Perú

Cerrón: Fundamentando su fujimorización

Isaac Bigio

El cerronismo plantea que al pueblo no le interesa el futuro de la Junta Nacional de Justicia (JNJ) y de que la pelea por el control de esta “es una disputa derecha-derecha, dos alas de la derecha (la fujimorista y la caviar)” (Uno, 18/9/2023). Esta posición, aparentemente neutral o ultraizquierdista, sirve para justificar su aval a la captura de la JNJ por parte de la mafia fujimorista.

Democracia vs Autocracia

Perú Libre reclama a Marx, Lenin y Mariátegui, pero rechaza todos sus métodos. Para estos, los trabajadores deben mantener su independencia, pero, al mismo tiempo, no pueden ser neutrales cuando se confronta el ala más autocrática y retrógrada de las clases dominantes contra la más liberal y democratizante de estas.

Acciones conjuntas fueron hechas por Marx con la burguesía democrática contra las monarquías en las revoluciones europeas de 1848 y con el presidente Lincoln y el norte liberal contra el sur esclavista en la guerra civil de EEUU (1861-65), por Lenin con los demócratas de otras clases contra el zar en las revoluciones rusas de 1905 y 1917, por los socialistas con los republicanos contra los fascistas en la guerra civil española (1936-39), y por todas las izquierdas latinoamericanas con democratizantes contra las dictaduras militares de fines del siglo XX.

Al lograr derrotar a la reacción se abrían mejores condiciones materiales y derechos y libertades para los trabajadores. La victoria de los retrógrados, por el contrario, mina sus conquistas sociales.

El pueblo peruano estuvo en las luchas para tumbarse a la dictadura de Fujimori en 2000 y contra el golpe fuji-belaundista del 2020. La “neutralidad” cerronista trabaja en pro del fujimorismo. Waldemar Cerrón (WC) votó por eximir de cargos a Merino y a otros golpistas del 2020. Cuando la DBA depuso a Castillo el 7/12/2022, la mayoría de los congresistas de PL (encabezados por sus portavoces WC y Cruz) votaron con esta por la vacancia. WC propuso que el reemplazo de Boluarte fue constitucional y quiso dar voto de confianza a su primer gabinete, pese a las matanzas.

Silencio ante el Pinochetazo

Es sugestivo que este 11 de septiembre, cuando todas las izquierdas latinoamericanas recordaron el 50 aniversario del peor golpe que se haya dado en el hemisferio (el de Chile 1973, el cual terminó con la vida de Allende y el derrocamiento del primer gobierno “marxista” constitucional de la región), en ninguna de las redes sociales de los hermanos Cerrón se dijo nada, absolutamente nada, al respecto. En cambio, cuando el 18/2/2023 se daba el aniversario del General Odría, PL fue el único partido en sacar un póster saludando al peor dictador militar que ha tenido el Perú en más de 8 décadas y haciendo suyo su lema “Por mi patria, doy mi vida”.

Para Cerrón: “Podemos coincidir con el fujimorismo y con otros, pero con la izquierda caviar no, ellos son nuestro enemigo principal. Los caviares son para nosotros la principal amenaza, un enemigo más peligroso que la ultraderecha neofascista”. (Página 12, 21/8/2022). Por eso justifica sus alianzas con “neofascistas” contra otras izquierdas (a las que calumnia como “caviares”, un insulto que el fujimorismo popularizó para denigrar a sus oponentes, y que no debiera ser empleado por nadie que se reclame como “progresista”).

En esa entrevista, Cerrón califica como “caviar” al presidente chileno Boric y a todo el Grupo de Puebla (dónde están Mujica, Petro, Lula, Correa, Morales, Arce, etc.). Con ese mismo razonamiento, se pueden hacer pactos con el pinochetismo contra Boric, con Milei contra los Fernández, con Bolsonaro contra Lula, con Uribe contra Petro, con Vox contra Sánchez, etc.
Los socialistas y demócratas se han forjado combatiendo a dictaduras militares, fascistas o cívicas (tipo Fujimori). PL nunca ha sido parte de esas luchas y hoy prefiere aliarse con los partidarios o admiradores de esas autocracias contra toda clase de “progresismo”, al que insultan como “caviares”.

El cerronismo no usa las wiphala ni reivindica al Tahuantinsuyo. Más bien, el Dr. Cerrón se identifica con los curacas huancas que apoyaron a Pizarro a destruir el Incario. A cambio de que les cedieran tierras, ellos fueron una pieza clave en someter al vasallaje al resto de etnias andinas. Hoy, quieren ser los socios de una nueva conquista, que es la de la ultraderecha, contra el movimiento obrero y popular y la democracia, a costa de preservar sus propios prebendas y convertirse en la pata izquierda del nuevo régimen.

