Bolivia: elecciones de octubre de 2020. Victoria del MAS-IPSP en primera vuelta.

La propuesta del retorno al “Vivir bien” versus la destrucción de la economía y el racismo 

Fernando E. Torrejón Flores

Este 18 de octubre de 2020, si no ocurre nada extraordinario, se llevarán a cabo las elecciones generales de Bolivia, donde se elegirán al presidente y vicepresidente del Estado y a los representantes a la Asamblea Legislativa Plurinacional. Las encuestas y las tendencias de votación arrojadas por los medios de comunicación que apoyan al gobierno de facto y a la candidatura de Mesa, están mostrando resultados sesgados en contra del partido del presidente Morales (MAS-IPSP), y aunque cada encuesta nueva que sale se empecina en disminuir el porcentaje de votación favorable al binomio Arce-Choquehuanca, lo cierto es que el MAS-IPSP está ganando las elecciones en primera vuelta con más del 47% de la votación. Las razones del triunfo descansan en tres elementos: primero, la constatación de que no hubo fraude en las elecciones de octubre de 2019 (Morales obtuvo el 47%); segundo, la desastrosa gestión económica del gobierno de facto conducido por Añez  y secundado por Camacho y Mesa; y, tercero, la propuesta política, económica y social del MAS-IPSP que apuesta por el “vivir bien”, que implica la reconstrucción del país, mejora de las condiciones de vida y eliminación del racismo, se convierte como la alternativa que más esperanza da a la mayoría de la población boliviana, compuesta por comunidades indígenas, campesinos, grupos urbanos populares y la clase media que ha sentido los efectos del golpe de Estado y de la mala gestión de la pandemia.

1.- Las elecciones de octubre de 2019 fueron limpias, ganó el MAS con el 47% de la votación.

Conviene recordar que se ha llegado a este término (elecciones de 2020), después de que ocurriera el golpe de Estado de noviembre de 2019, donde Mesa, Camacho, las fuerzas armadas, la policía, grupos urbanos autodenominados “pititas” y Almagro (secretario de la OEA), complotaron en contra del presidente Morales, obligándolo a renunciar, sin respetar el triunfo que obtuvo con más del 47% de la votación en las elecciones del 20 de octubre del pasado año. Acto seguido, se consumaría la entrega del gobierno a Añez, la presidenta de facto.

Al respecto, a día de hoy, no hay informes concluyentes ni veraces que prueben la existencia de nulidad en las elecciones del pasado año, pero sí hay un número importante y cada día creciente de estudios que concluyen que en las elecciones de octubre de 2019 no hubo razones de peso que pongan en duda la victoria del presidente Morales: Mebane, W. de la Universidad de Michigan, “ Evidence Against Fraudulent Votes Being Decisive in the Bolivia 2019 Election”, noviembre de 2019[i]; Long, Rosnick, Kharrazian y Cashman, del Center for Economic and Policy Research, Washington, “What Happened in Bolivia’s 2019 Vote Count?”, noviembre de 2019[ii]; Curiel y Williams de las universidades de North Caroline y del MIT, “Bolivia dismissed its October elections as fraudulent. Our research found no reason to suspect fraud”, febrero de 2020[iii]; Idrobo, Kronick y Rodríguez, de las universidades de Pensilvania y de Tulane, “Do shifts in late-counted votes signal fraud? Evidence from Bolivia”, agosto de 2020[iv]. Todos estos estudios superan en cuanto a la experiencia y calidad de los investigadores, metodología y coherencia al informe presentado por un grupo de funcionarios políticos de la OEA, comandados por su secretario[v]. De hecho, por la debilidad del informe de la OEA y por las dudas que ha generado, en las últimas semanas, un grupo de 28 congresistas estadounidenses, encabezados por el senador Bernie Sanders, solicitaron al secretario de Estado de Estados Unidos realizar investigaciones sobre el papel jugado por la OEA en las elecciones bolivianas de 2019[vi].

Con base en lo anterior, queda en evidencia que la votación conseguida por Morales en 2019, superaba el 47% y que su elección y presidencia para el periodo 2020-2025 sufrió un robo por parte de los actores del golpe de Estado. Lo paradójico es que a día de hoy, las encuestas que difunden los canales de televisión, radios y prensa escrita (todas ellas en franco favoritismo a los partidos opositores a Morales) están mostrando estimaciones de votación, que como mucho dan un 40% al binomio Arce-Choquehuanca, es decir, una menor votación de la realmente alcanzada en octubre; ello no tiene justificativo alguno, pues el 47% obtenido el pasado año corresponde al voto consciente y perseverante que apoya al partido MAS-IPSP, y no hay razones de peso que justifiquen una posible pérdida de votación, a no ser que haya una cantidad notable de votantes del partido de Morales que hubiera cambiado su preferencia, lo que es improbable dada la desastrosa gestión económica del gobierno de facto y dado el rechazo que tienen las bases del MAS a Camacho y Mesa. De ese modo, la base de votación con la que parte el MAS para octubre de 2020 empieza en ese 47%, obtenido en las elecciones celebradas hace casi un año atrás.

