Irresponsabilidad, insensibilidad y deslealtad

Golpe de Garafulic a trabajadores de Página Siete

Juan Carlos Marañón Albarracín

Raúl Garafulic abandonó el país siete meses antes de anunciar el cierre de Página Siete. Giró cheques sin fondos que presentó al Ministerio de Trabajo para registrar finiquitos y luego los recuperó con el pretexto de que los ex empleados serían socios o prestarían dinero a la empresa.

Los ex trabajadores del periódico Página Siete, que cerró sus operaciones el pasado 29 de junio, presentaron una demanda laboral contra el presidente de la “Compañía Editora Luna Llena S.A.”, Raúl Garafulic Lehm, y el gerente general, Carlos Saravia Durnich, los principales socios propietarios del medio, por incumplir compromisos económicos, sociales y por engañarlos sobre su situación y la del diario.

Garafulic debe 1,5 millones de dólares por salarios y beneficios sociales, precisó el abogado de los ex trabajadores, Álvaro Vásquez Orozco, en una conferencia de prensa en la sede de la Federación de Trabajadores de la Prensa de La Paz, donde destacó que en esa cifra no se incluyó el bono de transporte, gastos por servicios de telefonía, internet, aportes a la Cajas Nacional de Salud (CNS) y a las AFPs.

¿Sienten que fueron engañados y estafados por Garafulic y Saravia? Preguntó un periodista al ex subdirector de Página Siete, Baldwin Montero, quien respondió: “¡Por supuesto!… Subvencionamos al periódico con el pago de nuestros salarios, la alimentación, los servicios de telefonía, internet y transporte, que utilizábamos para cumplir nuestra función, mientras el señor Garafulic ya estaba fuera del país y el señor Saravia ya había renunciado y después se fue del país”.

Garafulic dejó Bolivia en febrero, cinco meses antes del cierre del diario, y Saravia renunció en diciembre del 2022, siete meses antes del cierre del periódico. Se fue de Bolivia en junio de este año, argumentando que iba al matrimonio de su hija en Estados Unidos y no volvió. Mientras tanto, los periodistas y los administrativos de Página Siete trabajaban sin salarios ni pagos de servicios para publicar el periódico con la promesa de una pronta capitalización que no se concretó.

Raúl Garafulic y el diario Página Siete.

 

EL GOLPE DE GARAFULIC A LOS PERIODISTAS

Mientras los periodistas trabajaban en la edición diaria, el 29 de junio, desde el exterior del país Garafulic les encajó un sorpresivo golpe al publicar en la página web del matutino el “Fin del camino” de Página Siete. Argumentó una “tormenta perfecta” y culpó al gobierno de Luis Arce Catacora de “un bloqueo y presión que le cerró el paso a la publicidad estatal y hostigó a través de redes sociales, auditorías, multas y procesos judiciales”. A estos factores añadió “la pandemia de COVID, la crisis económica y el aumento del costo del papel”, que redujeron sus ingresos y sus ventas.

En un intento de reaccionar al impacto del golpe y resignados ante el anuncio de que se quedaron sin trabajo, Montero recordó que los periodistas propusieron sacar la última edición de despedida para el domingo. Todos estaban de acuerdo, pero el sistema para armar el periódico ya había dejado de funcionar. Cuando intentaron hacerlo de forma manual se enteraron que se llevaron las computadoras del área de diseño por encargo de uno de los socios que las alquilaba al diario. Así comenzaron a desmantelar Página Siete.

“No es justo con nosotros. No es justo con el periódico en el que hemos creído. No es justo con nuestras familias lo que se ha hecho y eso es lo que queremos exponer”, dijo Montero al expresar su indignación por la forma en que Garafulic y Saravia se comportaron con el personal del periódico.

 

NEGOCIACIÓN VIRTUAL Y CHEQUES SIN FONDOS

Después del cierre del matutino, el engaño continuó. Con los trabajadores impagos, sin beneficios sociales, en la calle y con deudas, Garafulic comenzó a sostener reuniones virtuales para informar o distraer con supuestas negociaciones para acceder a recursos e incluso la venta de la marca de Página Siete.

En las reuniones, Garafulic pidió absoluta reserva sobre su salida de Bolivia. Dijo que estaba en Brasil. Sin embargo, un informe del portal boliviapress.com.bo aseguró que se refugió en España, bajo el manto del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria, entidad que, en 1996, en sociedad con “los Garáfulic, compraron el sistema de pensiones boliviano y crearon la AFP Previsión” que dejó el país tras la reciente vigencia de la Gestora Pública.

La mala fe de Garafulic quedó manifiesta cuando los trabajadores, asfixiados económicamente por deudas, ofrecieron no cobrar el desahucio (tres sueldos) a cambio del pago del resto de la deuda, pero no hubo una respuesta adecuada; solo reiterativas que se negociaba la venta de la marca y amenazas solapadas de que si recurrían a un proceso laboral, duraría muchos años y, como otros empresarios, él recurriría a apelaciones para dilatar indefinidamente el no pago de los finiquitos.

Imagen de la conferencia de prensa de los ex trabajadores de Página Siete que demandan a Garafulic y Saravia. Para ver el vídeo publicado en redes sociales hacer click aquí.

 

Desde junio, los trabajadores de Página Siete mantuvieron silencio sobre su crítica situación económica, ilusionados con las promesas de Garafulic; sin embargo, no se avanzó nada y las conexiones se cortaron cuando reclamaron por un cheque en blanco que le entregaron a un mensajero del periódico. La consulta provocó el enojo del dueño del periódico y lo llevó a retirarse definitiva de las reuniones virtuales, alegando que no toleraría una falta de respeto. Entonces, los trabajadores perdieron la confianza y credibilidad en Garafulic. Días después, rompieron el silencio.

