Mariátegui, aniversario de la partida de un fundador del socialismo iberoamericano
Hace 93 años falleció José Carlos Mariátegui, el más grande pensador social peruano y uno de los fundadores del marxismo en Latinoamérica.
El 16 de abril de 1930 murió este autodidacta, quien aún no cumplía los 36 años de edad. Habiendo nacido en Moquegua, cerca a Chile y Bolivia, el 14 de junio de 1894, él buscaría abrirse mundo y terminaría en Europa, donde se casó con su eterna compañera, la italiana Anna Chiappe (1898-1990).
Mariátegui editó la principal revista de ideas que haya tenido el Perú: «Amauta» (maestro en quechua). En ella colaboraron todos los grandes intelectuales, artistas y luchadores sociales de hace un siglo. Entre ellos estuvieron Haya de la Torre, Luis Alberto Sànchez y otros apristas quienes, en esa época, se acercaron a la Internacional Comunista y planteaban un Estado continental antiimperialista y nacionalizante.
Además, cofundó la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), produjo una veintena de libros (siendo el más destacado «Los 7 Ensayos») y publicó «Labor» (dirigida a los obreros que habían conquistado la jornada de 8 horas) y «Repertorio Hebreo» (centrada en la etnia que más se acercó a sus ideas: los inmigrantes yiddish).
Uno de estos últimos fue mi abuelo José Lerner, quien fue uno de los 6 que le acompañaron en la fundación del Partido Socialista en octubre 1928. Tanto él como su viuda le sobrevivieron 6 décadas y ambos perecieron en 1990, siempre reivindicando su legado.
Mariátegui propuso un marxismo crítico, abierto y creativo buscando respuestas particulares a su propia sociedad. Si bien él apoyó a la Unión Soviética, no tomó partido por Stalin contra Trotsky.
Esto hizo que Moscú tratase de arrinconarlo. Eudocio Ravinez trajo la línea stalinista de considerar al APRA como enemigo principal «social fascista» e hizo que buena parte del PS cree el Partido Comunista en 1930. Haya fue paulatinamente rompiendo con el marxismo hasta pasarse a la derecha.
La herencia de Mariátegui ha sido desvirtuada desde quienes desataron el mao-terrorismo hasta quienes se han apoltronado en los Congresos o se dedican a pactar con la ultraderecha.
Su legado sigue en pie y antes del centenario de su muerte urge reconstituir un movimiento que continúe con sus ideas.