¿Cuántos años más podrá durar Israel?

Isaac Bigio

Seis octubres antes de que se diera la actual guerra de Gaza, el primer ministro sionista, Benjamin Netanyahu, reconoció que “nuestra existencia no puede darse por sentada. El Estado hasmoneo duró unos 80 años y tenemos que superarlo”. La pregunta es si el actual Estado de Israel llegará a celebrar su siglo de vida. El 14 de mayo se conmemoró su 76” aniversario, mientras que pasa por el peor momento de su historia.

La dinastía hasmonea empezó en 140 AC como un reino semi-autónomo dentro del imperio seléucida en una reducida área alrededor de Jerusalén para irse expandiendo a territorios que hoy son de Israel y el oeste jordano, hasta que en el año 63 AC fue invadido por Roma, quien en los años 37-4 AC reemplazó al rey-cliente hasmoneo por el célebre “Herodes el Grande” (37–4 AC).

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Hay cierta analogía con el actual Israel, el cual empezó a ser impulsado por el Mandato Británico de Palestina (1920-48), el cual se consolidó con el apoyo de todas las grandes potencias del mundo, incluyendo los 5 miembros del consejo de seguridad de Naciones Unidas (EEUU, URSS, Francia, Reino Unido y China nacionalista). En 1956, Israel se alió a británicos y franceses para invadir el canal de Suez, cuando Egipto lo nacionalizó, y devolvérselo a sus antiguos dueños imperiales. Progresivamente, Israel se ha ido convirtiendo en el principal receptor de ayuda militar que haya tenido EEUU en más de medio siglo.

Mientras los hasmoneos tuvieron que aceptar retornar a ser una dependencia imperial para sobrevivir (pero Roma, a la postre, prefirió un mejor cliente), Israel no puede ser conquistado por la mega-potencia que tanto le arma (EEUU), pero sí puede explotar interna y externamente. Poco antes del inicio de la guerra de Gaza (7/10/2023), Isaac Herzog, presidente israelí, advirtió que su país pasaba por su peor crisis y con una posible guerra civil.

Entonces, cada semana había decenas de miles de manifestantes rechazando el proyecto gubernamental de cercenar la autonomía judicial y la democracia. Tras Gaza esa polarización inicialmente se disipó en aras de forjar una unidad nacional anti-Hamás. Ahora, tras más de 7 meses de guerra en la cual Israel no logra ninguno de sus 2 objetivos (eliminar al Hamás y rescatar militarmente a sus rehenes), se vienen formando nuevas divisiones internas.

Yoav Gallant, ministro de defensa, pide a su gobierno que defina que Gaza no debe quedar bajo dominio militar o cívico-militar, sino autogobernado por palestinos que no sean del Hamás. Esto es algo que rechaza Netanyahu, mientras que sus ministros más halcones llaman a que él sea echado del gabinete. Dentro de estos radicales están quienes proponen expulsar a cientos de miles de palestinos a otras naciones e incluso aniquilar muchos de ellos masivamente. Lindsey Graham, senador republicano norteamericano, repite la propuesta del ministro hebreo de patrimonio, Amihai Eliyahu, de lanzar bombas nucleares sobre Gaza.

Los partidos ultranacionalistas que son quienes arman colonos de Cisjordania para masacrar palestinos o bloquean el ingreso de camiones de alimentos hacia Gaza, solo ocupan el 10% del Congreso, pero influyen sobre el Likud y otros partidos gobernantes, así como en sectores armados y en los asentamientos de las tierras ocupadas post-1967. La principal lideresa de dichos colonos, Daniella Weiss, demanda expulsar a todos los árabes de Gaza.

El 62% de los israelíes quiere un cese al fuego para negociar la liberación de sus cautivos. Hay mucho resentimiento contra la minoría ultraortodoxa (13% de la población), la cual está exenta de prestar servicio militar y recibe una serie de beneficios económicos. El gran rabino sefardí, Isaac Yosef, advirtió “Si nos obligan a ir al ejército, todos nos iremos al extranjero.” Esta mentalidad de que hay algunos que deben poner el pecho ante las balas y otros no, la tiene, incluso, Yair Netanyahu, el hijo del Premier, quien vive en Miami con una jugosa pensión mensual y vigilancia pagada por los contribuyentes que sí deben servir en las FFAA.

El descontento interno se agrava por varios factores. Pese a que Gaza es la zona metropolitana más hiperbombardeada en las últimas 8 décadas en todo el planeta, de esta pequeña franja constantemente aparecen debajo de túneles hombres armados que recapturan zonas que antes Israel había ocupado.

La acción militar ha puesto a todos los 130 rehenes en graves riesgos debido a que deben sobrevivir bajo túneles o bombardeos y con escasa alimentación, agua y medicina. Todos los centros de salud han sido atacados por tropas israelíes y la mayoría de los hospitales y ambulancias están inoperativos. Se estiman que ya son decenas de secuestrados hebreos que han sido muertos por acciones de sus propias tropas. Los familiares y amigos de ellos hacen vigilias, marchas y protestas (incluso dentro del parlamento).

