Imprecisiones evidentes

Efraín Huanca Quisbert

Diferentes analistas económicos al emitir criterios sobre temas de coyuntura, incurren en imprecisiones que en algunos casos son muy evidentes. Uno de estos casos es del Sr. Gabriel Espinoza que en su reciente artículo de opinión considera que para dar una cifra del daño económico ocasionado por el paro injustificado de Santa Cruz existe un manejo irresponsable de cifras principalmente por parte del Gobierno.

En esta línea, es importante señalar que las estimaciones realizadas por el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas son el resultado de una combinación de metodologías que insumen información de cuentas nacionales, encuestas de hogares y reportes de instituciones privadas sobre las pérdidas del paro. Bajo esa estructura, esa cartera de Estado proporciona “estimaciones”, que son una aproximación de las potenciales pérdidas que enfrentaría la economía boliviana por la paralización  que generó el paro de Santa Cruz sobre determinadas actividades económicas. Evidentemente, ninguna metodología permite calcular con precisión las pérdidas directas e indirectas resultantes del paro; no obstante, las estimaciones son una práctica convencional para un análisis con un grado de confianza aceptable sobre situaciones que afectan a la economía.

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Por otra parte, para analizar los efectos del paro de Santa Cruz es indispensable definir con precisión los conceptos que se quieren medir. Por esa razón, en el presente artículo analizaré los conceptos utilizados por Espinoza. Primero, señala: “quiero contarles que PIB no es ingreso”; sin embargo, no define qué es el PIB ni qué es el ingreso.

La definición generalizada del PIB es que captura la producción de bienes y servicios finales en un periodo determinado, con la participación de factores de producción y valorado en unidades monetarias. Por su parte, el ingreso –tomado como se entiende– es una cantidad de dinero ingresado resultante de alguna actividad económica. Si nos basamos en estas definiciones, la relación entre estas variables no resulta tan obvia, como pretende hacernos creer Espinoza. Sin embargo, en cuentas nacionales el PIB también es medido por el lado del ingreso y es la agregación de los “ingresos” por ganancias, salarios e impuestos, que en conjunto se denominan valor agregado. Es así como, si se considera esta definición, el PIB sí tendría una relación directa con el análisis de ingresos para el conjunto de la economía.

Por lo tanto, Espinoza no aborda de manera completa la relación entre el PIB y los ingresos, por lo que sus conclusiones se verían debilitadas y, más aún, es lamentable que su apreciación generé más confusión que claridad en la población con relación a las herramientas y conceptos útiles para evaluar fenómenos económicos, como el suscitado por el paro de Santa Cruz.

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