El ciberacoso a las mujeres

La reina del carnaval cruceño y las periodistas catalanas

Drina Ergueta

Contextos y personas distintas con elementos en común, no resueltos, en sociedades donde la visibilidad pública femenina es un riesgo mayor.

¿Qué tienen en común las estrellas televisivas de la información catalanas con la ex Reina del Carnaval de Santa Cruz de la Sierra?: El acoso sufrido por ser personaje público y que tiene, además, características de un tipo de encarnizamiento específico que se da hacia las mujeres, destinado a que no ocupen ese lugar de relevancia pública o a presionar para que actúen como se les pide, como si no tuvieran voz propia.

En Barcelona esta semana se llevaba a cabo, en el Parlament de Catalunya, un acto en el que participaban representantes de las principales organizaciones periodísticas, donde resaltó una mesa con cuatro reconocidas mujeres periodistas de televisión (medio que las visibiliza más que otros) que hablaron del ciberacoso, en tono de denuncia, con emoción y con rabia. Mientras, en Bolivia la reina del carnaval cruceño, Eliana Gonzales, renunciaba a su trono asediada por quienes plantean que esta fiesta no se celebre este año por la detención del gobernador de esa región, Luis Fernando Camacho.

Por un lado, y para quien no lo conoce, el caso cruceño requiere explicación: Desde que se inició el juicio por el golpe de Estado de 2019 a Jeannine Áñez, Camacho fue citado a declarar ante la justicia en varias ocasiones y nunca asistió, por lo que finalmente fue detenido a fines de 2022. Esta detención provocó una ola de protestas de parte de la sociedad cruceña y actos vandálicos de sectores radicalizados de la extrema derecha que incendiaron y saquearon oficinas estatales, comercios y domicilios, entre otros, sin lograr la liberación del gobernador, detenido en la cárcel de alta seguridad de Chonchocoro.

Entre las medidas de protesta que todavía se llevan a cabo, un grupo radical exige que no se celebre el carnaval de Santa Cruz, que es la principal fiesta de este departamento por sus características e importantes implicancias sociales y económicas. También tiene una fuerza simbólica de identidad que comparte y es representada por sus reinas de belleza. La organización del carnaval (ACCC) decidió continuar con la tradición, aunque dándole un perfil reivindicativo, por lo que han recibido amenazas y Gonzales, como reina, una buena parte de ellas.

Un comunicado de la comparsa coronadora, llamada ‘Januchos’, explicó que su reina recibió “un despiadado ataque de personas que no han entendido de qué se trata la libertad”. Ella renunció arguyendo que el momento no estaba para fiestas. Lo cierto es que, en Santa Cruz, un reinado del carnaval forma parte de una ‘carrera’ hacia otras coronas, así como se convierte en un cargo de representación social muy importante para las mujeres que se encaminan en esta senda cargada de flashes. En ese contexto, Gonzales hizo una gran renuncia, quizás la más importante en su vida porque implica una proyección a futuro; aunque evidentemente forma parte de un machismo normalizado y de cosificación de los cuerpos femeninos.

Reconocidas periodistas catalanas durante el acto en el Parlament de Catalunya.

Por otro lado, las periodistas catalanas que participaron en la mesa redonda del Parlament, totalmente lejos de la sexualización evidente que marca a muchas de las presentadoras de la televisión boliviana, explicitaron los duros, constantes y organizados ataques recibidos por las redes sociales por hacer su trabajo, así como su sensación de soledad frente a éstos al no recibir apoyos suficientes del entorno laboral o institucional.

“Yo me he sentido muy sola, en privado había mucho pensamiento, pero en público mucho silencio”, señalaba Cristina Puig, presentadora en TV3, cuando explicaba con emociones contenidas que por entrevistar a alguien o plantear alguna pregunta, a través de las redes sociales, “te linchan, se inventan noticias sobre ti, te hacen sentir que no debes estar donde estás. Te hacen sentir indigna, que no mereces hacer ese trabajo”.

¿También se ha sentido indigna y sola la ahora ex reina del carnaval? Es probable que además haya sentido miedo. Basta ver algunos vídeos en los que representantes sin nombre de la autodenominada ‘Fuerza de Autodefensa Cruceña’ anuncian en tono de amenaza que “el martes (24) nos estamos dirigiendo, señores, a darles el ultimátum a la ACCC para que cese con las fiestas carnavaleras… las autodefensas están organizadas y van a defender (¿atacar?) a cualquiera que vaya a pasar sobre nosotros. No hay nada qué festejar, Santa Cruz está de luto”.

Captura de imagen del vídeo amenazador difundido por redes sociales.

Una conocida periodista cruceña, en un programa difundido también por redes sociales, buscó hablar sobre esta organización que amenaza a quienes participen en el carnaval y, en medio de la transmisión, su compañero presentador, también periodista muy conocido, le cuestionó en público y en directo el hecho de que ella dé cobertura a un grupo anónimo, ya que les estaría, dijo, haciendo crecer más de lo que merecen (pese a que hicieron renunciar a la reina). Es posible que él tuviera razón o no; sin embargo, ¿eso le da el derecho a dejar en entredicho el criterio profesional periodístico de su colega mujer en público? ¿Lo había hecho con el mismo tono si fuera un periodista hombre?

Sobre las dificultades añadidas de la aceptación pública, y también de compañeros de trabajo, por ser periodistas mujeres en algunos espacios considerados masculinos, también hablaron las periodistas catalanas: “Hay veces que te hundes. Yo iba temblando a algunas tertulias. Más preparada que nadie (colegas hombres), eso sí, por aquello de que no te pillen en nada. Pero es igual, hagas lo que hagas y digas lo que digas, porque todas las hostias (golpes) van para ti”, dijo Gemma Herrero, periodista deportiva.

La experimentada y reconocida periodista Mònica Terribas, directora y conductora en varios medios de comunicación catalanes, dijo que se dio cuenta de que era “una okupa para el patriarcado” cuando tuvo el cargo que antes tradicionalmente había sido de un hombre.

En el caso de Eliana Gonzales, el lugar de reina es sólo y únicamente femenino; pero, por lo visto, debe ser una reina obediente y, de no serlo, el ataque es feroz. Seguramente se habría mantenido en su puesto de haberse sentido más segura y acompañada. Es lo que reclaman las periodistas que indican que, frente a los insultos, ataques y amenazas que minan la estabilidad emocional y psicológica que hace que te derrumbes y te lleve a la renuncia, debe haber un respaldo institucional, tanto de la empresa para la que trabajan como de los niveles de la justicia que debería actuar.

Se deben crear, en Bolivia y en Catalunya, formas para vehicular las demandas de protección para los ataques a las periodistas y a todas las mujeres que los sufren por tener una representación pública.

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