como nos advierte nuestro premio nobel. Y, efectivamente, la cualidad de deuda contratada del IFR se demostró en la carta de entendimiento que firmaron estas exautoridades del gobierno de facto con el FMI aceptando la modificación del tipo de cambio, la reducción de la inversión pública y el achicamiento del Estado; la ironía de las políticas recesivas en tiempos de crisis. Por tanto, el IFR fue, en esencia, deuda contratada por el gobierno de facto en las condiciones de la agenda neoliberal del FMI.

Estos eminentes opinólogos de Charcas también se han empeñado en decir que la decisión de devolución de la deuda al FMI responde a posiciones ideológicas. En realidad se miran al espejo. La ideología como lo ha dicho nuestro premio nobel viene del lado del FMI y los gobiernos que pactan con este; ideología cuyo programa es el consenso de Washington en su versión 4.0. De hecho, la ideología que encubren estos señores exautoridades golpistas es el famoso “realismo periférico” que implica la dimisión de todo objetivo de soberanía nacional ante los intereses del capital financiero transnacional. Es decir, estos opinólogos ignoran lo que es la patria y, por tanto, no pueden entender que la devolución de la deuda al FMI no es sino un acto de restitución de la soberanía del Estado. El caso más emblemático en la región del realismo periférico fue Menen en Argentina que se desentendió de toda noción de soberanía para funcionalizarse con los EE.UU. para la instauración del neoliberalismo en lo que se llamó las “relaciones carnales” denotando la ausencia de una ética nacional. Y, efectivamente, durante el periodo de facto el gobierno golpista no hizo sino entregarse a las “relaciones carnales” con los EE.UU. y su agencia financiera el FMI.

Por tanto, ¡no waway! Ni el FMI ni ningún pragmatismo de mercado están por encima de la soberanía nacional. El chancho aunque se vista se seda, chancho se queda.

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