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No es un regalo de dios, sino el resultado de un robo

Muruchi Poma

Mr. President of the USA: los derivados de la quinina como Hidroxicloroquina y Cloroquin no son un “regalo de dios” sino el resultado de un asalto y robo que cometieron los antecesores al sistema de lucro y derroche para los ricos que usted ahora dirige. Es una realidad histórica fáctica que la quinina fue descubierta por mis ancestros andinos. Fueron los agresores europeos que llevaron, el año 1631, ese medicamento después de la agresión y genocidio (se calcula que murieron cerca de 55 millones de indígenas) que cometieron contra el Abya Yala, que ahora se conoce como continente americano.

Pero antes de entrar al detalle sobre tema de la quinina, veamos otro regalo de la naturaleza, de la pacha mama, y del conocimiento de originarios que viven en los andes. Este caso pueda sea prometedora para la salud de la humanidad.

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La salmuera del Salar de Uyuni como medicina

Y no es ninguna exageración que un originario del Salar de Uyuni, que ahora es más apetecido por el litio que por sus bondades medicinales, plantee un proyecto titulado:”Para enfrentar el coronavirus, aprovechando las bondades y propiedades del gran Salar de Tunupa” (ver aquí el proyecto) Uno de los autores del proyecto relata:

”Una vez, cuando tenía 8 años sufrí un fuerte escalofrío, tenía dolor de huesos, la garganta casi cerrada y no podía respirar. En esas circunstancias, recuerdo que mamá me hizo tomar un vaso de agua, mezclada con dos cucharadas de salmuera, luego e inmediatamente tomé agua dulce para sofocar el ardor que producía el agua salada en la garganta. Después de 1 hora me calmó el dolor de huesos y poco a poco mis fosas nasales se fueron abriendo y dormí tranquilo. Al día siguiente me levante sin ningún dolor y todo mi cuerpo estaba bien.” En otra parte, el mismo autor cuenta: “Siempre cuando pasábamos por el Gran Salar de Tunupa, mamá recogía agua salada o salmuera en un bidón de vidrio de 5 litros, que había en el salar. Recuerdo que una vez tenía una fuerte diarrea y como en el campo no teníamos farmacia, la cura se realizaba en base a plantas e hierbas naturales, en este caso mi mami lo hizo con agua salada del salar. Recuerdo que una noche, con mucha fiebre, mi mami me hizo tomar un vaso de agua mezclando con dos cucharadas de agua salada. Tomé rápido para que no me queme la garganta. Luego me froto con un poco de orín las axilas para bajar la temperatura y al día siguiente se había calmado la diarrea.”

Los minerales del sistema inmune de los humanos

La propuesta del originario me llamó mucha atención estos días cruciales del Covid 19 porque conozco muchas personas que apuestan al fortalecimiento de su sistema inmune. Es decir, prevenir antes que el virus te infecte y ponga fin a tu vida. Según Michael Barczok, el neumólogo alemán, la gravedad del curso de la infección depende de tres factores: 1. Penetración del virus, el factor decisivo es qué tan profundo ingresa el patógeno a los pulmones. 2. Carga viral, es decir, cuántos patógenos hay en el cuerpo. 3. Sistema de defensa del cuerpo: el sistema inmune también juega un papel. Aprendí que fortalecer tu defensa significa tener sueño suficiente, un manejo consciente del estrés y una nutrición equilibrada, que proporcioné las vitaminas y minerales importantes. Y entre los minerales aconsejan los expertos productos que contengan sodio, potasio, calcio, fósforo, magnesio, zinc, hierro, yodo, flúor y selenio. Cuando leí esto, entendí que la propuesta del originario no es nada descabellada. Pues El Salar de Tunupa (nombre del legendario volcán apagado en el salar) tiene no sólo litio sino también potasio, magnesio, sodio y boro, según las investigaciones hechas por GNRE, la empresa estatal boliviana antecesora a la actual Yacimientos de Litio Bolivianos. Es más, otras investigaciones demostraron que existen 31 elementos químicos en las que están zinc, hierro y yodo. En el Salar de Tunupa están casi todos los minerales del sistema inmune de los humanos. Posiblemente esté ahí nuestra fuente de vida. No me extraña que una de las comunidades del Salar tenga el nombre de Tawa, que lingüísticamente se asemeja mucho al término Sustantivo, el Estado de los incas.

