A propósito de la palabra “referéndum”
Según el diccionario de la lengua española, “referéndum” significa, “procedimiento jurídico por el que se somete a votación popular una ley o un asunto de especial importancia”, esto quiere decir creer en la democracia y en el poder del pueblo, y quien somete a referéndum un pueblo tiene el deber ético y moral de aceptar el resultado del referendum.
Es exactamente una de las formas a través del cual ese poder se ejerce, abrogando leyes, confirmando o rechazando reformas constitucionales; excepcionalmente, si es consultivo, los gobernantes pueden tener útiles e importantes sugeriencias en el ejercicio del poder. Generalmente, un referendum sirve para tomar decisiones importantes según una votación popular. No debe ser usado para aumentar o consolidar el poder de los gobernantes o del gobernante de turno. Mejor dicho, del gobernante que ha obligado la consulta y quiere un juicio sobre su persona.
Votando NO a un referéndum, los gobernantes tienen que comprender la lógica consecuencia que ya no representan a la mayoría de los votantes.
Quitarle la palabra a un pueblo, significa amputar una parte significativa y esencial del repertorio democrático. Afirmar que el pueblo se ha equivocado porque ha votado mal informado, significa dar razón a ese pueblo, significa también que los gobernantes han perdido desde hace mucho tiempo, el contacto con su pueblo, que no conocen sus condiciones de vida, sus emociones y sus sentimientos, procupándose poco de los verdaderos problemas.
La solución no puede ser de ningún modo anular un juicio popular, como es un “referéndum”, es una solución que no resuelve ningún problema. Ir contra el pueblo no es un acto de democracia.