Comarapa produce más de la mitad de frutilla de Bolivia

Marco Fernández Ríos

 Al surazo que se ha apoderado de Comarapa (al este de Santa Cruz de la Sierra), doña Tomasa  Maldonado le hace frente con una mantilla azul, una gorra guinda y unas polainas de color plomo. Además ha encendido fuego con leña para cocinar una sopa, que invitará luego a sus hijos y nueras, quienes se preparan para cosechar frutilla, en el municipio que produce más del 50% del fruto en Bolivia.

Se hace complicado establecer el origen geográfico de la fresa, ya que se han encontrado plantaciones tanto en los Andes, Oriente Medio, África como en Australia.

Se cree que las semillas viajaron por Asia y, desde allí, a la costa oeste de Norteamérica, pasando por el Estrecho de Bering hace 1,1 millones de años. Las aves las trasladaron, muchos años después, a Hawái y Chile, señala una nota de El Mostrador de Chile.

La frutilla que conocemos ahora —Fragaria x ananassa (algo así como frutilla piña)—  es un híbrido entre la Fragaria virginiana de Estados Unidos y la Fragaria chiloensis, que cultivaban los mapuches.

Ese brillo que incita al antojo, su aspecto húmedo y el rojo intenso con toques verdes hacen que cada frutilla resplandezca en los campos de Pulquina Arriba (Comarapa), adonde doña Tomasa llegó hace 43 años desde Mizque (Cochabamba) para establecerse de manera definitivamente.

“A las cuatro a cinco de la mañana ya estamos despiertos. Pelo papita, desgranamos el maíz y escogemos semillas de arveja. Después hacemos el desayuno y el almuerzo. Así he criado a mis ocho hijos: seis hombres y dos mujeres”, dice la señora de 63 años, que no deja de mover la sopa mientras sus familiares se dedican a cosechar la deliciosa frutilla.

En el mundo, los principales exportadores de fresa son México (con 833 millones de dólares en ventas), España (733 millones),  Estados Unidos (596 millones) y Países Bajos (301 millones), según un informe del año 2022 del Centro de Comercio Internacional, agencia de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

En el territorio boliviano, las principales plantaciones de frutilla se encuentran en los departamentos de La Paz, Cochabamba, Santa Cruz, Chuquisaca y Tarija, según información del Observatorio Agroambiental y Productivo (OAP), brindada por el Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras

En términos específicos, en la gestión 2022, Comarapa obtiene 1.694 toneladas de frutillas, es decir el 52,6% de toda la producción nacional, lo que convierte a este municipio en la capital de la frutilla, seguido por el departamento de Cochabamba, con el 42,9%. No obstante, los agricultores pasan por dificultades para cosechar el fruto rojo.

“Hemos empezado (a producir frutilla) en 2006. Primero hemos sembrado directamente en la tierra, pero era difícil porque deshierbábamos 10 surcos y aparecía otra vez la maleza”, cuenta Gloria Rojas Maldonado, hija de doña Tomasa.

Al estar en contacto con la tierra, la lluvia ocasiona que las fresas se ensucien o que les crezca maleza, lo que impide que haya mejores resultados agrícolas. En ese panorama, el financiamiento externo logró —primero— el plastificado de los surcos, lo que posibilita que las frutillas estén limpias.

Por otro lado, el programa EMPODERAR —dependiente del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierra—, a través del Proyecto de Alianzas Rurales (PAR II) está apoyando a los agricultores, entre otros elementos, con riego tecnificado. Para ello, el PAR II respaldó a cada beneficiario con 21.000 bolivianos, con una contraparte de 9.000 bolivianos. “Les estamos entregando atajados, agua, kit de riego, además de brindarles capacitación y asistencia técnica. En la parte pecuaria estamos apoyando con agua para ganado, pasto e inseminación artificial”, explica Rodolfo Ayala, operador departamental del PAR Santa Cruz.

En el caso de Pulquina Arriba, la asistencia llegó mediante un sistema de riego por goteo que favorece directamente a las plantas y no así por inundación, para cuidar el agua y obtener frutas más grandes.

“Muchas veces no nos alcanza el dinero para el plastificado (de las cosechas), pero con el PAR  II, con una contraparte, hemos innovado con hule y el sistema de riego, y hemos obtenido productos más grandes”, afirma Porfirio Flores.

De acuerdo con Álvaro Flores, oficial de Alianzas del PAR II Regional Santa Cruz, con el riego por gravedad, la planta aprovecha el 40% del agua, mientras que con el goteo se aprovecha casi el 95% del líquido.

Aparte de Pulquina Arriba, las otras comunidades beneficiadas son Los Pinos, Torreillas, Jara, Comarapa y San José de Capillas, con una inversión de aproximada de 4.897.029 bolivianos.

A través del PAR III – Alianzas Productivas, EMPODERAR prevé una inversión de casi 13 millones de bolivianos para la producción de fresa en el territorio boliviano, con Bs 10.372.252 para el departamento de Santa Cruz (Comarapa), aproximadamente Bs 1.800.000 para Tarija (Concepción) y Bs 737.360 para Cochabamba (Pojo).

“La frutilla es como tener dos esposas: una cosa es con la pareja y otra es con la parcela, con la que generas el dinero, porque tienes que cuidarla como a un bebé, hasta que madure y dé sus frutos. No puedo dejar ni a ella (su esposa) ni a la parcela, a otro rubro o a otro campo, porque sé que me va a traicionar, es decir que crecerán plagas, por eso hay que estar pendientes todos los días”, explica Salomón Siles (38 años), productor de la comunidad Los Pinos.

En esta región cruceña, los cerros están cubiertos por enormes rectángulos oscuros, como resultado del hule que tapa las plantaciones de frutilla. Ahí, con mucho cuidado, cada agricultor levanta los frutos frescos, de un intenso aroma dulce y sabor característico.

Al igual que doña Tomasa, Salomón despierta de madrugada, porque tiene que aprovechar cada minuto para cosechar este fruto

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