Una coyuntura muy especial

Víctor Flores Álvarez

El desarrollo de nuestra historia está lleno de recovecos y sorpresas. Desde aquellas que sorprenden gratamente en el estado de ánimo de las personas, con ciertas coyunturas favorables a las grandes mayorías; hasta con aquellos que quebrantan los valores mínimos que regulan la conducta humana, que siendo los menos; sus egos son insospechadamente poderosos. Sin embargo, a sabiendas de que nada es rectilíneo en materia política, económica y social -aspectos indisolubles sobre los cuales se mueve la especie humana-, y que el tiempo avanza inexorablemente, es de suma importancia saber apreciar y aprovechar el tiempo, como ciertas coyunturas para avanzar en nuestro desarrollo estratégico; dentro el marco de un sistema de convicción integradora y democrática, solidaria, de convivencia pacífica, de priorización del ser humano como tal y el cuidado del Planeta.

En estos tiempos “modernos”, afirmando lo que antecede; estamos ante algo que aparenta imposible. Porque, estamos atravesando una de las coyunturas más críticas de la historia de la humanidad; crisis del capitalismo –ante el raudo avance de la ciencia y de la tecnología- que aún no ha tocado fondo. Lamentablemente, dejando marcas de siniestros traumas sociales, con intervenciones y fabricación de guerras fratricidas. Donde los damnificados siguen siendo, la gran masa de pobres y explotados que crecen día que pasa. Pero increíblemente, todo provocado por la mano siniestra y la mentalidad perversa de pocos, que han optado por mayor acumulación en depauperación del bienestar del resto de los seres humanos, la ecología y el medio ambiente. Una contradicción universal, socialmente; entre explotados y explotadores, y políticamente; choque irreconciliable de intereses, o “Lucha de Clases”. Con una gran dificultad, no saber cómo establecer la Contradicción Histórica del momento, tanto en lo táctico como en lo estratégico. Porque hemos dejado de leer e investigar a los clásicos, peor, no nos adecuamos al ritmo del avance de la ciencia y de la tecnología, teniendo una coyuntura favorable como nunca.

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Entonces, estamos ante una disyuntiva inevitable: o estamos en la estrategia de dominación, expansión y explotación de las élites subyugantes del Planeta; o asimilamos la línea de liberación nacional y social; el Socialismo, hasta ahora incomprendido en su estrategia histórica, por los propios explotados, el de tomar conciencia de “ser clase en sí y para sí”. De ahí, que no rectifiquen su conducta, y no posean el factor consciente que los conduzca, respecto a la explotación capitalista. Los explotados ideologizados, nunca harían fuerza común con sus antagónicos de clase, por tener intereses contrapuestos e irreconciliables en el transcurrir del tiempo.

En estos tiempos “modernos” se vaticina, y no lejos de la verdad; que en un futuro no muy lejano, las guerras serán estimuladas por la apropiación de las fuentes de producción de alimentos y de agua bebible, en un ambiente de desesperación insospechado. Adicionalmente, donde no sepamos qué hacer con la basura y desechos nucleares irreciclables, que se acumula inevitable y cotidianamente. Además, a la vista de todos, crece la contaminación del Medio Ambiente y el Efecto Invernadero, con consecuencias imprevisibles para la especie humana y otros seres vivos. Acá, tal como lo vemos; puede haber cumbres y más cumbres, de los más altos niveles de representación; cuyos resultados quedan solo en papeles. Porque llegado el momento, se imponen los intereses de las élites dominantes del capitalismo. Una muestra de lo que afirmamos, son los enfrentamientos fratricidas que el capitalismo fabrica en Medio Oriente, parte de África y actualmente en Sud América (Venezuela-Faja del Orinoco con reservas de hidrocarburos, Bolivia-Geoestratégica, en Potosí con reservas de litio), con la complicidad de serviles, testaferros, sátrapas e involucrando la cuestión de fe inescrupulosamente a través de las religiones.

