Conformismo comparativo

Roger Alejandro Banegas Rivero

Cada  24 de septiembre, aniversario de Santa Cruz (Bolivia), se hace un momento propicio para recordar las contribuciones de la región al país: el mayor aporte en la economía del país (1/3 del Producto Interno Bruto); líder en la producción nacional de alimentos (70% de la producción nacional); el mayor aporte en la recaudación tributaria (40% del nacional), entre otros indicadores más; sin embargo, lo anterior es una comparación petulante y conformista, no haciendo referencia con los verdaderos ejemplos de América Latina.

Se puede poner como ejemplo, los estudios habituales realizados por el CEPEC-inteligencia de negocios o FORBES, donde se citan las ciudades modelos latinoamericanas (Santiago, San Pablo, Ciudad de Panamá, Lima, Monterrey, Medellín, Montevideo, San Jose, Managua, entre otras).

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Por otra parte,  según estudios del Banco Mundial (Competitive Cities: A Local Solution to a Global Lack of Growth and Jobs, 2015), las grandes ciudades de América Latina no son las más exitosas y por lo tanto, las más competitivas; existen otras ciudades modelos, tal como Bucaramanga (Colombia) y el Saltillo (México) [Ciudades especializadas en la exportación de bienes con valor agregado].

La arrogancia y prepotencia es alta, con la analogía del tuerto como el rey en la tierra de ciegos, con una visión miope; mal de muchos, consuelo de tontos; sin el ánimo de interpretar ninguna ofensa en particular, ni señalar que a nuestro país le falta bastante por avanzar; sin embargo, se debe evitar el conformismo de pensar en el máximo nivel de desarrollo alcanzado, cuando en realidad queda mucho por avanzar; además de señalar la distante brecha de pujanza económica con aquellos que realmente son los buenos  (no se menciona a los países o ciudades de primer mundo).

A todo nivel de comparación, se debe tratar de seleccionar a los mejores casos  latinoamericanos de emulación, trazar una situación presente y proyectar una situación futura deseada, factible y mesurada en el tiempo; asignándose recursos, medios y capacidades para conseguirlo.

Los casos exitosos señalados muestran patrones con una combinación de infraestructura, calidad de instituciones, promoción de las inversiones, educación ciudadana, innovación  y financiamiento; todo lo anterior, se traduce en sus elevados niveles de productividad y por lo tanto, en la calidad de vida para sus habitantes.

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