Textura Violeta

OTAN: juegos de guerra, juegos de chicos

Drina Ergueta

La violencia forma parte del imaginario de los varones desde pequeños, entre sus juegos de niños y adolescentes las guerras siempre estuvieron presentes, con soldaditos de plomo o de plástico en el pasado cercano y hoy con los videojuegos de enorme representación realista. Así ha crecido la generación que hoy decide el destino del mundo. Hombres y guerra. Esta relación no es vacía, ni banal y causal. Mucho menos buena.

Entre el 29 y 30 de junio se han reunido en Madrid los 30 países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para “garantizar la defensa colectiva de sus países miembros y mantener a salvo a nuestros mil millones de personas”, según la postura oficial. Jefaturas de Estado y de Gobierno de estos países se reunieron y posaron para la foto de familia, que dice mucho: 27 varones y 4 mujeres (una de ellas es de un país que podría incorporarse próximamente).

El contenido de estas páginas no refleja necesariamente la opinión de Bolpress

Un 10% de mujeres en una mayoría masculina, esa es la foto de quienes dominan gran parte del mundo y marcan su futuro. Un 100% de rostros entre blancos y blanquísimos, que es otro dato muy importante. Los miembros de la OTAN son países europeos – de esa Europa que colonizó el globo y le subyugó – y dos de sus ex colonias: Canadá y Estados Unidos. Hoy han cambiado algo las cosas: tras la reunión, en los medios europeos ya se habla de la pérdida de la soberanía europea frente al peso estadounidense.

Con la guerra en Ucrania como punto central, la reunión concluyó que “identifica a Rusia como la amenaza más importante y directa para la seguridad aliada, aborda a China por primera vez (como ‘desafío sistémico’ por su relación con Rusia y su crecimiento y expansión que amenaza al poder occidental) e incluye otros desafíos como el terrorismo, cibernético e híbrido”, según la información oficial. A pedido de España, también se determinó que la inmigración irregular se considere amenaza y se refuerce el “flanco sur”, ese sur negro.

Así se va definiendo un bloque de poder frente a otro, también muy masculino, que tiene como fuerzas emergentes a Rusia y a China, de riesgo por su influencia política y económica en el globo. Con Ucrania como escenario caliente, por ahora vivimos como planeta una nueva guerra fría. Desde el Sur moreno y negro sólo se observa y se padecen las decisiones de ese grupo de hombres que hoy juegan con bombas nucleares.

¿Por qué mencionar que son hombres? Son hombres los jefes de hogar, el capataz es hombre, el jefe de la pequeña empresa lo es, también es hombre el de la gran empresa, los grandes consorcios están dominados por hombres, el poder financiero tiene rostro y nombres masculinos, las personas más ricas del planeta son hombres, la inmensa mayoría de gobiernos están dirigidos por hombres. Las guerras son de ellos.

¿Las mujeres podrían hacer algo distinto por ser mujeres? Por las cuatro Primeras ministras o Presidentas asistentes parece que no: Dinamarca aumentará su presupuesto de defensa como lo marca la OTAN; Estonia, con Rusia como vecino, tendrá un refuerzo militar; en Eslovaquia, la OTAN creará un grupo de combate. Finalmente, Islandia, busca su ingreso a la organización.

Las líderes de estos países se han dicho feministas, aunque no por ello dejan de tener un feminismo occidental liberal y apoyar las políticas mayoritarias del grupo de países al que pertenecen. Además, son minoría y, quién sabe, si fueran mayoría se tomaría más en cuenta la vida y su cuidado antes que el poder y el dominio.

Es vital el lugar desde donde se mira. A las mujeres se nos ha criado en la idea del cuidado, en las formas de negociar antes que golpear ¿Y si se aprovechara y tomara eso como principio? Si quienes decidieran el destino del mundo fueran feministas ecologistas, decoloniales, campesinas, negras o indígenas, seguramente pondrían por encima de todo la vida de las personas y de la tierra. Pero fundamentalmente cuestionarían el sistema, este sistema que ya va de crisis en crisis y que nos arrima al abismo, como sociedad, como especie y como planeta.

Atrás