Aclaraciones sobre las reservas internacionales

Rolando Morales Anaya

Un expresidente se refirió a las reservas internacionales netas (RIN) como el “ahorro de los bolivianos”. Por las intervenciones de algunos colegas economistas, se colige que piensan que las reservas hacen parte del dinero que el gobierno puede disponer. Los políticos alertan sobre el riesgo de que el gobierno “dilapide” las reservas y lo acusan de haberlas gastado provocando su disminución en los últimos 8 años. Quizás por el nombre que llevan, mucha gente piensa erróneamente que las reservas es algo así como la platita que se guarda en casa.

Las reservas internacionales se constituyen cuando el Banco Central compra dólares, oro u otra divisa de curso internacional. Cuando realiza esa operación, emite dinero doméstico. El Banco Central tiene esos dólares a disposición del que quiera comprarlos posteriormente o recomprarlos. El gobierno no es dueño de estos dólares, ni constituyen su ahorro ni el ahorro de los bolivianos. Simplemente, se trata de un intercambio de monedas: dólares contra Bolivianos o Bolivianos contra dólares. Si las reservas disminuyen significa que el Banco Central ha vendido más dólares de los que ha comprado ¿A quién vende? A cualquiera que lo solicite, en particular, a los importadores de autos, electrodomésticos o de lo que sea. Puede también que los “venda” al gobierno. Es necesario subrayar que se trata de operaciones de venta, no del uso de un recurso del estado.

El contenido de estas páginas no refleja necesariamente la opinión de Bolpress

Las cuentas del sector público son de diferente naturaleza. En ellas se calcula el saldo entre ingresos y gastos que cuando es positivo se lo llama ahorro y cuando es negativo se lo conoce como déficit. Si el sector público gasta mucho y su ingreso no crece, el déficit aumentará. En este marco, puede que algunas críticas de la oposición sean pertinentes pues podría estar “dilapidando” los ingresos públicos, pero no las reservas internacionales directamente. Sin embargo, cuando el déficit del sector público es financiado con préstamos del Banco Central con simple emisión de moneda, crece la masa monetaria haciendo presión sobre la demanda de bienes y servicios y también de moneda extranjera para importar. Ello puede, efectivamente, hacer disminuir las reservas internacionales, pero no es porque el gobierno las estuviera gastando.

El Banco Central es un agente importante en el mercado cambiario, pero no es el único, por lo que no es correcto pensar que la disminución de las reservas internacionales del Banco Central causará automáticamente tensiones entre oferta y demanda. De hecho, hasta el momento, no se observa tensión alguna; ocurre que, incluso, hay días en que el dólar en las casas de cambio se cotiza en un precio inferior al oficial, poniendo de manifiesto una oferta superior a la demanda. Por otra parte, es erróneo concebir las reservas en un nivel estático pues crecen o decrecen permanentemente.

En forma algo similar a la confusión que existe sobre los dólares que hacen parte de las reservas internacionales, se ha suscitado un debate sobre el oro que también hace parte de ellas. A juzgar por los discursos de los políticos y artículos de algunos colegas, ellos piensan que el oro debería guardarse celosamente en las bóvedas del Banco Central constituyendo el “último recurso” para vadear una crisis. El oro, como se sabe, no se come ni se bebe. Antiguamente, las viejitas lo guardaban en vasijas que las enterraban en sus paredes constituyendo los famosos “tapados”. Hoy en día, el oro se utiliza para realizar transacciones comerciales y financieras corrientes.

Todos los bancos del mundo compran y venden oro sin enfrentar problemas. Para algunos líderes de la oposición, si el Banco Central compra oro, el gobierno, lo va a dilapidar. Ello significa que piensan erróneamente que el oro del Banco Central es del gobierno. Por supuesto que es preferible que el Banco Central compre el oro que actualmente se comercializa en oscuros circuitos. Sin embargo, es legítima la preocupación sobre la inducción que el Banco Central podría crear en la explotación del oro que se hace en condiciones que dañan el medio ambiente y la salud de los mineros.

Estas aclaraciones son necesarias pues, con o sin mala intención, alguna gente está intentando crear un contexto de temor en el mercado cambiario confundiendo a la opinión pública entre lo que son las cuentas (ingresos y gastos) del sector público con las cuentas del Banco Central y haciendo aparecer a este como el único oferente de dólares en el mercado cambiario. A lo cual añaden que el gobierno podría dilapidar las divisas que guarda el Banco Central.

 

Atrás