Apuntes sobre la decadencia política


Raúl Prada Alcoreza





Apuntes sobre la decadencia política

Raúl Prada Alcoreza

Apuntes sobre la decadencia política


Raúl Prada Alcoreza





 

 

El contenido de estas páginas no refleja necesariamente la opinión de Bolpress

 

 

Crisis en los espesores de la coyuntura

 

 

El término crisis viene del latín, crisis, a su vez, deviene del giego κρίσις, que significa coyuntura de cambios, empero, en el uso pragmático usualmente se hace hincapié en el sentido de cambios desequilibrantes. Se trata de ruptura del equilibrio, incluso de descompensación y de desorden, apareciendo la crisis como amenaza. 

 

 

 

La utopía civilizatoria

 

 

Las comunidades se convirtieron en sociedades cuando extendieron sus asociaciones en las expansiones y continuidades territoriales, convirtiendo las filiaciones consanguíneas en alianzas territoriales. En la medida que los nudos sociales, concentrados, en las ciudades emergentes, se convirtieron en paradigmas de las formaciones sociales, se derivó en lo que se puede nombrar la evolución de las ciudades en lo que se conoce como civilización. La conformación de las civilizaciones responde a la configuración de las formaciones sociales en base al referente gravitatorio de las ciudades. Por eso, es indispensable, preguntarse, en el contexto de la crisis ecológica y la crisis de la civilización moderna, sobre las otras posibilidades alternativas, inhibidas por el decurso hegemónico y dominante de la arquitectura preponderante de las ciudades. Puede ser que haya habido y haya otras salidas, más allá de la civilización, empero esto solo se puede tomar en cuenta en la medida que estas otras salidas se vislumbren ante la mirada acuciante de la macrohistoria crítica. Para responder a esta cuestionante es indispensable es menester hurgar sobre las posibilidades nómadas, también ante las posibilidades campesinas, de la vía campesina.

 

 

 

 

 

 

 

De los pasos perdidos al siglo de las luces

 

 

Las dos novelas de Alejo Carpentier, Los pasos perdidos y El siglo de las luces, tienen nueve años de diferencia. También las narrativas se mueven en dos coyunturas distintas, aunque se podría decir que el contexto es casi el mismo, con la diferencia de temporalidad. Mientras Los pasos perdidos se mueve en una coyuntura contemporánea a mediados del siglo XX, en tanto que El siglo de las luces se mueve en la segunda mitad del siglo XIX; sin embargo, la anterior novela fue publicada en 1953 y la segunda novela fue publicada en 1962. ¿Por qué el escritor se remonta al llamado siglo de las luces, después de haberse adentrado en los laberintos de una modernidad que podríamos llamar relativa a la historia reciente? No nos olvidemos que la revolución cubana se convierte en victoriosa en 1959 y que Carpentier va a ser representante diplomático de la triunfante revolución en París. ¿Se trata de una reflexión sobre la matriz cultural e ideológica de las revoluciones modernas, el iluminismo? En todo caso, se trata de hurgar en sus contrastes, en sus contrastaciones, en sus contradicciones profundas y manifiestas.

 

 

 

 

La decadencia estatal

 

 

No es un Estado sino una estructura mafiosa, una composición de dispositivos paralelos de poder que tomaron las estructuras institucionales del Estado. Entonces se tiene un gobierno que ejerce la dominación de las mafias, distribuidas en esta ocupación institucional y también territorial del Estado y del país. La escasa democracia aparente que quedaba se ha evaporado, lo que se tiene es el despliegue descarnado de la violencia en variadas formas y tonalidades, sobre todo el despliegue descarado de la judicialización y la violencia burocrática de magistrados, fiscales y jueces mafiosos. En este desenvolvimiento del terrorismo de Estado mafioso, las “elecciones” han terminado siendo instrumento de “legitimación” imposible de la dominación mafiosa de la burguesía rentista que gobierna.

 

 

El caudillo déspota

 

 

El Caudillo déspota, prestidigitador de promesas que no se cumplen, elocuente demagogo de poses que no comprende, máscara que encubre su compulsión por el poder que no tiene y confunde con la proliferante adulación grosera de llunk’us sin imaginación.

 

 

 

Delirio político

 

 

El delirio es un síntoma manifiesto de la decadencia de la casta política. Absorbidos en el desenfreno de la alocución desgarbada, empero estridente, se ahogan en la tormenta de emisiones bulliciosas, sin contenido y sin sentido. Pero creen que dicen algo, que hacen algo, cuando solo chapotean en el mismo pantano de la sin-razón. La política ha muerto y la casta política se mantiene artificialmente, alimentada por la maquinaria institucional estatal desvencijada.

 

 

 

 

Usufructo político de los héroes

 

 

Usan la imagen de los héroes, de los que dieron su cuerpo en plena entrega y acto heroico. Creen investirse del halo que deja su hazaña y su martirio, pero no hacen otra cosa que evidenciar su impostura, al usufructuar y desplegar comportamientos pragmáticos y oportunistas.

 

 

 

 

Sobre la desaparición de Marcelo Quiroga Santa Cruz

 

 

No hubo esclasificación de los archivos militares. A Marcelo lo llevaron herido al Estado Mayor y ahí lo torturaron hasta matarlo, el gobierno de Evo Morales fue cómplice de encubrir a los asesinos y de pactar con el ejército. El gobierno títere de Luis Arce Catacora continúa la complicidad y el encubrimiento, además de seguir con el teatro grosero de que se desgarran las vestiduras.

 

 

 

 

Perdidos en sus laberintos

 

 

Perdidos en sus laberintos discursivos y apócrifos, aturdidos por la evidencia de los hechos y la realidad efectiva, manoteando, ahogados en el fango, insisten, delirantes en el cuento sin imaginación del “golpe de estado”. Es la muestra patética de la colosal decadencia.

 

 

 

 

Funcionarios del gobierno

 

 

Malos actores de una tramoya, que no tiene ni pies ni cabeza. Sin embargo, siguen adelante sin inmutarse de la evidente ridiculez en la que caen. No les importa, pues actúan para el entorno palaciego y la mermada masa elocuente de llunk’us. Fantoches despintados del teatro político.

 

 

El cretinismo funcionario llega lejos. Primero, a nombre de la defensoría del pueblo se avala el despotismo neopopulista; después, premiado como viceministro de gobierno, ejerce como verdugo. Los perfiles de la casta política se desdibujan, adquiriendo la diseminación del vacío.

 

 

 

Exvocal del Tribunal Electoral

 

 

Pobre diablo. Sin argumentos, sin dignidad, a partir de un momento, servil y sumiso a la forma de gobierno clientelar y corrupta neopopulista. Después de cerrar los ojos ante el escandaloso fraude que se perpetraba, después de decir que no sabía de los servidores clandestinos, ahora repite la patraña insostenible de que no hubo fraude. Este personaje es un ejemplo del derrumbe ético y moral de un profesional que perdió el decoro y la compostura.

 

 

 

 

 

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Raúl Prada Alcoreza

Escritor, artesano de poiesis, crítico y activista ácrata. Entre sus últimos libros de ensayo y análisis crítico se encuentran Anacronismos discursivos y estructuras de poder, Estado policial, El lado oscuro del poder, Devenir fenología y devenir complejidad. Entre sus poemarios – con el seudónimo de Sebastiano Monada - se hallan Alboradas crepusculares, Intuición poética, Eterno nacimiento de la rebelión, Subversión afectiva. Ensayos, análisis críticos y poemarios publicados en Amazon.

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