Opinión de analistas y diputado

Intereses personales y cuoteos dificultan posible alianza opositora

(Cambio).- Los intereses personales y de sector anulan una posible alianza entre los partidos de oposición, según el sociólogo Juan Carlos Pinto, el docente universitario Carlos Cordero y el diputado por el MAS-IPSP Franklin Flores.

“A los opositores los separan las ambiciones de poder. Además, carecen de programa; en esa perspectiva, lo que nos proponen no es de ninguna manera una propuesta para construir país”, afirmó Pinto.

Para el sociólogo, el liderazgo de Carlos Mesa (FRI), Jaime Paz Zamora (PDC), Samuel Doria Medina (UN) y Víctor Hugo Cárdenas se basa en el pasado y juegan con el sentimiento de los jóvenes electores que no vivieron la época del neoliberalismo.

Según Pinto, lo único que los une es el “antievismo”: oponerse al proceso de transformación de 12 años liderado por el Jefe de Estado.
Para el analista Carlos Cordero, la oposición tiene un eje de unidad que es ganarle al candidato del MAS-IPSP, Evo Morales, en las próximas elecciones.

No obstante, dijo que la cultura política en Bolivia enseña que todos buscan la unidad, pero en torno a sí mismos, es decir, nadie quiere dejar de ser un líder y por eso aparecieron las postulaciones de Cárdenas y Paz Zamora.

En tanto, el diputado del MAS-IPSP Franklin Flores considera que lo único que une a la oposición es cómo destruir todo lo que se construyó en el Proceso de Cambio con el liderazgo de Morales.

Mientras que lo que los separa es no poder llegar a un acuerdo sobre los cargos. “En este momento de las negociaciones lo que deben estar analizando es a quién le toca ser senador o diputado y mientras no lleguen a un acuerdo la unidad no será construida”, opinó.

Pero además, las organizaciones políticas no tienen propuesta de ninguna naturaleza. “No plantean qué será de nuestro modelo económico, qué será de nuestros recursos naturales, no dicen nada”, advirtió.

De acuerdo con el calendario electoral, el 13 de noviembre vence el plazo para la solicitud de registro de alianzas por parte de las organizaciones políticas ante el Tribunal Supremo Electoral (TSE).

La solicitud de alianza deberá ser acompañada de los requisitos establecidos en el artículo 50 de la Ley 1096 de Organizaciones Políticas, entre ellos están: solicitud firmada por los representantes; acta notariada que refleje la decisión y autorización orgánica emanada de sus máximas instancias internas; acta de la reunión constitutiva y programa de gobierno o plataforma de acción política.

Además deben incluir un documento regulador de la alianza en el cual se debe consignar la base programática de la alianza; objeto y temporalidad; causales y procedimiento de disolución; estructura orgánica mínima, atribuciones y nómina de la directiva; y derechos y obligaciones de cada una de las organizaciones políticas que integran la alianza.

En esa perspectiva, el Movimiento Demócrata Social (MDS), del gobernador cruceño Rubén Costas, celebrará el domingo un congreso nacional para asumir una decisión sobre las alianzas y los candidatos que irán a las primarias, indicó el diputado de UD Gonzalo Barrientos.

Laguna: Élites bolivianas viven fragmentadas

El sociólogo Nicolás Laguna afirmó que las élites en Bolivia no construyeron nunca la unidad y por eso viven fragmentadas.

“Nunca han logrado la unidad clasista. La unidad de clase dominante que en otras latitudes y continentes se ha logrado, en Bolivia no fue alcanzada, por eso hay ese marcado regionalismo que forman tanto la clase dominante del oriente como del occidente”, afirmó el también director de la Agencia de Gobierno Electrónico y Tecnologías de Información y Comunicación.

Ese panorama se reflejó en la fragmentación económica, ya que sus intereses son dispares.

“Ideológicamente también esbozaron distintos discursos. Esa formulación político partidaria de la clase dominante resulta en la formación de varios partidos, dispersos y difíciles de unificar o de coordinar en su acción”, afirmó.

Según Laguna, la única forma de que logren un acuerdo es como lo hicieron en 20 años de neoliberalismo: a través de la “distribución, parcelación  grotesca del Estado, que es una política sucia”.

En ese entonces, la distribución de espacios no sólo era en el Legislativo, sino en toda la estructura del Estado.

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