Luis Fernando Camacho en el Penal de Chonchocoro.   Señor:

Respuesta al exgobernador de Santa Cruz

Javier Claure C.

Luis Fernando Camacho en el Penal de Chonchocoro.

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Señor:
Luis Fernando Camacho Vaca, exgobernador de Santa Cruz
Penal San Pedro de Chonchocoro
La Paz – Bolivia

 

De mi mayor consideración:
He leído la carta que usted ha escrito desde el Penal de Chonchocoro. Y no me sorprende las mentiras que menciona. Usted siempre ha sido un hombre de conducta oscura en donde el engaño, el odio y la violencia son parte de su personalidad. Para empezar, déjeme aclararle: la Fiscalía General del Estado Plurinacional de Bolivia, lo citó cuatro veces para que usted declare sobre el caso ”Golpe de Estado I”. Y usted creyéndose el Dios intocable de Santa Cruz, y bien atrincherado entre las logias cruceñas, hizo caso omiso. Se burló del Estado boliviano. Es más, con sorna dijo: “Si me quieren meter preso que vengan a mi pueblo, porque yo no voy a ir a entregarme al masismo”.  Durante dos años no fue a declarar a la Fiscalía. Finalmente, el 31 de octubre del año pasado se emitió la orden aprehensión en su contra. Usted lo sabía muy bien. Usted es abogado y tiene a su disposición otros abogados. Y no hicieron absolutamente nada. En consecuencia, su detención es correcta y de acuerdo a la ley. No sea cobarde al hablar de secuestro. En todas partes del mundo cuando una persona, como usted, comete desacato ante las funciones del Estado, es detenida por las fuerzas de seguridad. En este sentido, se ha cumplido lo que usted pedía. Y ahora está en la cárcel de máxima seguridad.

Usted utiliza exactamente los mismos métodos de la señora Jeanine Añez: su enfermedad, que ha caído en las garras de la dictadura masista, que fue secuestrado, que lo tratan mal, que es una injusticia, etc. Y de nada le sirvió a la señora Añez. El Gobierno de Luis Arce Catacora, conforme la ley, ha tomado medidas para cuidar su salud. El ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, informó: “El excívico Fernando Camacho tiene en la cárcel de Chonchocoro a su disposición un equipo de 18 profesionales entre médicos generales y especialistas, además de equipamiento médico e, incluso, una ambulancia. La habitación en la que pernocta tiene las condiciones necesarias y se habilitó un segundo catre para sus visitas. Puede disponer de 5 médicos generales en turnos de 24 horas, 2 licenciadas en enfermería, 5 especialistas del hospital de Clínicas, 1 reumatólogo, 1 inmunólogo, 1 médico internistas, 2 emergenciólogos y 1 terapista intensivo. También está dispuesto laboratorios del estatal Inlasa y una ambulancia categoría C. El ambiente en el que está recluido cuenta con el equipo médico necesario”. ¿Qué más quiere usted? 18 profesionales de medicina (!). Por favor, no hay por donde perderse. A pesar de su enfermedad, usted goza de una salud estable. En las cárceles de Bolivia hay muchos presos con problemas de salud, y ninguno de ellos disfruta de esas ventajas que tiene usted. Qué injusticia, ¿verdad?

Si usted, en el futuro, decide quitarse la vida; es problema suyo. Y no eche la culpa al Gobierno, porque su muerte tendrá nombre y apellido de usted.

¿Se acuerda de aquel día cuando habló, frente al monumento del Cristo Redentor, junto con Marco Pumari? Los dos con voz hitleriana, anunciaron a voz en cuello, la caída del Gobierno de Evo Morales. ¿Se acuerda del video que circula por las redes sociales? Cuando dice: “Fue mi padre quien cerró con los militares para que no salgan a reprimir; fue por esa razón que la persona que fue justamente a hablar con ellos, a coordinar todo, fue Fernando López, actual Ministro de Defensa. Es por eso que él está de ministro de Defensa, para cumplirles los compromisos”. En ningún país del mundo se ha visto que una familia privada, en este caso, la familia Camacho Vaca negocie con los militares mientras se prepara un golpe de Estado.
 ¿A qué obedece esa conducta? ¿Por qué el siniestro Fernando López habló con los militares? ¿Cuáles son los compromisos que usted menciona? ¿Quiénes están detrás del golpe de Estado? ¿Cuánto dinero recibieron de EEUU? Hay muchas sospechas al respecto y el pueblo boliviano tiene derecho a saber la verdad.

Esos dos actos fueron el principio del golpe de Estado contra el Presidente Evo Morales Ayma. Luego vinieron las reuniones en la mal llamada Universidad Católica. En esa casa de estudios se reunieron personas de tendencia ultra fascista y, sin ningún mandato, pusieron a la señora Añez como la presidenta del Estado Plurinacional de Bolivia. El golpe de Estado se hizo realidad. Y, en consecuencia, se llevaron a cabo todo lo que ya se conoce: persecuciones, allanamientos, atropellos a los Derechos Humanos, sicariato, nepotismo en grado superlativo, abusos sexuales a mujeres aymaras, quema de casas, quema de ciertas oficinas del Estado, 1500 presos ilegales, 37 muertos por balas del ejército, pateaduras a mujeres de pollera, vandalismo por los grupos criminales afines a la dictadura de Añez y a los comités cívicos de Santa Cruz, de Cochabamba y de La Paz. Como también desfalco a las arcas del Estado, robos de dinero por sobre precio en la compra de respiradores y de gases lacrimógenos, torturas como por ejemplo a Carlos Romero, a Patricia Hermosa, a Patricia Arce y a muchas otras personas que sufrieron atentados durante el régimen fascista de Añez. Entonces, ¿de qué democracia habla usted? ¿Cuál es el Dios que usted señala y que permite muertes, sangre y sufrimientos?