Así se reveló el modus operandi del sistema fraudulento que Garafulic y Saravia utilizaron para evadir el pago de finiquitos a, por lo menos, seis de sus ex trabajadores: emitían cheques sin fondos y los entregaban a los afectados en el Ministerio de Trabajo, donde firmaban la planilla del finiquito con un inspector. Luego, les retiraban los cheques con el pretexto de que eran aportes para ser socios de la “Compañía Editora Luna llena S.A.”, propietaria del periódico, o préstamos a la empresa. De esta manera, cometían el delito de giro de cheque al descubierto, según el abogado Vásquez Orozco.

Los supuestos nuevos socios, entre periodistas y administrativos, nunca fueron convocados a una reunión de directorio ni informados sobre la situación del medio, que se debilitaba cada vez más en el mercado nacional.

“Durante la pandemia nos dijo que nos iba a retirar y rebajar el sueldo, pero pagaría dos quinquenios. Fuimos al Ministerio de Trabajo, la inspectora selló la hoja de finiquito, me entregaron el cheque y cuando salía del Ministerio, gente de Recursos Humanos de Página Siete me quitaron el cheque a cambio me hicieron firmar un documento de préstamo; dijeron que en dos años me iban a devolver.

“Es decir (Garafulic) engañó al Ministerio de Trabajo, me presionó a mí y a varios compañeros para que entreguemos los cheques, caso contrario nos despedía”, contó en el programa radial “Poder, Medios&Miedos” el periodista Marcos Mejía, que trabajó 13 años en Página Siete y ahora sobrevive vendiendo ropa como consecuencia de las acciones que sufrió por la administración del periódico.

“Tenemos los cheques y esta gente debe defenderse por la vía correspondiente”, advirtió el abogado al destacar que Garafulic y Saravia están desesperados buscando al ex trabajador que tiene en su poder otro cheque sin fondos.

 

GARAFULIC, DESLEAL CON EX TRABAJADORES

El abogado informó que Garafulic tiene “un par de procesos por ganancias ilícitas interpuestas por el Viceministerio de Transparencia, otros procesos laborales y una deuda de dos millones de dólares en el sistema bancario”. Sin embargo, la viceministra Susana Ríos dijo desconocer los casos en declaraciones publicadas en la página de Facebook [Página Siete – Extrabajadores].

Declaraciones de la Viceministra a ex trabajadores de Página Siete. Para ver el vídeo publicado en redes sociales haga click aquí.

 

El abogado también declaró que la empresa fue llevada a la quiebra por mal manejo ocasionando problemas económicos y sociales. Hace ocho meses que no se pagaron sueldo ni beneficios sociales. De los 70 extrabajadores, 25 iniciaron una demanda laboral y otro grupo interpuso otra demanda, pero no se conocen los detalles.

Vásquez Orozco informó que el abogado de Garafulic y Saravia, Yerko Garafulic López, suspendió una reunión cuando se enteró que harían pública el caso de Página Siete y calificó de “cobarde a Rauli Garafulic porque se escapó y ahora disfruta de una playa en Brasil al igual que Saravia que debe estar dorándose en Estados Unidos”.

Al revelar que Garafulic dejó embargadas un par de propiedades en Los Yungas, el abogado anunció que irán sobre esos bienes y otros porque los principales socios del medio actuaron con dilación, engaño e incluso amenazas veladas para evadir el cumplimiento de sus obligaciones.

Según el abogado hubo, de parte de los propietarios de Página Siete, maltrato laboral, irresponsabilidad, insensibilidad, deslealtad y menosprecio de los mínimos derechos humanos de los ex trabajadores que ahora exigen el pago de sus beneficios sociales.

 

CANILLITAS DEMANDAN PAGO

En la misma conferencia de prensa, se presentó un representante de 66 canillitas (vendedores de periódicos) que sirvieron a Página Siete como suscriptores. Denunció que los dueños les deben unos 100 mil bolivianos por los servicios que prestaron durante un año y seis meses.

Los canillitas esperan la ayuda de los ex periodistas y ex trabajadores de Página Siete para que los socios les paguen porque tienen un derecho adquirido y no pueden iniciar otra demanda por falta de recursos para pagar un abogado.

 

GARAFULIC ACTÚA IMPUNEMENTE

Los socios de Página Siete siguen actuando impunemente porque, después de la conferencia de prensa de los ex trabajadores, personal de confianza de Garafulic retiró documentación y activos de las oficinas del diario, según el último reporte y fotografías publicada por @Página Siete – Extrabajadores.

Imagen de María Isabel Flores retirando documentación y activos de Página Siete.

 

La jefa de Recursos Humanos, María Isabel Flores, negó a los ex trabajadores entregarles boletas de pago y certificados de trabajo porque dijo que estaba “desvinculada de forma total” de la empresa. Sin embargo, como muestran las fotografías, ella dirige el traslado de las cajas de documentos y artefactos a un camión para sacarlos de la casa donde funcionaba el periódico.

Pese a que todo demuestra que Garafulic y Saravia recurrieron a una estrategia fraudulenta para engañar a autoridades y empleados, el Ministerio de Trabajo no ha respondido a dos cartas que enviaron los extrabajadores ni se ha pronunciado sobre este escandaloso caso que podría ser tipificado como estafa laboral a 70 personas. Tampoco el Viceministerio de Transparencia informó sobre los procesos judiciales que obligaron a Garafulic a salir del país.

 

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