Perú: Ultra-derecha ultra-racista

Isaac Bigio

El fuji-congresista Juan Carlos Lizarzaburu calificó a la whipala como un “mantel de chifa”. Con ello ha insultado a peruanos, pueblos originarios y a los chinos. Un peyorativo racista contra los cientos de millones de orientales es que sus restaurantes son sucios, por lo cual no deben tener manteles blancos.

La whipala, que es una bandera cuadricular con 49 celdas que contienen los 7 colores del arco iris, se basa en artesanías, pinturas y tejidos precolombinos, particularmente de Tiawanaco, la civilización de la que emergió el Tahuantinsuyo. Su simbología, también, ha sido reproducida en cuadros de la escuela virreinal cuzqueña, asociándolos a motivos andinos.

Este estandarte ha sido adoptado como cooficial junto a la bandera nacional por el Estado Plurinacional de Bolivia, el Gobierno Regional de Puno y la Comuna de Alto Hospicio (Tarapacá, Chile, antiguo territorio peruano). También acompaña a la blanqui-celeste argentina en Salta, Catamarca, Tucumán, Jujuy y Chaco. Ha sido adoptada por el movimiento indígena ecuatoriano y ha devenido en un símbolo de numerosos pueblos amerindios.

Quienes quieren desmerecer a esta alegan que es una invención reciente, pero las Naciones Unidas, al igual que la mayoría de sus 193 miembros, tienen banderas creadas hace menos de un siglo. Cientos de pueblos originarios han entrado a la modernidad creando estandartes donde integran símbolos antiguos suyos.

Los aborígenes, el único pueblo que tiene una historia continua diferenciada de más de 50 mil años, recién en 1971 empezaron a utilizar una nueva bandera que les identificase, y que ahora suele aparecer junto al estandarte de Australia.

Alan contra la bicolor peruana

El APRA fue el primer partido en emplear, junto a la bandera peruana, una de 7 colores horizontales reivindicando al Incario. Si bien la historiadora María Rostoworoski no ha encontrado registros históricos de esta última (caso diferente al de la whipala), Alan García murió reivindicándola. En un discurso suyo mencionó que la tricolor azul-amarilla-roja de Ecuador, Colombia y Venezuela sí se inspiraba en el estandarte inca.

Según dicho expresidente: “nosotros tenemos los colores de Castilla la Vieja, porque el último regimiento al que sirvió Don José de San Martín era el de Talavera de la Reina, de blanco y rojo, por consiguiente nosotros todavía somos castellanos”. Una de tipo blanquirroja fue levantada por primera vez en el Perú por Francisco Pizarro y sus encomenderos, como símbolo de su amor por Castilla. “Tres siglos después, Don José no durmió y vio a flamencos blancos y rojos y todos esos cuentos, sino que venía de un regimiento de blanco y rojo, y nos puso esos colores”.

En todas las marchas golpistas contra Castillo, los apristas se olvidaron de su rechazo a la bandera de Castilla, y fueron a estas con sus polos bicolores y archivando el estandarte inca.

La cruz hispanista

Es más, en las manifestaciones derechistas se han visto muchas banderas con la cruz de Borgoña, que es como una X con púas de color rojo sobre un fondo blanco. Este es el estandarte de los hispanistas, quienes llaman a rechazar a la república y a la democracia, así como a reconstituir el virreinato. Pese a ello, y a que se les ha filmado a estos cantando que van a agarrar a izquierdistas para darles sus tripas a los perros, las cruces de Borgoña son bienvenidas dentro de las movilizaciones derechistas.

Lizarzaburu ya antes ha afirmado que las mayores mártires femeninas de nuestra independencia (Micaela Bastidas o María Parado de Bellido) nunca fueron peruanas. El racismo une a varias figuras de la derecha criolla. Norma Yarow duda de la capacidad de los provincianos de entender lo que es una Constituyente. Maricarmen Alva, cuando era presidenta del Congreso, habló de 2 tipos de peruanos (blancos e indios). Cuando llega a presidir la comisión de relaciones exteriores del Congreso, despreció a los 600 mil saharauis (la única nación hispanohablante militarmente ocupada) difamándoles como “nómades” que viven en “40 carpas”.

Nunca una sola marcha derechista ha llevado una bandera andina (ni siquiera la de los 7 colores que antes empleaba el APRA, partido tan activo dentro de estas). Empero, sí han dejado dentro de sus filas a quienes quieren que el Perú vuelva a ser parte del reino castellano. Los votantes del fujimorismo han querido monopolizar la camiseta futbolística nacional contrariando el espíritu de que esta debe servir para unir y representar a todos los peruanos.

Mientras se han filmado ataques físicos contra la whipala y el fujimorismo alimenta denigrar a esta, el Perú bien podría imitar a Puno en declarar que este estandarte milenario pueda ser izado junto al pabellón nacional.

Isaac Bigio

Isaac Bigio es un analista internacional formado en la London School of Economics & Political Sciences. En ésta, considerada la principal universidad internacional especializada en ciencias sociales, él ha obtenido grados y postgrados en Historia y Política Económica, y ha estado investigando y enseñando. Su especialidad son países en conflicto y transición entre distintos sistemas sociales. Ha llevado cursos y seminarios en el Instituto Europeo, la Escuela de estudios Asiáticos y Orientales, la escuela de Estudios Eslávicos y Europeo Orientales así como en otras dependencias de la Universidad de Londres. Es una de los analistas que habla castellano o portugués con mayor conocimiento de las guerras en Afganistán, el Medio Oriente o los Balcanes. Sus artículos han sido publicados en unos 200 medios en 5 continentes. Es columnista regular de El Comercio (Perú y Ecuador), La Patria (Bolivia), El Panamá América, Noticias (Reino Unido), La Opinión (EEUU) y otros diarios y decanos. Colabora con la BBC, CNI, Canal N, Radio Progreso y diversas emisoras de radio y TV. Sus escritos son difundidos por medios afiliados al ALAI, Adital, al Grupo de Diarios de América y otras redes de prensa. Diversos diarios electrónicos le han creado páginas web entre ellos Notionline, informativos.net, altopilar.com, analítica.com, Gran Valparaíso y El Ojo Crítico Digital.
En 1998 obtuvo 2 Premios significativos: el de la Excelencia de Dillons-Waterstone (la mayor librería británica), y el E.H. Carr del Departamento de Política Internacional de la Universidad de Gales, Aberyswyth (el primer departamento de dicha disciplina en el mundo).
Isaac Bigio se encuentra escribiendo un libro sobre la revolución boliviana de 1952.

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