Los pensamientos fascistas, que usted tiene en la cabeza, los expresa con una Biblia en la mano y con un rosario alrededor del cuello. Y, por consiguiente, usted es el brazo articulador para la violencia que se genera en Santa Cruz. Una violencia que se ha dado en todos los ámbitos de la sociedad. Durante la huelga de 36 días en Santa Cruz, usted se negó a dialogar con el oficialismo. Según estimaciones, Bolivia perdió 1000 millones de dólares a causa de la huelga. Así actúa usted con crueldad, con racismo, con hechos vandálicos, con grupos criminales a su mando, con discursos fascistas pronunciados por sus secuaces, con odio, con resentimiento y creyéndose el “todopoderoso” de la ciudad de Santa Cruz. Como si usted fuera el representante de los 3,5 millones de habitantes de esa bella ciudad, en donde la mayoría es gente linda, hospitalaria y de buenos sentimientos. Toda la violencia de Santa Cruz tiene un fin: lograr la impunidad para los delincuentes. Pero jamás lograrán su funesto cometido.

También cabe señalar que el informe de la Comisión Legislativa que se realizó en 2017, revela que sus empresas están involucradas en el caso Papeles de Panamá. Usted como dueño y señor de tales empresas evadió impuestos al Estado boliviano. Es decir, no pagó la suma de 1.134 millones de dólares por concepto de impuestos. Según la normativa del Código Penal de cualquier país del mundo, las personas como usted con antecedentes delincuenciales, no pueden postular para ser elegidas como autoridades. Sin embargo, gracias a pequeños grupos con una ideología fascista, usted ha sido elegido como Gobernador de Santa Cruz. Y con sus actos criminales ha traicionado a Dios y al pueblo de Santa Cruz. 

El pueblo boliviano no busca venganza ni revanchismo. Lo que busca, con poderosas lámparas de carburo, con sombreros, ponchos y whipalas; es Justicia y nada más.
¿Usted cree que los Ponchos Rojos que hacen vigilancia fuera de Chonchocoro están locos? ¿Cree usted que los pueblos originarios que reclaman justicia, son desquiciados mentales? ¿Cree usted que los familiares de los asesinados, durante la dictadura de Añez, son esquizofrénicos? Nada de eso, señor Camacho.

En conclusión, usted es uno de los actores intelectuales de toda la violencia y la ruptura constitucional en Bolivia, a partir del golpe de Estado de la señora Añez y su Gobierno. Y, por tal razón, tiene las manos manchadas con sangre de las masacres de Senkata, de Sacaba, del Pedregal y de otras partes donde murieron gente inocente por balas del ejército. Todo el daño que usted ha provocado a Bolivia,  está tipificado como “terrorismo de Estado” o “traición a la Patria”. Si usted estuviera en Estados Unidos, después de un juicio de responsabilidades, iría a la silla eléctrica. En  Bolivia no existe la pena de muerte como castigo. Así que puede estar tranquilo.

Los crímenes de lesa humanidad, como los que ocurrieron durante la dictadura de Añez, en la cual usted formó parte; no se solucionan con “sentimentalismos”, con “lloriqueos” ni violando la verdad.  Se soluciona con todo el peso de la ley. Para refrescar su memoria mencionaré algunos casos:

El ex líder yugoslavo, Slobodan Milosevic, fue juzgado en La Haya por crímenes de lesa humanidad. Trató de frenar el procedimiento jurídico alegando problemas de salud. No le fue bien, y murió a los 64 años en la prisión del Tribunal Penal Internacional. El exlíder militar bosnio croata, Slobodan Praljak, también acusado por crímenes de lesa humanidad, al escuchar la sentencia de 20 años de cárcel por un juez de La Haya, se suicidó durante una audiencia en el Tribunal Penal Internacional. Según médicos forenses holandeses había ingerido cianuro para después morir en un hospital. El expresidente del Perú, Alan García, se suicidó con un disparo en la cabeza antes de ser detenido. Nunca quiso enfrentar a la justicia peruana porque sabía lo que le esperaba.

La justicia llega, aunque tarde; pero llega. Ahora, usted se enfrenta a la justicia boliviana.  El pueblo de Bolivia tiene que saber lo que aconteció antes del golpe de Estado cuando usted era uno de los cabecillas. También se debe esclarecer todo lo ocurrido durante el totalitarismo del Gobierno de Añez. Cada día que pasa se van sumando denuncias en su contra. La situación es extremadamente crítica para usted. Hay suficientes elementos, tanto en las redes sociales como en el expediente que tiene el Estado boliviano referente a su persona, para juzgarlo.

Por sus acciones terroristas contra el Estado Plurinacional de Bolivia, creo que la condena de cárcel para usted, oscila entre 15 a 20 años. Y me alegra, como dice en su carta, que ahora esté más fuerte que nunca. Así logrará una existencia más llevadera, mirando el sol del altiplano boliviano, desde las rejas del Penal de Chonchocoro.

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