2.- La desastrosa gestión económica del gobierno de facto de Añez

Cuando Añez agarra el gobierno de facto, en conjunción con Camacho y Mesa, hereda una economía boliviana en la mejor situación de toda su historia: “entre los años 2006 y 2018 Bolivia crecía en torno al 5%, la inflación permanecía controlada y estable, la deuda externa se redujo del 75% del PIB al 33% del PIB; la tasa de desempleo descendió en promedio en más de 2 puntos porcentuales, marcando el 4,8% de la población activa; el ahorro del sector público había pasado del 1,3% del PIB al 12% del PIB. En términos nominales, la demanda agregada subió de 9.549 millones de dólares a 40.288 millones de dólares. En conjunto, todo ese comportamiento hizo que la renta por habitante aumentara de 1.034 dólares a 3.549 dólares. En términos sociales y de bienestar, la distribución de la renta (“riqueza”) se hizo más igualitaria entre ricos y pobres, la tasa de pobreza se redujo del 31% al 16% (véanse datos de la CEPAL), disminuyó la tasa de mortalidad infantil, de 46 a 28 pérdidas por cada mil nacimientos, se redujo el analfabetismo (la Unesco califica a Bolivia un país libre de analfabetismo), aumentó el número de años de escolarización de 7 a 9 años, y se elevó la esperanza de vida de 65 años a 71 años (véanse datos del PNUD). Se busque por donde se busque siempre se encuentran indicadores sobresalientes. Así por primera vez en su historia, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Bolivia clasificaba al grupo de países con un índice de desarrollo alto (0,703).” (Véase “El capricho de la postergación de las elecciones en Bolivia”, agosto de 2020).[vii]

Desafortunadamente para el pueblo boliviano, la gestión de Añez destrozó la economía, provocando en sus primeros dos meses de gobierno una desaceleración del crecimiento, restringiendo la demanda interna y contrayendo la oferta. De hecho, Bolivia experimentó en el último trimestre de 2019 un crecimiento de tan sólo 1,06%, con respecto a similar trimestre de un año anterior, cifra que es sumamente baja, porque normalmente Bolivia crecía todos los cuartos trimestres (desde 2006) en un 5,1% anual. (1,06% < 5,1%). Peor aún, con el gobierno de facto, en el primer trimestre de 2020, antes de que el coronavirus impactara sobre la economía, se paralizaba más la actividad económica, pues la producción acumulada entre enero y marzo de 2020 apenas crecía al 0,6%, cifra muy inferior al crecimiento promedio de los primeros trimestres de cada año, que era cercano al 5% (0,6% < 5%). En el segundo trimestre de 2020, cuando el coronavirus comienza a impactar sobre la actividad económica, el PIB se contrae en -16,03% (véase Gráfico 1). Con esos datos, queda evidente que la gestión económica del gobierno de facto de Añez en conveniencia con Camacho y Mesa no se puede calificar menos que desastrosa.

Además, sin ánimo de ser exhaustivo, el gobierno de facto ha hecho una sangría de los recursos del Estado. Entre noviembre de 2019 y marzo de 2020, antes de que el coronavirus impactara en la economía, Añez recibía 13.242 millones de bolivianos (1.892 millones de dólares aproximadamente), por concepto de endeudamiento externo y por endeudamiento con el banco central (véanse datos del Banco Central de Bolivia). La pregunta pertinente es ¿qué hizo el gobierno de facto con esa cantidad de recursos? Al mismo tiempo que Añez se endeudaba, era generosa con los bancos, pues en esos mismos cinco meses favorecía al sistema financiero privado con más de 4.694 millones de bolivianos (671 millones de dólares).

No es raro pensar que la devastación de la economía, provocada por la mala gestión del gobierno de facto antes y durante el periodo del coronavirus, haya concientizado a la población en contra de los actores del golpe, Añez, Mesa y Camacho, y a su vez haya elevado la preferencia a favor del partido de Morales, y de su ex ministro de Economía Luis Arce, por los éxitos económicos conseguidos durante los 13 años y 9 meses que precedieron al golpe de Estado de noviembre de 2019. De ese modo, la población cuando ve y razona la diferencia entre la economía post golpe y la economía de Morales con sus ministros Arce y Choquehuanca, inclina su decisión de votación en apoyo del partido MAS-IPSP.