Contra marchas populares

Para el cerronismo, los sindicatos son “caviares” (y por ende derechistas), por lo que nunca han sido parte de estos ni de las protestas contra las leyes antilaborales de Alva (a quien WC abrazó efusivamente cuando se le descubrió complotando para deponer a Castillo).

Cuando la población de Pichanaqui (Junín) echó a Dina de su localidad, los 2 congresistas electos por el lápiz de dicho departamento tuvieron una posición contrapuesta. WC no dijo nada y la disidente Silvana Robles se solidarizó con ese pueblo.

Hoy, los cerronistas llaman a sabotear a las marchas para defender la democracia y la independencia del poder judicial. No se trata de apoyar la estructura de la JNJ ni dejar de criticar que esta haya nombrado a Benavides como fiscal, sino evitar que esta última y el fujimorismo la desarticulen para ir a un Estado más mafioso y represivo.

Los trabajadores y todas las organizaciones laborales y regionales aprovechan esas marchas para luchar contra el autoritarismo, la corrupción y el retorno a una nueva fuji-dictadura.

La izquierda peruana fue fundada por González Prada, quien siempre luchó contra la corrupción. Cuando se recordaba el 105 aniversario de su muerte, se creaba la plancha FP-App-PL-AvP a la directiva congresal. El cerronismo nunca denuncia la corrupción, y, más bien, se une con los partidos más mafiosos.

Siguiendo a Haya de la Torre

Para explicar sus inconsecuencias, Cerrón emplea la misma ecléctica “dialéctica materialista” que usaba Haya para justificar sus alianzas con los oligarcas Prado y Odría.

La “dialéctica” de Cerrón es pura confusión. Acusaron al gobierno de Castillo de ser neoliberal de derecha, pero integraron su gabinete hasta el final (en que la mayoría de sus congresistas se unió a ultraderechistas para derrocarlo), a Torres de ser un montesinista y caviar, pero siempre sirvieron en su gabinete, y a JPP de caviar, pero a su fundador, Yehude Simons, lo ponen como ejemplo de como hacer una alianza entre contrapuestos (cuando él fue Premier de Alan).

El fujimorismo siembre calumniaba a sus oponentes como “terrucos” y, a los que no podía meterlos en esa pila, como “caviares”. El cerronismo se dedica a hacer lo segundo, importando una formalidad fujimorista dentro de la izquierda.
El término “caviar” es usado depende de las circunstancias. Hasta julio, los 4 congresistas que se fueron de PL eran “revolucionarios” y después fueron “caviarizados”. Cuando se enfrentaban al fujimorismo en la segunda vuelta y durante el gobierno de Castillo trabajan junto a todos lo “caviares”, pero ahora prefieren sumarse al carro del golpismo. A algunos miembros del “caviar” Grupo de Pueblo los ensalzan (Correa, Morales) y a otros (Lula, Petro, Boric) no se atreven a decir que son males menores contra su ultraderecha nativa.

Vladímir Cerrón nunca emplea caracterizaciones marxistas o serias, sino insultos, incluso de corte homofóbico, como el haber tildado de “maricones” a quienes se oponen a su propuesta de construir su aeropuerto huanca (Facebook de VC, 15/9/2023).
Él habla de “golpe militar-parlamentario” y dice que si ellos hubieran estado entonces en la directiva congresal, Castillo no hubiese caído. El 7/12/2022 bastó que un solo congresista se parara a pedir la palabra para empezar a torpedear la vacancia más exprés de la historia. Sin embargo, su hermano Waldemar (hoy segundo vicepresidente congresal) y su bancada votaron por este, y él se jacta de haber entrado al derechista “Bloque Democrático” de FP, RP, AvP, APP, SP y Alva para controlar la mesa directiva congresal. El cerronismo termina en el carro del “golpe militar-parlamentario” que supuestamente denuncia.
Si el APRA se consideraba la única izquierda (la “democrática”) y al resto despreciaba como “rabanitos”, el cerronismo dice que todo el resto es de derecha, pues ellos son la única izquierda (la “popular” o “chola”). Esto último, además de ser algo racista, es falso, pues “caviares” como Blanco, Ledesma, Mendoza o Barrantes han sido más populares que PL (e incluso varios de ellos, a diferencia de los Cerrón, sí han sido quechua-hablantes). Así como la “izquierda democrática” aprista es una variante pro-derecha, lo mismo pasa ya con la “izquierda chola” cerronista.

Mientras Haya se opuso al pacto Hitler-Stalin para invadir Polonia en 1939, el cual inició la II Guerra Mundial (la peor de la humanidad), el Dr. Cerrón la reivindica como un ejemplo a seguir en sus acuerdos con el fujimorismo. En la lista de tiranos “socialistas” que él admira está, además de Stalin, la dinastía coreana de los Kim.

Si el Dr. Cerrón fuera algo de izquierda, buscaría montarse en las protestas populares para lograr el cierre del Congreso y una Constituyente. En cambio, prefiere ayudar a Dina y Keiko para hacer más contrarreformas judiciales. Haya decía que prefería ser cabeza de ratón antes que cola de león, pero quien hoy prefiere ser cola de ratas son los Cerrón.

