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Sobre la crisis el modelo en todos los órdenes de la convivencia

El arquetipo patriarcal lineal en transición a lo matrístico circular

Gonzalo Mariaca Valverde

En nuestra última charla de café con Javier Medina en Samaipata, emergieron algunas ideas inspiradas en uno de sus artículos que pueden servir para reflexionar sobre la crisis que vivimos.

El autor sostiene que el arquetipo fundamental del monoteísmo patriarcal se basa en el sacrificio de Isaac que pudo influir en las formas de violencia y control social, propias de la civilización occidental. La orden que da Dios a Abraham para degollar a su único hijo, en sacrificio, ha incidido en la distorsión tanto del poder como de la sexualidad hacia lo pederástico y sacrificial. Una muestra de la vigencia de este modelo puede verse en la ácida crítica de Milei a los políticos como casta ambiciosa, que persigue incansablemente poder y lujuria, escondiendo su aspiración de vivir en una isla al estilo Epstein.

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El monoteísmo patriarcal configuró el celibato y la creación de un poder abstracto y piramidal para el ahorro, la acumulación y la expansión de la forma Estado, con su arquetipo, el Vaticano. El poder se construye desde el secreto y la transgresión como si se hubiese inspirado en los rituales de semen y sangre de las escuelas de misterio del antiguo Egipto.

Según Javier Medina, el poder monoteísta se produce mediante el trauma de la violación, una forma de transgredir la ley. Sin embargo, el cambio de época provoca cierta  transparencia que pone en crisis el modelo en todos los órdenes de la convivencia: La Iglesia con los escándalos de pederastia, el estado con los excesos de corrupción en todos los gobiernos a nivel nacional (respiradores o mega coimas), departamental (carro bombero o ambulancias fantasmas) y local (ítems fantasmas o mochilas escolares), en las universidades con el tráfico de influencias disfrazado de cogobierno, en la justicia, el extremo más vergonzoso, pasando por la policía y las fuerzas armadas. En el ámbito privado, los créditos vinculados y quiebras de decenas de bancos, con su abanderado Fassil; las grabaciones de acuerdos por espacios de poder de líderes cívicos; las prebendas sindicales y últimamente las violaciones y todo tipo de acoso en colegios de élite. En suma, crisis profunda en las organizaciones piramidales, quiérase o no, inspiradas en el diseño monoteísta y patriarcal, en el poder y la lujuria.

Desde sus orígenes estas estructuras fueron secretas y cuando emergen a la luz pública es por casualidad. Algunos detonantes fueron peleas conyugales, conflicto entre colegas (ministro y asistente), una juez pasada en copas que se sincera con cuates, una estampida en una asamblea universitaria, la filtración accidental del diario de un cura, la ambición desmedida cobrando coimas que acaba asesinando al portador del soborno, en fin, por pura suerte. Pero, ¿cuál será la proporción de lo que queda escondido y mantiene todo bajo control? Nada hace pensar que lo descrito sea la excepción y que se trate de delitos intuito personae, el pretexto recurrente que busca proteger el diseño, composición, reglas y funcionalidad de las estructuras piramidales, las madres del cordero, la causa de fondo.

Analistas y críticos de este pan de cada día, afirman que se trata de problemas estructurales que requieren reformas estructurales, pero es precisamente lo que se viene haciendo desde la colonia, cambiando leyes, organigramas y procedimientos para que todo siga igual. Sancionar personas y dejar intactas las estructuras parece ser la fórmula mágica para dar perpetuidad al modelo. ¿La Ley Marcelo Quiroga Santa Cruz a pesar de su rigidez ha reducido el nepotismo? ¿Las siempre actualizadas normas de contrataciones han reducido el soborno y sobreprecio? ¿Dinamitar el Banco Central reducirá la inflación como propone Milei?

De las reflexiones de Javier Medina sobre la ansiada reforma estructural emergen atisbos de esperanza. ¿Quién diseña y operativiza un nuevo organigrama? ¿Quién redacta y aplica protocolos, normas y reglamentos internos? ¿Quién formula políticas de personal y contrata? ¿Quién supervisa colegios privados? ¿Quién asegura la mejora de la educación superior? ¿O seguirá todo como afirma Roger Cortez, definido en un “Club de Sádicos” donde se hace hasta lo imposible para extorsionar al ciudadano y beneficiar a la burocracia?