La economía anda mal. El puerto de Eilat y el comercio por el mar Rojo agoniza con el bloque yemenita. Las aerolíneas extranjeras ya no vuelan hacia y desde Israel. Nunca antes la calificación crediticia de Israel ha caído tanto y se dispara la inflación y el déficit presupuestario. Por primera vez, Irán disparó cientos de misiles sobre Israel. Decenas de miles de hebreos han sido evacuados de las zonas fronterizas con Gaza (desde hasta hoy se siguen lanzando cohetes) y Líbano (donde Hizbola tiene 150,000 cohetes capaces de llegar a todo el país).

Joe Biden quiere condicionar o restringir enviar armas a Tel-Aviv, mientras su gobierno habla de que es “razonable evaluar” que Israel ha violado el derecho internacional. Jamás antes Israel ha sido amonestado por la Corte de Justicia Internacional, ni ha habido tantos países que le acusan de genocidio, así como que la Corte Penal Internacional esté a punto de pedir que sean encarceladas varias autoridades israelíes, incluyendo su jefe del gobierno.

El aislamiento israelí es tan grande que 143 países votaron a favor de reconocer ya a Palestina como un miembro pleno de las Naciones Unidas y solo 9 en contra. Entre estos últimos está Israel, EEUU y Argentina (como el único país iberoamericano en tener tal postura). Hubo 25 abstenciones y 16 países que no votaron (incluyendo Afganistán y Venezuela y muchas naciones centro-africanas que apoyan a Palestina). En Asia, el mayor continente de todos, ningún Estado votó en contra (salvo Israel). En África solo votó en contra Malawi, cuyo gobierno suple a Israel con mano de obra barata que reemplace a la palestina.

Si antes Israel se justificaba recordando al holocausto nazi, esta vez ese argumento ya no pesa ante decenas de millones que han marchado contra Israel en los últimos meses. En EEUU ya se habla más de “Nakba” (catástrofe palestina) que del holocausto.

Al día siguiente de que Israel celebra su “día de la independencia” (14/05/1948), los palestinos conmemoran la “Nakba”. Hace 76 años, al menos 750,000 palestinos fueron expulsados u obligados a dejar sus tierras. Israel, que entonces tenía apenas 650,000 habitantes judíos, confiscó estas y vetó que los refugiados retornen a sus lugares de origen. Cientos de miles de palestinos fueron echados en otros momentos. Ahora hay unos 2 millones de desplazados en Gaza. Mientras que muchos oficialistas hablan de hacer una “supernakba”, el periodista hebreo Etan Nechin escribió en el día de la Nakba que Israel debe reconocer esta y autocriticarse de ello. Cuando esta se produjo el principal partido de oposición (Mapam) se opuso y planteaba un Estado binacional árabe-hebreo.

Al convertir a Gaza en un cementerio, Netanyahu ha producido un alzamiento palestino en esa franja y en toda Cisjordania, y que Israel sea atacado desde Líbano, Siria, Irak, Irán, Baréin y Yemen. Turquía, la potencia que dominó Palestina durante más de 4 siglos y permitió la primera colonización sionista, acusa a Netanyahu de ser peor que Hitler. Egipto, el primer país árabe que reconoció a Israel, ahora se suma a Sudáfrica acusando a Israel por genocidio. Israel se viene convirtiendo en un Estado paria.

Israel debiera retirarse de todos los territorios ocupados en la guerra de 1967 y permitir que todos los palestinos retornen a sus tierras. La solución al largo plazo es una república multiétnica de todas las sangres en Tierra Santa donde haya una democracia igualitaria en que todas las comunidades se respeten y convivan en paz.

Isaac Bigio

Isaac Bigio es un analista internacional formado en la London School of Economics & Political Sciences. En ésta, considerada la principal universidad internacional especializada en ciencias sociales, él ha obtenido grados y postgrados en Historia y Política Económica, y ha estado investigando y enseñando. Su especialidad son países en conflicto y transición entre distintos sistemas sociales. Ha llevado cursos y seminarios en el Instituto Europeo, la Escuela de estudios Asiáticos y Orientales, la escuela de Estudios Eslávicos y Europeo Orientales así como en otras dependencias de la Universidad de Londres. Es una de los analistas que habla castellano o portugués con mayor conocimiento de las guerras en Afganistán, el Medio Oriente o los Balcanes. Sus artículos han sido publicados en unos 200 medios en 5 continentes. Es columnista regular de El Comercio (Perú y Ecuador), La Patria (Bolivia), El Panamá América, Noticias (Reino Unido), La Opinión (EEUU) y otros diarios y decanos. Colabora con la BBC, CNI, Canal N, Radio Progreso y diversas emisoras de radio y TV. Sus escritos son difundidos por medios afiliados al ALAI, Adital, al Grupo de Diarios de América y otras redes de prensa. Diversos diarios electrónicos le han creado páginas web entre ellos Notionline, informativos.net, altopilar.com, analítica.com, Gran Valparaíso y El Ojo Crítico Digital.
En 1998 obtuvo 2 Premios significativos: el de la Excelencia de Dillons-Waterstone (la mayor librería británica), y el E.H. Carr del Departamento de Política Internacional de la Universidad de Gales, Aberyswyth (el primer departamento de dicha disciplina en el mundo).
Isaac Bigio se encuentra escribiendo un libro sobre la revolución boliviana de 1952.

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