3.- La propuestas: reconstrucción y vivir bien vs destrucción de la economía y racismo.

Para las elecciones de octubre se han puesto sobre la mesa dos propuestas, que se construyen sobre la base de concepciones (modelos) diferentes de economía y de país; por un lado, se tiene el modelo económico-comunitario-productivo con su propuesta de reconstrucción y desarrollo de la economía y, por otro, el modelo extractivista y dependiente del sistema financiero mundial, que arroja la propuesta de estancamiento y destrucción.

La propuesta de reconstrucción y desarrollo es la de Arce y Choquehuanca, elaborada a la luz de un modelo económico comunitario y productivo, que a corto plazo quiere seguir fortaleciendo la demanda interna, aumentando el consumo de las familias, la inversión pública y el gasto público, lo que generaría aumentos de producción y empleo, y reducciones en la tasa de paro. Esta visión pretende seguir dando protagonismo al sector público, para apoyar a la demanda interna a través de transferencias de renta a las familias, fortaleciendo el sistema de bonos (bono Juancito Pinto, Renta Dignidad, Bono Juana Azurduy de Padilla y el Bono contra el hambre de 1000 bolivianos), y a través de la reactivación de la inversión pública, especialmente en infraestructuras y equipamiento de los hospitales. Por el lado de la oferta, también a corto plazo, Arce y Choquehuanca, por medio de una política de sustitución de importaciones, quieren incentivar la producción nacional de bienes industriales; también insisten en apoyar a los productores nacionales de alimentos básicos, proveyendo semillas y dotando de tecnología, buscando la soberanía alimentaria para el país (es decir que no haya escasez de alimentos y que haya un excedente exportador); en el campo de la energía, buscan producir diésel ecológico y reactivar las plantas de separación de líquidos de gas natural. Todas estas medidas que fortalecen la demanda y la oferta, conducirán a aumentos en el producto interior bruto, aumentos del empleo y disminuciones del paro, lo que permitiría recuperar la economía y ponerla a punto para el despegue industrializador.

A largo plazo, el binomio Arce-Choquehuanca, han comprometido el cuidado de las nacionalizaciones y de los recursos naturales; en este punto, un pilar fundamental es la guarda del litio (Bolivia es el país con las mayores reservas del mundo), evitando su privatización y ejecutando su industrialización, asociándose con empresas que se comprometan a crear empleos, dejar tecnología y conocimiento en el país, y producir bienes industriales a partir de ese recurso (baterías de litio). Además, el impulso del litio, cuidando los derechos de propiedad para el Estado, ayudaría a dinamizar un elevado número de sectores industriales.

Asimismo, un elemento que garantiza la sostenibilidad de las políticas mencionadas arriba es que se harían con total soberanía y evitando el incremento desmesurado de la deuda externa, pues los recursos para el Estado vendrían de las exportaciones de gas y de sus derivados, del litio y sus productos industriales, de los excedentes de las empresas públicas y también de los impuestos aplicados a las rentas más altas de Bolivia.

Por otro lado, la visión descolonizadora de Choquehuanca, que descansa en el rescate de las tradiciones, valores y usos ancestrales de los pueblos originarios, quiere dar un impulso endógeno y soberano al proceso de crecimiento y desarrollo de Bolivia, permitiendo superar el pensamiento colonial y racista que aún persiste en una parte de la población boliviana, especialmente en aquella que se identifica con la clase media, la oligarquía tradicional de occidente y sectores empresariales del oriente boliviano (véanse “El racismo como mito fundacional de la modernidad”[viii] y “El racismo negado”[ix]).

