Erdoğan el versátil

Hillary Clinton decía que en diplomacia hay que saber crear diferentes definiciones del interés propio. Algo que Recep Tayyip Erdoğan viene haciendo con los palestinos, Irán, Irak, Siria – los refugiados- los acuerdos del grano, Rusia, EEUU. Hombre rudo y tosco, muy difícil de tratar, conocido por aplicar la diplomacia del músculo, con mirada a corto plazo, fijada su interés personal y de país. Él se convirtió en ganador de la cumbre de Vilna donde de manera descarada sacó provecho a todo lo que pudo.

En los últimos años, andaba coqueteando con el BRICS, hizo de mediador entre Rusia y Ucrania, antes apoyaba a EEUU contra el Estado Islámico y mientras su hermano vendía el petróleo sirio robado por el califato. Ahora ¿qué presiones tuvo para manifestar abiertamente su apoyo al ingreso de Suecia a la OTAN? Suecia se comprometió a hacer lo posible para el ingreso a la Unión Europea. Inmediatamente él afirmó que Ucrania merecía el ingreso a la OTAN, luego entregó 5 comandantes del batallón Azov a los que se había comprometido con Rusia a no dejarles salir mientras no acabe la guerra. Así, dadas las cosas, la declaración de Vilna son puras pajas …  los rusos son tan malos … los ucranianos tan buenos. La verdad está bajo la mesa: EEUU comprometió entrega de los modernos F16 y Ucrania accedió que en Turquía instalen una fábrica de los drones Bayraktar, -propiedad del yerno de Erdoğan. ¿Y cuál será la respuesta rusa a la “traición turca”? nada, sólo redefinir el interés propio.

La cumbre de Vilna dejó sin respuestas a Ucrania. Sólo el compromiso de envío de más municiones europeas, bombas racimo de EEUU y misiles de largo alcance de Francia. La OTAN busca algo principal: la derrota rusa, intención demostrada en marzo del 2022 cuando obligó a Zelensky a no cumplir con los acuerdos de paz firmados. Quizás Rusia también redefine su estrategia en la guerra: no tanto desgaste sino más ocupación de territorio. Mientras los campos otrora fértiles del Donbas están llenas de cuerpos y chatarra de tanques desechables del ejército zombi ucraniano, que oleada tras oleada riega las trincheras con sangre y dolor.