Fujimorizados

En las redes sociales de los Cerrón no hay mayores críticas al fujimorismo. A fin de presentar a Fujimori como no tan malo, en el Facebook del Dr. Cerrón se dice “Las dictaduras más terroríficas y crueles de la historia del Perú fueron las de Fernando Belaúnde y Alan García”. Estos gobiernos fueron represivos, pero el fujimorismo hizo algo peor: una dictadura militarizada y privatizante.

Fuerza Popular y PL son partidos nacionales que vienen de extremos opuestos, pero que han decidido trabajar en común, pues ambos son los únicos descritos por la fiscalía como “organizaciones criminales”. A estos les interesa que haya autoridades judiciales que no les investiguen mucho o que sean complacientes con ellos. Por eso, ambos han hecho que el Congreso nomine a los actuales SUNEDU, Tribunal Constitucional y Defensoría del Pueblo. Ninguno de ellos cuestiona hoy a la fiscal Benavides y ambos apuntan a remodelar a la JNJ, para luego hacer lo mismo con los organismos electorales (JNE, RENIEC y ONPE).

El cerronismo prefiere trabajar junto a los partidos más derechistas y corruptos para aplastar al centro y las izquierdas. Dime con quién andas y te diré quién eres. Spelucín, el expulsado secretario regional de PL de Cajamarca, da a entender de que lo que existe es un pacto pro-impunidad entre Keiko y los Cerrón.
La derechización de los Cerrón ha llevado a PL a la atomización y a su casi desaparición. Ya no son nada como fuerza social o electoral. Carecen de presencia en las organizaciones sindicales, campesinas, regionales, estudiantiles, magisteriales o populares, y tampoco buscan tenerla. PL ha perdido al grueso de sus parlamentarios, cuadros, bases y electores. De los más de 200,000 inscritos que PL reivindicaba tener, solo 200 fueron a celebrar el XV aniversario partidario, evento que se dio en un restobar “caviar” de Barranco. Todo su aparato vive de las rentas congresales. Solo les quedan 12 de sus 37 legisladores originales, los cuales son usados para buscar cualquier clase de compromisos con tal de mejorar la situación personal y legal de su clan familiar dirigente.

Todos ellos eran virtuales desconocidos hasta las elecciones. Solo llegaron a sus puestos fue debido al arrastre electoral de Castillo, de quien no piden su libertad. En nuevas elecciones, si PL se presentase solo, no llegaría ni al 1% a nivel nacional, ni tampoco entraría al Congreso (por lo cual quieren mantener a este hasta el 2026).

Ese 9% del Congreso que tiene PL es clave para que el fujimorismo logre sus designios autocráticos. Al cerronismo no le importa como quedar ante las masas, sino valerse de ese poder de negociación para sus propias prebendas.

La autodenominada “Fuerza nacida del pueblo” ya no tiene ni fuerza ni pueblo. Hoy sobrevive como satélite de Fuerza Popular.

 

Isaac Bigio

Isaac Bigio es un analista internacional formado en la London School of Economics & Political Sciences. En ésta, considerada la principal universidad internacional especializada en ciencias sociales, él ha obtenido grados y postgrados en Historia y Política Económica, y ha estado investigando y enseñando. Su especialidad son países en conflicto y transición entre distintos sistemas sociales. Ha llevado cursos y seminarios en el Instituto Europeo, la Escuela de estudios Asiáticos y Orientales, la escuela de Estudios Eslávicos y Europeo Orientales así como en otras dependencias de la Universidad de Londres. Es una de los analistas que habla castellano o portugués con mayor conocimiento de las guerras en Afganistán, el Medio Oriente o los Balcanes. Sus artículos han sido publicados en unos 200 medios en 5 continentes. Es columnista regular de El Comercio (Perú y Ecuador), La Patria (Bolivia), El Panamá América, Noticias (Reino Unido), La Opinión (EEUU) y otros diarios y decanos. Colabora con la BBC, CNI, Canal N, Radio Progreso y diversas emisoras de radio y TV. Sus escritos son difundidos por medios afiliados al ALAI, Adital, al Grupo de Diarios de América y otras redes de prensa. Diversos diarios electrónicos le han creado páginas web entre ellos Notionline, informativos.net, altopilar.com, analítica.com, Gran Valparaíso y El Ojo Crítico Digital.
En 1998 obtuvo 2 Premios significativos: el de la Excelencia de Dillons-Waterstone (la mayor librería británica), y el E.H. Carr del Departamento de Política Internacional de la Universidad de Gales, Aberyswyth (el primer departamento de dicha disciplina en el mundo).
Isaac Bigio se encuentra escribiendo un libro sobre la revolución boliviana de 1952.

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