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Servicios financieros con enfoque social

Miguel Clares

El sistema financiero boliviano ha experimentado un cambio significativo en los últimos años, pasando de priorizar exclusivamente los beneficios de la banca a centrarse en los derechos y necesidades de los consumidores financieros. Este cambio de paradigma se materializó con la promulgación de la Ley de Servicios Financieros N°393 en agosto de 2013, marcando un giro crucial en la prestación de estos servicios.

Desde entonces, la filosofía que guía los servicios financieros se basa en la aplicación de la función social, dando prioridad a los derechos de los usuarios financieros sobre los intereses de la banca. El objetivo es claro: fomentar la inclusión financiera y mejorar las condiciones del servicio bancario para el pueblo boliviano.

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El sólido desempeño del sistema financiero boliviano es evidente al observar el crecimiento impresionante en la colocación de cartera, que se ha multiplicado por siete desde la gestión 2005 hasta septiembre de 2023. Este crecimiento, centrado principalmente en el sector productivo, ha sido un catalizador significativo para el dinamismo de la actividad económica en Bolivia.

Un aspecto destacado es la priorización de los créditos de Vivienda de Interés Social (VIS) para abordar el déficit habitacional, logrando un aumento considerable de Bs805 millones en septiembre de 2023 en comparación con el mismo mes en 2022, alcanzando un saldo de Bs31.491 millones.

En cuanto a la calidad de la cartera de créditos, el índice de morosidad se sitúa en un impresionante 2,9% al tercer trimestre de 2023, por debajo del promedio regional del 3,5%. Esto señala la buena cultura de pagos de los prestatarios bolivianos, fortaleciendo la estabilidad del sistema financiero.

Los depósitos, con un saldo de Bs209.310 millones a septiembre de 2023, han aumentado siete veces desde la gestión 2005, reflejando la confianza sólida que la población tiene en nuestro sistema financiero. Además, la solvencia financiera, medida por el Coeficiente de Adecuación Patrimonial (CAP), se sitúa en un saludable 13,6%, superando los niveles establecidos por la normativa.

En un contexto internacional desafiante y ante múltiples intentos de sabotaje económico interno, el sistema financiero boliviano se mantiene solvente y estable. Esto subraya no solo su resiliencia sino también su capacidad para prosperar incluso en condiciones adversas. La Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI), desempeñando una labor ejemplar, ha sido fundamental en este éxito al garantizar una supervisión efectiva que salvaguarda la integridad y estabilidad del sistema financiero.

La transformación hacia un enfoque centrado en el bienestar del pueblo es evidente en estos logros, demostrando que un sistema financiero puede ser rentable y socialmente responsable a la vez. Con ASFI liderando la supervisión y regulación, el sistema financiero boliviano no solo es saludable en el presente, sino que también está preparado para seguir siendo un motor vital para el desarrollo económico del país en el futuro.

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