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Hablar por hablar y escribir por escribir

Miguel Clares

La presente semana, salió un artículo de la señora Angélica Siles Parrado en el cual realiza una crítica a la gestión económica del actual gobierno señalando algunas cifras macroeconómicas, asimismo, hace alusión a las elecciones de 2020. No obstante, nos encontramos con un artículo que carece de estructura y consistencia, lo cual genera dudas sobre el profesionalismo de la autora.

En ese sentido, la autora señala un artículo de la Constitución Política del Estado (CPE) sobre deuda pública; asevera que los niveles de deuda crecieron a niveles insostenibles; especula sobre una crisis inflacionaria dentro del país y cuestiona los resultados de las elecciones de 2020. En mi labor como profesional en el área económica, me encuentro en la necesidad de aclarar todos estos tópicos malinterpretados por la Sra. Siles.

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Partamos por lo que señala la CPE en su artículo 324, mencionando que, en la política fiscal, no se prescribirán deudas por daños económicos causados al Estado, en ese marco, le recuerdo a la autora que este artículo se ejemplifica claramente en la operación de financiamiento que realizó el anterior gobierno de la Sra. Jeanine Añez, donde se contrajo un crédito condicionado (Instrumento de Financiamiento Rápido) el cual generó un daño económico al Estado.

Dicha operación vulneró la CPE en sus artículos 158, 320 y 322, y además se encontraría relacionada con el artículo 324, situación que no se había presentado anteriormente, por lo que se sugiere una correcta lectura de la CPE y las diferentes fuentes de financiamiento.

Por otra parte, se indica que la deuda pública se triplicó en los últimos años, un discurso que se va repitiendo año tras año por los diferentes analistas de derecha. Si bien la deuda pública externa se incrementó (nominalmente hablando), es importante realizar un análisis comparativo con el nivel de ingresos del país, es decir, “deuda versus PIB”.

Lamentablemente se tiene un estigma sesgado sobre la deuda. ¡Claro! Si uno “extiende la mano” contrayendo deuda para pagar sueldos y salarios sí es una deuda mal ejecutada. Pero si uno se endeuda para invertir, es una deuda bien administrada. Además, los diferentes organismos internacionales no otorgan recursos por otorgar –al igual que los bancos privados– observan la capacidad de pago con la que uno cuenta, es decir, nuestro nivel de ingresos.

Bolivia incrementó 4,3 veces su nivel de ingresos (PIB) respecto a 2005, versus un incremento de 2,5 veces de deuda externa; ¿Qué quiere decir esto? Significa que el país tiene capacidad de pago para endeudarse y puede cumplir sin problemas con sus obligaciones de deuda ante los diferentes organismos internacionales. De igual manera, las cifras muestran que la deuda representa tan solo el 31% del PIB para 2021, contra un 99% del PIB que se tenía durante 1987, donde el país se encontraba embargado.

Asimismo, como se iba mencionando anteriormente, la deuda contraída en los últimos años fue destinada a la inversión pública, específicamente a sectores productivos estratégicos que generaron un efecto multiplicador en las diferentes actividades económicas y de esta manera en el PIB. No por nada Bolivia se encontró en el podio número 1 de crecimiento económico en la región por muchos años.

Continuando con la aclaración económica ante garrafales aseveraciones por la autora, se especula sobre “altas tasas de inflación” que podrían afectar a las familias bolivianas, no obstante, a marzo de la presente gestión se tiene una inflación acumulada de 0,39% y en el marco del Programa Fiscal-Financiero (PFF) 2022 se espera una inflación de alrededor del 3% –estimación que contempla los conflictos bélicos entre Rusia y Ucrania– Por lo que se sugiere a la autora revisar cifras oficiales antes de expresar opiniones especulativamente peligrosas.

Finalmente, no me quiero despedir sin antes mencionar el trasfondo que probablemente la Sra. Siles quiso expresar en su artículo al escribir por escribir y es la rabia, la impotencia con la que cuenta junto a sus demás colegas al no tener propuestas económicas tangibles, consistentes que puedan hacer frente al verdadero paquete económico del actual gobierno, el cual sí se encuentra dando resultados positivos para la economía boliviana y que sin duda lo llevó a la victoria de las elecciones de 2020 con un Órgano Electoral en su contra.

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