Hoy en día hay que analizar a hasta a los “analistas”

Cinthya Alejandra Guidi Sánchez

Hoy en día en nuestro país, como ciudadanos que consumimos opiniones de unos y otros a través de medios de prensa y redes sociales, encontramos a un porcentaje reducido de la población que se han posicionado y titulado como “analistas” ya sea en el ámbito político, económico, de derecho u otras ramas.

Y en estos días no ha sido la excepción, han pululado los disque analistas económicos, debido a que se puso en el centro de la palestra entre oficialismo y oposición el tema Presupuesto General del Estado (PGE) 2022, el cual fue puesto como uno de los temas en discusión a iniciativa de la oposición que ha ido cuestionando todas las leyes y proyectos de ley del actual gobierno a la cabeza de Luis Arce (o al menos todos los temas que sí pudieron hacer “polémicos”).

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En la pelea surgen nombres repetidos y unos tantos nuevos de opinadores presentados como “analistas” que atacan o defienden el PGE 2022, muchos poniendo por delante y con negrillas los títulos obtenidos en economía para ganarse el “derecho de jueces del presupuesto”; algunos con datos y porcentajes calculados vaya a saber con qué parámetro, fórmulas o qué base de datos. Lo cierto es que varios de esos datos han sido rebatidos y cuestionados.

¿Y al final quién dice la verdad? Acusaciones y respuestas de un lado y otro nos ponen a los ciudadanos en un centro de incredulidad y confusión.

Lo único de lo que podemos estar seguros como ciudadanos, es de lo que se siente en las calles de nuestras ciudades en la presente gestión y en base a esto, más o menos predecir o suponer lo que nos traerá la economía micro y macro en 2022; porque al final no sabemos ni vamos a saber de memoria cuántos millones de dólares son de inversión pública o qué porcentaje se ejecuta o no, o qué fuentes financian esas inversiones; al final los números son sólo números cuando lo que al ciudadano le interesa es cómo le están afectando o beneficiando las políticas públicas que determina el gobierno de turno, que se plasman en el presupuesto; y lo cierto es que en la gestión 2021 como ciudadanos hemos sentido una reactivación económica palpable, cuando vemos que la mayoría de las actividades económicas suspendidas en 2020 han vuelto a su normalidad, por ejemplo viajes, actividades nocturnas, actividades culturales y turísticas, transporte en pleno, ferias, etc.

Algunos analistas le podrán poner al PGE adjetivos o nombres sensacionalistas como elefante, terrorífico, fabulantástico o lo que sea; le podrán poner en su retórica todos los condimentos como sarcasmo, ironía, guasa, sátira, rebuscamiento, artificios y no pueden faltar las mentiras o medias verdades para llegar a hacer un artículo lo suficientemente largo y aparentemente “intelectual” o que “venda el charque” y logre el objetivo que es convencer a las personas de que son “los que saben”.

Pero insisto, como ciudadanos, no nos interesa aprendernos de memoria los datos históricos o cálculos convenientes que cualquier “analista” nos quiera dar. Como ciudadanos nos interesa sentir efectos positivos de las políticas públicas o el presupuesto en nuestro diario vivir, y si nos vamos por ese lado, los que hablan de elefantes y terrores quedan en nada, porque como ciudadanos, seamos obreros, artesanos, empleados, profesionales, comerciantes, transportistas, empresarios o lo que sea, vimos un 2021 donde, gracias a la vacunación masiva y otras políticas públicas con efectos en el sector privado, se reactivaron muchas actividades económicas y por ende también ha mejorado el circulante de dinero en la economía; hay cosas que saltan a la vista como por ejemplo el inicio y reinicio de obras de construcción paralizadas (públicas y privadas), el incremento en la recaudación tributaria en 2021 que permitió al gobierno transferir mayores recursos a los municipios, son otros indicares irrefutables de que luego de la caída económica de 2020, en la presente gestión las cosas empiezan a recuperarse y a mejorar y que para el año 2022 podemos esperar que se siga mejorando y al final de cuentas eso es lo que esperamos.

Finalmente por eso digo que hoy en día como ciudadanos debemos analizar a los analistas para darnos cuenta si nos quieren informar o nos quieren dirigir como ovejas y cegarnos a leer por nosotros mismos la realidad, precisamente en ese análisis de un analista que titula su publicación “El elefante presentado como una tierna gacela” puedo concluir luego de leer en su artículo más palabrería que datos, que el 73,77% del mismo (es decir 810 de 1098 palabras) son pura retórica con los condimentos antes señalados.

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