Dioxido de cloro, gobierno y pre-rebelion universitaria

Edgar Ramos Andrade

La aplicación del compuesto Dióxido de Cloro en pacientes Covid, generó debate con tres actores. Intentemos ser objetivos. Actor uno, el gobierno que intenta limitar su uso y emitió dos comunicados del Ministerio de Salud. El primero, del 26 de junio 2020, dirigido a farmacias, sistemas de seguridad social, profesionales en salud y los nueve SEDES, señala que ese producto “no cuenta con registro sanitario otorgado por la Agencia Estatal de Medicamentos y Tecnologías en Salud-Agemed”, por lo que “su elaboración, importación, distribución, comercialización, y uso es ilegal” pues “pone en riesgo la salud de las personas”.

Otro comunicado, de fecha 29 de junio 2020, del “Comité Científico Nacional Covid” advierte que ese dióxido ocasiona ocho efectos negativos: “Fallas, respiratoria y hepática, anemia hemolítica, vómitos y diarrea”, entre otros. Califica de “falsa” la información que circula, por prensa y redes sociales, y se respalda en la carencia de información científica de institutos como NIH, ESCIM, SCCM, IDSA, FDA Harvard y otros. Recuerda que el impulsor del Dióxido, Andreas Kalcker fue detenido e impedido de informar en España; y que EEUU, Inglaterra, Canadá, Irlanda y otros prohibieron su uso.

El contenido de estas páginas no refleja necesariamente la opinión de Bolpress

El comunicado del “Comité Científico” del gobierno –compuesto por Carlos Cuéllar, René Soria, Cinthya Urquidi, Verónica Osorio, Roberto Torrez, Juan Saavedra, Miguel Delgado y el diplomático Mohammed Mostajo– incurre en: descalificación a priori, subjetivación en exceso, omisiones por doquier, y habla del “riesgo de manipulación psicológica”. ¿Qué decir del Ministerio de Salud? Apresurado, designó “coordinadores departamentales” que solo interfieren, intervino ilegalmente tres SEDES (Cochabamba, Beni, La Paz) y padece crónica  fragilidad institucional, en plena pandemia pues desde marzo cambió tres veces al Ministro (Aníbal Cruz, Marcelo Navajas, Eidy Roca)…

Actor dos, las sociedades científicas, de especialistas en: Medicina, Interna, Crítica y Terapia Intensiva, Infectología, Neumología, Pediatría y epidemiólogos de la UMSA, las que desde fin de marzo trabajaron invitados por el ministro Aníbal Cruz (ex presidente del Colegio Médico de Bolivia). Pero tras asumir, a fin de abril, el ministro Navajas y la Presidenta Añez designaron un “Comité Científico Nacional”.

Las sociedades científicas asesoraron al gobierno en elaborar delicados protocolos para Tratar pacientes Covid, y aportaron en la plataforma digital “Bolivia Sana” para monitoreo y seguimiento de infectados Covid.

Pero esas sociedades fueron segregadas por el gobierno, en actitud “poco democrática”, según el presidente del Comité Científico de Cochabamba Yercin Mamani, quien anunció “un paso al costado y aportar a la sociedad en lo que se pueda”. Ricardo Landívar, del Comité Científico La Paz alegó cinco razones de ese brusco alejamiento: el Ministerio quiere reemplazar las guías de manejo elaboradas por comités científicos nacionales, poca coordinación entre autoridades nacionales y subnacionales, incumplimiento para instalar laboratorios y reactivos y, no se autorizó usar la plataforma Bolivia Sana, que estaba lista. El presidente de la Sociedad Boliviana de Medicina Crítica y Terapia Intensiva, Adrián Ávila fue más explícito: los miembros del Comité Científico designado por la Presidenta “no representan a ninguna sociedad, son cirujanos con alguna especialidad, son médicos de escritorio; nosotros atendemos a pacientes Covid, en hospitales públicos o en las cajas”.

Actor tres, la Universidad (pública y privada) que guardó largo y atronador silencio. Según la Guía de Universidades de Bolivia, las U estatales que tienen Facultades en ciencias de la Salud, o Carreras de Medicina, Bioquímica, son: San Francisco Xavier (Chuquisaca), UMSA (La Paz), San Simón (Cochabamba), Tomás Frías (Potosí), UTO (Oruro), Gabriel René Moreno (Santa Cruz), Misael Saracho (Tarija), Técnica del Beni, UNSXX (Llallagua), Amazónica de Pando, y UPEA (El Alto). Algunas tienen post grados en: Epidemiología, Bioquímica, Medicina Crítica y Terapia Intensiva, Farmacología Clínica, entre otros. Quede claro: Las universidades públicas son, autónomas y financiadas por la ciudadanía. Peor aún, la mudez de las universidades privadas es mayor, tal vez por criterio mercantil, no tanto científico o de servicio.

De las universidades públicas, la UMSA (más antigua y grande del país) en un comunicado aclara que ese dióxido “no es un fármaco, produce reacciones adversas al organismo: nauseas, vómitos, afecciones cardiacas y respiratorias”; se respalda en “agencias internacionales de salud”, y “comparte el criterio de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos FDA, que no recomienda su ingesta” y advierte sobre “riesgos para la salud”. Y pide que el Ministerio de Salud “asigne recursos para realizar estudios para enfrentar al Covid”.

Este mes, las universidades públicas: de Oruro, Tarija y Pando, comenzaron a producir Dióxido de Cloro como medicina. El rector de la UTO, David Ismael adelantó que ya produce el Dióxido y lo entregará al personal de salud y confesó que se asumió esa decisión porque “sentimos una desesperación de la gente, impotencia, y porque el índice de letalidad en Oruro es alto”, y aclaró que el laboratorio UTO tiene acreditación internacional. El rector de la U tarijeña, Gonzalo Gandarillas adelantó que producen el compuesto “para desinfección” y que estudian un futuro uso medicinal.  En Cobija, ese dióxido se comenzó a utilizar como “terapia alternativa” en pacientes Covid internados en los hospitales Hernán Messuti y Roberto Galindo; el director del Sedes, Danny Mendoza adelantó que la Universidad de Pando proporcionará el producto”.

¿Conclusiones?

El gobierno y el Ministerio de Salud (cabeza sectorial nacional) yerran a cada rato, electoralizan todo, segregan a profesionales, a universidades. Su “Comité Científico 8” es pura teoría subjetiva pues practica ciencia “de élite” que no aterriza, igual que ciertos “cientistas” sociales, como esa “Mesa de tres patas” que describí hace algunos años. Son, como dice el poema: “árbol que nace doblao, jamás su tronco endereza”.

Luego del portazo del gobierno, las sociedades científicas médicas, quedaron silenciadas y sin rumbo en plena pandemia. Pero harían bien en aplicar “criterio científico aterrizado” acerca del Dióxido…

Las tres universidades más grandes (Umsa, Umss, René Moreno) se lavan las manos, como Pilatos, excepto algunas universidades pequeñas que actúan en rebeldía, por presión social-mediática, no tanto por iniciativa.

Y demostrado está. La Universidad privada solo es “ciencia negociada, pagada por el mejor postor”.

Qué hacer: La prensa ya hizo su parte. Evidenció la faz curativa del Dióxido de Cloro. Ahora debemos “poner la ciencia al servicio de la gente” como lo demostró Guayaquil (Ecuador) donde la ciencia quedó en off side.

Atrás