Quinina y no Quinua

Lo dicho lineas arriba sobre las bondades del Salar de Tunupa son naturalmente conjeturas mientras no se lo demuestre con parámetros científicos actuales. Pero en el caso de la quinina es la situación es totalmente diferente. Cuando estaba estudiando las bondades de la Quinua, que se produce también al rededor del Salar de Tunupa, pensé que Quina y Quinua eran lo mismo. Un error mio. La quinua es un producto también milenario pero se la usa más para la alimento que para la medicina. La quina ( conocido también como: kina, quino, quinina roja, cinchona) es un árbol de la familia rubiáces, originario de Ecuador, Colombia, Venezuela, Perú y Bolivia. En el escudo de Perú está graficado ese árbol sagrado. La corteza de la quina contiene varios alcaloides, el principal de los cuales es la quinina de propiedades ahora ampliamente conocidas. La corteza recopilada y molida se usa para tratar el paludismo.

Historia de la quina

Una mayoría de las fuentes de información dan cuenta que por los años 1631 fuera un indio peruano quien confesara a un un invasor español la utilización de la corteza de un árbol para curar tembladeras. La leyenda de los originarios relata que una vez uno de los enfermos bebió agua de un charco donde había un árbol de la quina caído y que curó su enfermedad. Se habla de que la quina fue llevada por el jesuita Alonso Messia Venegas a Roma. Así es el Vaticano y la inglesia católica debe mucho a los originarios, aún son dueños de los edificios de los incas en Cuzco, que fuera la capital del Tawantinsuyu. El Año 1820 los franceses Píerre Joseph Pelletier y Joseph Bienaimé Caventou logran aislar por primera vez el alcaloide activo de la quina. El alcaloide activo lleva el nombre de quinina. Con la hoja coca, originario de los andes, ocurrió lo propio. El Año 1823 surge en filadelfia (Estados Unidos) la primera fábrica de sulfato de quinina. Después de la Segunda Guerra Mundial se empieza a usar la cloroquina para luchar contra la malaria.

Fármacos en base a quinina le hacen frente a la mortal Covid 19

La CNN trae la siguiente información: “La hidroxicloroquina, también conocida por la marca Plaquenil, y su análogo, la cloroquina, se derivan de la quinina, que los químicos franceses aislaron en 1820 de la corteza del árbol de la cinchona, según Medicines for Malaria Venture. En 1934, científicos alemanes crearon la cloroquina sintética como parte de una clase de antipalúdicos, dijo MMV. La hidroxicloroquina es la versión menos tóxica de la cloroquina”.

En las redes sociales cursan varias versiones de médicos y pacientes de que un uso adecuado, es decir bajo receta médica, de la Hidroxicloroquina les salvó la vida. En este medio (TaniTani) hemos publicado el interesante artículo de H. Dieterich: iSi, hax cura del cofid-19: la hidroxicloroquina!, donde nos informamos del fármaco anti-palúdico “Mefloquine” de origen ruso.

Es hora que la comunidad mundial no solo valore la importancia del origen de esa medicina milenaria andina sino también ayuden a las poblaciones indigenas de Ecuador, Peru, Colombia, Venezuela, Bolivia y otros del continenete americano. Es más, sobre todo países del norte como España, Francia, Alemania y EE.UU. están obligados a cumplir con reparaciones del saqueo y robo perpetrado contra los pueblos indígenas del Abya Yala. Se apropiaron indebidamente del conocimiento de nuestros ancestros de las bondades de la quinina. Hoy en día eso se llama robo de patentes.

¿Aún usan la quinina nuestros originarios de los Andes?

Me acuerdo que mi mamá era una excelente “curandera”, para mi una médica. Alguna vez me contó que antes existía una enfermedad llamada “chuqchu” (nombre en quechua), el enfermo tenía fiebre y temblaba constantemente. Cuándo noto que tenía mucho interés por esa enfermedad, mi madre sacó su “jampi quepi” (botiquín) debajo de la cama, la abrió y empezó a buscar algo entre una gran cantidad de pequeños amarritos. Aquí está me dijo y me mostró algo parecido a canela. Lamentablemente me olvidé el nombre de ese producto. Justo para saber eso, llamé a Bolivia a mi hermana mayor que aún vive. Mi hermanita no se acuerda de ningún medicamento que usara mi madre contra el “chuqchu”, lo que si sabe es que nuestra mamá usaba la harina de Cañahua (es un producto parecido a la quinua). En un estudio iniciado durante el gobierno de Morales y publicado ahora, se sabe que la Cañahua fortalece el sistema inmunológico y pulmonar en niños y adultos. Para mi madre, hasta la caca del loro era medicamento, me dijo mi hermana. Después hable con mi cuñado. Él si recuerda haber escuchado de la palabra quinina, pero no estaba muy seguro. La familia de mi cuñado es originario de la zona de Titicaca. Me cuenta que él conoce un tal “tuntiqullu” (quechua) que se parece a canela y que lo hacen hervir y que lo beben diariamente.

Lo escrito demuestra que tenemos la gran tarea de rescatar todos los conocimientos de nuestros ancestros, pero con un gobierno racista como la actual será muy difícil hacerlo.

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