La economía boliviana: perspectivas para el 2023

Efraín Huanca Quisbert

Sin duda que el año 2023 será complicado, tanto para la economía boliviana como para el resto del mundo. El Fondo Monetario Internacional (FMI) predijo en julio pasado cifras aún más negativas que en enero de 2022 sobre lo que podría sucederle al conjunto de la economía mundial para ese año. Inmediatamente se escucharon sus ecos al interior de la sociedad boliviana y en los diferentes organismos internacionales como ser el Banco Mundial y la CEPAL.

Para la economía boliviana las proyecciones para el 2023 son al alza, pero menos que el 2022, que refleja en alguna medida lo que se viene a futuro. Las proyecciones a un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 4,6% están basadas en un crecimiento de la demanda interna, que es resultado de la redistribución del excedente económico que, en el corto plazo, se constituye en un incentivo poderoso para el incremento de la producción.

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Al mismo tiempo, en el largo plazo la inversión pública se constituye en un segundo motor que tiene previsto $us 4.006 millones, de los cuales un 42% será destinado al sector productivo, demostrando el carácter productivo del Modelo Económico Social Comunitario Productivo (MESCP).

Este crecimiento del PIB tiene su asidero en la estabilidad de precios, en una inflación controlada que bordeará el 3,57% que, por un lado, es el resultado de políticas monetarias (como la bolivianización, la provisión del dinero a la producción a través del sistema financiero, etc.) y, por otro lado, están las subvenciones a los hidrocarburos, a los alimentos, y otros.

Sin embargo, el contrabando es todavía un óbice, una vez que disminuya su flujo, es probable que favorezca enormemente el modelo de la industrialización por sustitución de importaciones.

Las recomendaciones escritas en las recetas del FMI y que son amplificadas por diferentes economistas y empresarios en Bolivia no son de aplicación universal, así como no hay una ciencia en general tampoco existe una sola forma de administrar la economía de un país. Por ejemplo, la eliminación de subvenciones –recomendación del FMI- tanto a los hogares como a los transportistas y productores de Santa Cruz, no considera que la sociedad boliviana es diferente a las del norte y que más bien buscan, con sus recomendaciones, generar las condiciones para una crisis económica y contar con argumentos suficientes para aplicar su modelo neoliberal que tanto daño causó a la sociedad boliviana y a los países vecinos.

Un aspecto que merece enfatizarse es la deuda externa; en el caso boliviano el ratio de la deuda externa respecto al PIB, hasta octubre, se encuentra en el orden del 29,9%, cifra muy inferior a la registrada en el periodo neoliberal, por lo tanto, se tiene un amplio margen para contraer deuda externa, si el caso se diera.

El mercado de trabajo, como subsidiario de lo que ocurre en el sector real de la producción, todavía no recupera como se esperaría debido a que la producción se vio golpeada por el confinamiento ocasionado por el Covid-19, por los efectos indirectos de la guerra de Ucrania y, ahora, por los intereses de la oligarquía cruceña de propiciar un paro de 36 días, que ocasionó que no termine de recuperar el mercado de trabajo y que más bien amplificó sus efectos negativos.

Las proyecciones de los diferentes organismos internacionales como ser el FMI, la CEPAL y el BM, con frecuencia son a la baja a principios de año y a medida que se desenvuelve la economía mundial en su conjunto realizan nuevas proyecciones al alza, sobre todo en lo que se refiere a la economía boliviana. Por esta razón estas proyecciones deben tomarse como tales: proyecciones.

Finalmente, ante las crisis permanentes del capitalismo y las recomendaciones desubicadas e interesadas del FMI, el MESCP con industrialización con sustitución de importaciones mantiene su fortaleza y dinámica de la producción y tiene sus pilares en la redistribución del excedente económico, el incremento de las exportaciones y la inversión pública, que le dan impulso suficiente para beneficio de toda la población boliviana.

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