Hubo elecciones en Bolivia, y antes y durante y después la oposición ya dijo que No iba a reconocer los resultados.

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¿Y ahora Bolivia?

Soldepaz Pachacuti *

Hubo elecciones en Bolivia, y antes y durante y después la oposición ya dijo que No iba a reconocer los resultados.

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Lo que no era tan esperable era el grado de violencia que se generaría, y en tal contexto la incertidumbre y cobertura internacional que se está propiciando para desconocer los resultados emitidos por el tribunal electoral que dan por evidente ganador al presidente Evo Morales Ayma.

De los candidatos opositores destaca Carlos Mesa. Pertenece a las clases medias ilustradas, y ya fue vicepresidente con Sánchez de Losada: en aquella ocasión en 2003 se produjo la masacre por la llamada “guerra del gas”, Sánchez de Losada y su ministro represor Sánchez Berzaín huyeron a EEUU, donde siguen protegidos y USA niega su extradicción, y asumió temporalmente Carlos Mesa. A pocos meses volvió a dimitir, y en ese proceso de empoderamiento indígena y de movilizaciones resultó electo un indígena por vez primera en la historia boliviana.

Posteriormente en el contencioso internacional que Bolivia tiene con Chile por la salida al mar, Carlos Mesa fue designado por el gobierno de Evo Morales para representar a Bolivia, y recuperó así cierto prestigio, del que ahora se vale para optar a la presidencia.

Y se presenta con ideología de centro. Sin embargo su desconocimiento de los resultados, y su rechazo a que se miren las actas una a una, y sobremanera su llamamiento más o menos explícito a la violencia, no parecen ser formas de centro.

En 2008 se habían producido graves altercados violentos con ínfulas de separatismo en Santa Cruz y otros departamentos que se han llamado la media luna, y en tal contexto las actitudes racistas llevaron a humillar en público a personas de origen indígena, y hay abundante documentación, penosa, sobre ello.

El separatismo de Santa Cruz (con un estatuto de autonomía bien parecido o casi copiado del catalán) fue parcialmente superado mediante la negociación y ventajas económicas para el departamento, pero ha vuelto a resurgir ahora con dirigentes “cívicos” de las patronales, sustentadas en los grandes beneficios que también han obtenido durante el gobierno de Evo Morales, entre ellos la siembra masiva de soja transgénica.

En cambio las actitudes racistas nunca fueron interrumpidas, incluyendo los insultos directos al presidente indio, que ahora se han repetido, y se han completado con la quema de algunos tribunales electorales.

En otro departamento, Cochabamba, está la población de Vinto, de un tamaño intermedio entre Siero y Avilés, cuya alcaldía ha sido quemada, y cuya alcaldesa Patricia Arce fue secuestrada por fascistas, y con el pelo cortado y llena de pintura fue arrastrada descalza y humillada como mujer y como autoridad, mientras que un joven, al que según su familia le pagaban por cortar el tráfico, murió al explotarle en la cara uno de los artefactos explosivos utilizados contra un gran marcha de mujeres “Bartolinas” que se movilizaban por la paz y por el respeto a los resultados electorales.

Más complejo puede parecer el que tanto el gobierno como el tribual electoral hayan admitido la verificación de todas las actas por parte de la OEA, dada la condición proEstados Unidos de esa entidad, pero bien es cierto que ha sido una de las delegaciones que previamente ya estaba en Bolivia como observadora más significativa de los comicios.

Sectores sociales están demandando del gobierno que actúe con mayor contundencia ante los destrozos. Sin embargo ha sido habitual que al contrario que en 2003 y anteriormente, el actual gobierno minimice las intervenciones policiales, para no parecerse ni a Piñera en Chile que sacó a los tanques a la calle, ni a Moreno en Ecuador que martirizó a los indígenas, o en el caso de Haití donde la represión tiene datos muy altos en las 8 semanas de movilizaciones.

Otros dos muertos se han producido en enfrentamientos entre partidarios y detractores de los partidos contendientes en las elecciones, pero el peligro de una espiral de violencia está más que sembrada por el rechazo de Mesa y los “cívicos” separatistas a la verificación de la OEA que ya va por su segunda semana.

Que esta situación se haya producido en el país con mejor situación económica y crecimiento reconocido que beneficia a todos los sectores empresariales y “reparte” un poco de esa riqueza con las poblaciones bolivianas, da a entender que dichos lucros empresariales no tienen límite en las ambiciones por conseguir más y más, y que los sectores sociales que lograron autoestima, reconocimiento y derechos en este periodo se encuentran perplejos por la dimensión de la violencia racista que amenaza por los diversos departamentos del Estado Plurinacional de Bolivia.

Lincharon a la alcaldesa.

VINTO, Bolivia.- La alcaldesa fue golpeada, arrastrada por las calles descalza, cubierta de pintura roja y una multitud de manifestantes enmascarados le cortaron el pelo el miércoles. Ella es integrante del MAS, el partido de Evo Morales.

Patricia Arce se vio obligada a arrodillarse para que le cortaran el pelo y rociaran su cuerpo con pintura roja.

Luego la forzaron a sostener un poste de metal mientras la desfilaban, descalza, por las calles con la pintura roja cubriendo su rostro, cabello y ropa.

En un video que circula en las redes sociales, Arce, rodeada de manifestantes enmascarados, dijo: “No tengo miedo de decir mi verdad. Y estoy en un país libre. Y no voy a callarme y si quieren matarme, me matan. Como dije antes, para este proceso de cambio, daré mi vida “.

Los manifestantes, armados con porras de madera y piedras, también prendieron fuego al ayuntamiento.

La alcaldesa fue rescatada por la policía en Vinto después de varias horas de ser atormentada por los manifestantes.

 

* comunicacion.pachakuti@gmail.com

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