La propuesta de estancamiento y destrucción expresa los planes de gobierno de la sociedad Mesa-Camacho-Añez, que se elabora bajo una concepción extractivista y dependiente de los capitales financieros mundiales. Primero, el plan pretende que el funcionamiento de la economía dependa exclusivamente de los organismos financieros internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI). Mesa habla de obtener créditos de 6.000 millones de dólares a lo largo de su primer año de gobierno (Quiroga quiere 8.000 millones de dólares), ello significaría un aumento de la deuda externa, elevándola a por lo menos el 44% del PIB, cifra que no permitiría su sostenibilidad en el mediano plazo e hipotecaría el crecimiento de la renta per cápita de los bolivianos, estancando las mejoras de los niveles de vida de la población. Segundo, los planes de Mesa y compañía se enfocan en las privatizaciones de las empresas estatales, bajo el eufemismo de auditorías; lo que no dice Mesa es que su objetivo es repetir los procesos de capitalización (privatización) de las empresas estratégicas del Estado, al estilo de lo hecho en el gobierno del que fuera su compañero ideológico y de fórmula presidencial, Gonzalo Sánchez de Lozada; tampoco Mesa menciona que las privatizaciones de las empresas públicas reducirían los ingresos para el Estado, y por lo tanto mermarían los recursos para los bonos sociales, lo que conduciría a la reducción de las rentas de la población, aumentando la pobreza y debilitando más la demanda interna. Tercero, el plan de Mesa y sus socios busca reducir el déficit fiscal contrayendo el gasto y la inversión pública; sin mencionar que esa política también contraería la demanda interna y por lo tanto la producción y el empleo. Cuarto, se pretende ofrecer los recursos naturales como el litio a empresas norteamericanas para su extracción, pero sin la transferencia tecnológica ni generación de industrias, ni empleo. Quinto, desean modificar la norma de la Función Económico Social de la tierra, en franco favoritismo a la agricultura expansiva terrateniente del oriente boliviano y a la acumulación de tierras, poniendo énfasis en la rentabilidad y dando manga ancha a la producción de soja transgénica. Sexto, para contentar a las empresas exportadoras del oriente, se pretende promover la devolución de los Cedeim al sector exportador (el presidente de CANEB, en el año 2017, cifraba la deuda de los Cedeim en 2000 millones de dólares, véase  El Diario, 13/11/17), y en el mediano plazo devaluar el boliviano. Séptimo, el plan no ve la necesidad de crear más bonos de carácter permanente para el periodo post pandemia.

En resumen, el plan de Mesa y sus socios es dañino para la economía boliviana, porque en conjunto producirá por lo menos cinco efectos devastadores: i) endeudará a la economía llevándola a niveles del año 2005 (más del 50% del PIB); ii) desmantelará y privatizará las empresas del Estado lo que ocasionará la pérdida de excedente económico; iii) negociará el litio en condiciones desfavorables para la economía boliviana, entregándolo exclusivamente para su extracción; iv) disminuirá el PIB per cápita de los bolivianos; v) aumentarán la pobreza y la desigualdad.

Por otro lado, en términos de visión de Estado, Mesa y los suyos pretenden retornar nuevamente a la República, olvidando el Estado Plurinacional, volviendo a las estructuras sociales de racismo, que en los 14 años que precedieron al golpe habían comenzado a superarse. En suma, con la propuesta de Mesa, Camacho y Añez la población volvería nuevamente a la situación de 2003-2005, donde Carlos Mesa era vicepresidente de su compañero Gonzalo Sánchez de Lozada y posteriormente presidente renunciante hasta tres veces.

4.- Conclusiones

Los más de siete millones de electores de Bolivia, en su mayoría están conscientes de que no hubo fraude en las elecciones del pasado año, sino un golpe de Estado que robó el triunfo al presidente Morales; los electores también saben que el gobierno de facto de Añez, bajo el paraguas de Mesa y Camacho, ha sido el peor régimen que les ha tocado vivir, porque los ha empobrecido a tal grado de tener que pasar hambre, enfermedad, dolor y miedo; los propios votantes, están viendo que la mejor propuesta es la ofrecida por el binomio Arce-Choquehuanca, porque reconducirá a la población a la senda del “vivir bien”, que implica mejorar sus condiciones materiales de vida, recuperar la paz y recobrar la esperanza para el presente y futuro de los hijos y nietos. De ese modo, las elecciones de octubre están siendo ganadas por el MAS-IPSP con un apoyo que sin duda está superando progresivamente el 50% de la votación. Tendría que ocurrir algo fuera de la legalidad, honradez y sensatez para que el resultado sea diferente.

NOTAS

[i] http://www-personal.umich.edu/~wmebane/Bolivia2019.pdf

[ii] https://cepr.net/images/stories/reports/bolivia-elections-2019-11.pdf

[iii] https://www.washingtonpost.com/politics/2020/02/26/bolivia-dismissed-its-october-elections-fraudulent-our-research-found-no-reason-suspect-fraud/

[iv] file:///C:/Users/Fernando/Downloads/SSRN-id3621475%20(1).pdf

[v] http://www.oas.org/documents/spa/press/Informe-Auditoria-Bolivia-2019.pdf?fbclid=IwAR2AUq7IgNps3ac3BQPugaf3TlGEFno075iPr9BLSITUWISDncB92vxgiok

[vi] https://www.la-razon.com/politico/2020/09/30/se-erosiona-la-credibilidad-de-la-oea/

[vii] https://www.bolpress.com/2020/08/02/una-bomba-de-tiempo-que-destruye-la-economia-y-expande-la-pandemia/

[viii] https://www.youtube.com/watch?v=7_dZWWy3ho4

[ix] https://brujuladigital.net/opinion/el-racismo-negado

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