8 M – La Bolivia del siglo XXI con rostro de mujer y sororidad

Rafael Villarroel

La conmemoración del día internacional de la mujer abre la invitación para recordar los hechos que finalmente marcaron el hito para que este día sea recordado; éstos hechos, nos llevan más allá del romanticismo y nos permiten una reflexión sobre el papel de la mujer a lo largo de la historia y como ha ido avanzando su rol en el desarrollo de la sociedad global a través de una lucha para participar en pie de igualdad junto al hombre en el quehacer mundial; en Bolivia, se ha recorrido en el último tiempo un camino importante que sin embargo, es todavía insuficiente.

La lucha de las mujeres en el principio del siglo XX ha partido con temas, que ahora nos parecen tan básicos, como el conseguir la garantía de vida para las madres, niños y niñas, que les brinde un parto seguro junto al periodo de lactancia con asistencia material suficiente para proteger la vida de ambos. Eso ha sido el motor para que el mundo tenga que ir deconstruyendo esquemas de dominación machista y patriarcales que han impuesto a la mujer roles históricos ligados a una remuneración más baja con independencia de su capacidad profesional, el mantenimiento del hogar o el servicio doméstico; esquemas que han sido derribado por la mujer con su grandes méritos a lo largo del siglo XX.

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En Bolivia, el camino ha sido mucho más tortuoso y hay que recordar que la participación de la mujer a lo largo del siglo XX fue marcada por lo anecdótico con iconos que mostraban, casi como una rareza, el hecho de que una mujer haya ocupado la presidencia de la Republica, el Parlamento o la Alcaldía Municipal, creando un imaginario patriarcal que dejaba ver como concesión graciosa al género femenino la otorgación de un lugar en la conducción de los destinos del País.

En los últimos tres lustros, este panorama en Bolivia ha experimentado decididos avances que han dado lugar al reconocimiento de la mujer en un plano de igualdad con medidas como la paridad y alternancia en los procesos eleccionarios, o que por méritos propios hayan ocupado espacios que se creían reservados al género masculino como lo fue la conducción carteras de Estado como la de defensa nacional o Gobierno, sin dejar de tener presente la imagen de muchos gabinetes ministeriales conformados con una gran participación de mujeres, junto a un sinnúmero de alcaldesas concejalas, juezas, directoras, jefas, coronelas y generalas al servicio de nuestro Pais.

Esta Bolivia que dibuja en su rostro cada vez más rasgos femeninos, es un panorama de esperanza para la lucha de todas las mujeres a lo largo de nuestra historia por ese papel de empoderamiento, y también resulta en un homenaje de sororidad para ellas y su lucha. Sin embargo, no debe dejarse de lado que nos encontramos con un horizonte lejano aun, donde la violencia de genero sea definitivamente desterrada de nuestro actuar y la vida de una mujer no se encuentre amenazada por el solo hecho de haber nacido como ella.

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