Lo que está en juego el domingo 18 de octubre

El pueblo contra las oligarquías

Este domingo 18 de octubre las y los bolivianos definirán en las urnas entre la continuidad del golpe de Estado racista, fascista y corrupto que ahora pretende reciclarse en los rostros de Carlos Mesa y Luis F. Camacho, frente al proyecto nacional/popular encarnado en Luis Arce y David Choquehuanca que busca recuperar la democracia, el crecimiento económico, la libertad, la inclusión y la paz social.

Luego de 37 años de democracia ininterrumpida, el país sufrió el asalto de noviembre de 2019 promovido por las oligarquías cruceña, occidental, sus medios de difusión, la jerarquía católica así como sectores policiales y militares impulsados por EEUU. Los golpistas masacraron al pueblo en Senkata y Sacaba y tomaron al Estado como botín de guerra.

Sin embargo, su sed de riqueza ajena, su soberbia, su incapacidad para atender la pandemia del Covid 19 sumada a la clausura del año escolar y el desprecio por las culturas, llevaron al país a una ruina sin precedentes que motivó a las fuerzas populares a movilizarse para frenar el asalto a las arcas del Estado y exigir elecciones generales.

Contra la pared, los golpistas aceptaron ir a las urnas con un disfraz democrático que no puede ocultar sus raíces asentadas en las oligarquías que succionaron las riquezas de Bolivia durante los ciclos largos de la plata, del estaño, de los hidrocarburos, de la agropecuaria y ahora se alistan para robar el excedente que producirá el litio.

 

*Oligarquía de occidente*

Una de estas oligarquías, que hoy tiene como bandera a Carlos D. Mesa, tiene sus orígenes en los invasores españoles que robaron la plata del cerro rico de Potosí e impusieron instituciones extractivas (“Estado extractivo”, según el economista Daron Acemoglu).

Esos grupos criollos se manifestaron en la corriente olañetista, engendrada por Casimiro Olañeta, que representa a quienes sirvieron a los extranjeros y fundaron la República “usufructuando el sacrificio de miles de indígenas y mestizos que lucharon por la independencia”, según el periodista Andrés Soliz.

Este olañetismo que se recicló en la firma del Tratado de 1904, en los barones del estaño, en el “súper Estado Minero”, y ahora en los neoliberales como Carlos D. Mesa, se siente dueño del país, pero al mismo tiempo lo desprecia (Sergio Almaraz).

Sueña con terminar sus días en Europa junto a sus tátara abuelos, forma parte de la aristocracia inmobiliaria, de los banqueros de occidente y siempre se fija en el origen de los apellidos y la genealogía.

Esta élite de occidente que ya gobernó con Gonzalo Sánchez de Lozada y Carlos D.Mesa, se observa a sí misma como culta, ceremoniosa y solemne. Mira a los demás por encima del hombro y tiene entre sus operadores a militares de rango, curas, intelectuales y abogados que aprovechan el conocimiento para dominar.

Desconocen el precio del pasaje de minibús, micro o del pan de batalla ya que viajan en autos propios, radiotaxis o en avión. Comen en lugares gourmet como La Suiss (Almuerzo a 50 $us) y viven en medio de comodidades y negocios lujosos.

Como estudiaron para gobernar y dominar, la oligarquía de occidente prefiere usar el conocimiento para manipular con guante blanco, para hacer fraudes, para amplificar la intriga, las mentiras y la desinformación. Para ello cuenta con sus medios como Página 7, radio Panamericana, radio Fides y varios canales de Tv.

Sin embargo, no duda cuando debe usar la violencia.

Esta oligarquía se manifiesta en sus intelectuales como Salvador Romero, aliado de Mesa y del golpismo (fue designado por Jeanine Áñez) que impulsó la depuración de más de 50 mil compatriotas en el exterior (especialmente en Argentina, donde el MAS tiene apoyo) y ahora impide que se saquen fotos al acta de votación de cada mesa electoral, extremo que lesiona la transparencia de los comicios.

Este reducido pero poderoso grupo, tras fracasar en su programa neoliberal, carece de un proyecto propio de país y casi siempre vive bajo la tutela de EEUU.

 

*Los “come colla”*

La otra oligarquía es la del oriente, impulsada por el golpismo de Hugo Banzer que regaló tierras que hoy son explotadas por descendientes de extranjeros que miran al país como su hacienda y a los bolivianos como a sus peones a quienes se puede gritar, maltratar y matar sin remordimiento.

Entre sus expresiones está Luis Fernando Camacho, hijo de un patrón/empresario y el cívico cruceño Rómulo Calvo quien ve a los bolivianos que exigen elecciones como “bestias humanas indignas de ser llamados ciudadanos. Colonos que muerden la mano a la tierra que les abre los brazos para que salgan de la pobreza, y pagarán esta tamaña afrenta”.

Este círculo de poder agroindustrial racista, que no duda en usar a paramilitares o mercenarios de la Unión Juvenil Cruceñista o de la Resistencia Cochala, tiene cuotas de poder en el gobierno golpista de Jeanine Áñez que llevó a Bolivia al desastre en 11 meses y la ahogó con 51 casos de corrupción, desgobierno y desprecio de la educación y la salud.

Esta oligarquía de oriente es “come colla”, vive en lugares exclusivos como Equipetrol o villas cerradas, come en la Casa del Camba y similares y viaja con frecuencia a Miami. Es dueña de Unitel, el periódico El Deber y otros medios que amplifican su discurso.

Tampoco tiene un proyecto de país, salvo el achicamiento del Estado. Se declara profundamente católica y vive genuflexa a EEUU.

Es una minoría, pero violenta, que no le importa si el golpe de Estado se radicaliza con militares al mando con tal de seguir expoliando a Bolivia.

 

*Lo Nacional/Popular*

La otra opción representada por Luis Arce y David Choquehuanca, del MAS, encarna a los pobres y olvidados del país, a la Bolivia profunda, trabajadora, campesina, indígena, de obreros y artesanos que saben que vivirán y morirán en el país, Representa lo Nacional/Popular, a la clase media popular y a los intelectuales progresistas del campo y de la ciudad.

Esta otra opción es mayoría. Transita diariamente en micros, minibuses, almuerza en mercados, labora junto a toda su familia, trabaja toda su vida para tener una casa, un terreno, un vehículo para seguir trabajando.

En la pandemia, optó por las medicinas naturales y tradicionales ante el desprecio y olvido del gobierno de facto de Áñez.

Tiene un proyecto de país (el Vivir Bien), tiene ciencia, historia y ya mostró que puede hacer cuando llega al gobierno: crecimiento económico, redistribución de la riqueza, inclusión social, democracia y paz social.

Ahora se apresta a recuperar la democracia, la economía, la libertad y la paz mediante el voto.

Esta mayoría cree en la Pachamama pero no descuida lo católico. Resistió más de 500 años masacres, torturas, exterminios y humillaciones pero sigue viva como dice el poema: “Le sacarán los sueños y los ojos. Querrán descuartizarlo grito a grito. Lo escupirán. Y a golpe de matanza lo clavarán: ¡y no podrán matarlo! (Poesía a Tupac Amaru y Micaela Bastidas, de Alejandro Romualdo).

Esta mayoría se apresta a volver y ser millones, más temprano que tarde.

 

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