La respuesta es simple, los cambios estructurales son impulsados o frenados por personas, cada una de ellas con pensamientos y emociones que determinan sus decisiones y comportamientos. Por tanto, si queremos hacer cambios en serio, hay que buscar pequeñas bifurcaciones desde la interioridad individual, tal como lo advirtieron Gandhi y otros, “sé el cambio que quieres ver en el mundo”, “si uno no cambia, no cambiará nada” o “sólo podemos cambiarnos a nosotros mismos, cambiar a los demás es ingenuo”.,

Las pequeñas bifurcaciones son decisiones disruptivas personales ahora. Por ejemplo, dejaré de pelear, solo intentaré entender al otro; escucharé el doble de lo que hable; no voy a fumar y pronto notaré la diferencia; voy a comer lo más sano posible y caminaré media hora al día; aprenderé a meditar y lo haré cada mañana; leeré cada día al menos 20 páginas; respetaré profundamente a las personas, especialmente niños y niñas; procuraré dar ejemplo con mi relación de pareja; a partir de ahora dejaré de juzgar a las personas; quién se queja no cambia nada, seré auténticamente proactivo; seré amable y considerado a pesar de que me traten diferente; el celular estará a mi servicio no yo al servicio del celular. En fin, cosas al alcance de la persona que se harán rutinas y hábitos. Mas adelante será factible asumir desafíos mayores: rechazaré, reutilizaré y reduciré plásticos; usaré conscientemente el agua y cuidaré sus fuentes; seré celoso de los recursos de los ciudadanos; preservaré mi imagen pública dentro y fuera de la entidad; no aprovecharé mi posición para beneficio o satisfacción personal; haré que mis hijos se sientan orgullosos de mí.

Los cambios en la dimensión personal impactan en el nivel relacional y luego en la cultura; con ello, modificar estructuras tendrá más sentido. Aunque no se pretenda hacer propaganda, las personas íntegras que buscan pequeñas bifurcaciones dejan huella e influyen, por ello es imperativo hacer eco de lo que hicieron y hacen. Algunos nombres de entre muchos otros: Mandela, Pepe Mujica, Espinal y Albó en la escala grande, Huascar Cajías, Ana María Romero de Campero y Jaime Escalante, en el nivel meso, y muchas personalidades vigentes, mortales que tratan de escabullirse del imán de la pirámide.

En cuanto a lo relacional y estructural, si la causa raíz del problema es la configuración vertical, lineal, cuadrada de la pirámide del poder es posible tomar otra referencia, una que mantenga la jerarquía necesaria, pero promueva participación real. La pirámide de Mairana, posiblemente de la cultura Chané, aun enterrada, muestra una estructura circular interesante. Los amplios espacios en sus tres niveles pueden significar que se trataba de una jerarquía que enriquecía las decisiones con amplia participación. Además, al parecer no había exceso de privilegios por la presencia de abundantes restos de cerámica funeraria que descarta que fuera exclusiva del cacique.

Vivimos un tiempo axial, afirma Medina, donde emergen visiones armonizadoras como el Laudato si y la exhortación Querida Amazonia del Papa Francisco que también están en la línea de fecundar lo existente (pirámide de base cuadrada) con el diseño helicoidal del animismo matrístico, la pirámide circular. Esto implica la necesidad de considerar los dos modelos de poder: el patriarcal, basado en el trauma y la transgresión, el monoteísmo abrahámico y el capitalismo/socialismo como formas de dominación y sacrificio por un lado y el modelo matrístico, basado en la reciprocidad y la armonía y en la incorporación del animismo y el arquetipo de Jesús y María Magdalena como formas de equilibrio, por otro. Esta transformación puede darse mediante las pequeñas bifurcaciones mencionadas que nos acercarían progresivamente a la ansiada armonía entre sociedad, naturaleza y cultura.

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