El autor puso las piedras angulares de una teoría que pocas veces ha sido comprobada con trabajo de terreno y la investigación científica

La religión zavaletiana

Lorgio Orellana Aillón

Una buena parte de lo que pasa por producción académica en ciencias sociales en nuestro medio, son ensayos donde se plantean hipótesis, muy bien argumentadas ciertamente, pero que jamás o muy pocas veces recibieron el beneficio de ser comprobadas o refutadas por el trabajo de terreno y la investigación.

Todo el mundo cita, por ejemplo, las hipótesis del gran ensayista René Zavaleta Mercado – cuyo valioso aporte hay que diferenciar de quienes han hecho de sus planteamientos un nuevo credo- pero, casi nadie cita los estudios en los que aquellas hipótesis fueron verificadas.

Desde que soy estudiante, las nociones de sociedad abigarrada, crisis como método, la paradoja señorial, han alimentado innumerables otros ensayos, pero muy pocos trabajos de campo que partan de postulados zavaletianos contrastables con el terreno.

Las grandes aseveraciones de los íconos del pensamiento social boliviano devienen en una especie de credo sin verificación. Nos remitimos a ellos por el aura de autoridad que nuestros mismos profesores universitarios y los escritores que los citan ad infinitum han contribuido a crear. Aquí se verifica ese planteamiento durkheimiano de que la legitimación de la autoridad es un fenómeno de creencia en sentido estricto, o sea de fe en último término.

De ello, resulta que una buena parte de la producción en ciencias sociales son argumentos hipotéticos que se remiten a otros argumentos hipotéticos que a su vez se remitieron a otros argumentos hipotéticos y así…

No se puede responsabilizar a Zavaleta de esta mala escuela. Ciertamente, el autor puso las piedras angulares de una teoría que quedó principalmente en eso, un corpus teórico que pocas veces ha sido operacionalizado mediante el trabajo de terreno y la investigación científica.

Decimos que Bolivia es una sociedad abigarrada no porque varias investigaciones lo hayan verificado, sino porque dicho planteamiento se viene repitiendo hace décadas, de un modo similar a como un credo se transmite, de boca a boca o de texto a texto en este caso.

Un nuevo tipo de religión, no ciencia social, en sentido estricto.

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