Ni apelando a la fe cristiana, ni a las Sagradas Escrituras, ni a las enseñanzas de Jesucristo sobre la solidaridad; se ha logrado conmover la mentalidad de acumulación desenfrenada que persiguen las élites de dominación. Quienes tozudamente pretenden manejar el Planeta; en desmedro de miles de millones de seres humanos, que sólo anhelan tener condiciones de vida dignas del ser humano como tal. La enseñanza sobre la solidaridad de Jesucristo, con los cestos de panes y pescados de sus seguidores, significó que “Cuando cada quien, aportando con lo mucho o poco que se tiene, en un solo propósito; alcanza y sobra para todos”. Somos unos convencidos de que esa enseñanza, es la huella que nos legó Jesucristo, hasta el sacrificio de la vida misma, única solución a la actual coyuntura en que nos encontramos. No se necesita ser un gran matemático, para dividir la cuantiosa producción concentrada en pocas manos, entre el número de pobres que no saben que llevarse a la boca, para demostrar un resultado de sobrantes.

Las supra élites de los países “desarrollados”, a la cabeza de Estados Unidos, pretenden crear y consolidar el “Estado Global o Universal”, un “Estado Gendarme”, fuertemente ligados a gobiernos serviles, cuya estrategia de “desarrollo” se fundamenta en la dominación, expansión y explotación de los países pobres, para perpetuarlos como mercados de consumo y de exportación de capitales; en una situación de esclavos a la moderna, donde el látigo se lo ha cambiado por las armas mediáticas e “inteligentes” destinados al genocidio, contra quienes osen por su Emancipación Nacional y Social. Estos, los países “desarrollados”; sufren de un colapso económico sin precedentes, porque no encuentran hegemonía para su dominación ni tabla de salvación para la profunda crisis sobre la cual se debaten. Y creyendo ser los únicos, se han encontrado con sus antagónicos que no están dispuestos a ceder terreno, tanto en el mercado mundial, como en lo bélico, a la cabeza d China y Rusia. Esperanza de equilibrio para los explotados del mundo.

Las peores características de la actual coyuntura, no sólo están en los factores que hacen al mercado, fundamentalmente sobre disponibilidad y explotación de recursos naturales no renovables, minerales (Litio en Bolivia) e hidrocarburos (Petróleo en Venezuela), que quiérase o no, tenderán a su agotamiento en tiempos previsibles, respecto al “desarrollo” y ansiedad de consumo. Tal situación, está llevando a la desesperación a los países “desarrollados”, en perspectiva neofascista, de imposición por la vía de la fuerza, y maquiavélica donde el “fin justifica los medios”. Con aliados estratégicos en sus más diversas expresiones: los medios de comunicación desvirtuando la verdad como manda el imperialismo, las iglesias que recurriendo a la fe, subliminalmente puedan hacernos creer que ellos, las élites dominantes, son la opción para la solución de los problemas del Planeta; y los revolucionarios de salón, que apuntan mortalmente a los gobiernos de avanzada (Trotskistas), al crear incertidumbre en las filas de los explotados desideologizados, con discursos que la oligarquía y el imperialismo no lo pueden.

Por todo lo expresado en lo que antecede, coyunturalmente es menester analizar y comprender por qué están sucediendo, ciertas cosas que en los países con gobiernos de avanzada no se deberían dar. Entonces surgen interrogantes como: ¿Qué está fallando con los gobiernos de avanzada en la conducción del Estado?, ¿Cómo lograr resultados positivos profundizando la Democracia?, ¿Por qué la derecha les achaca de negligencia y corrupción?, ¿Existe un problema de intereses de clase en la democracia?, ¿Estuvimos o estaríamos mejor con gobiernos neoliberales?, ¿Se puede admitir lo político, económico y social por separado?, ¿Existirá una separación absoluta entre los Poderes del Estado?, ¿Cuál el poder de los partidos, los medios y las iglesias?, ¿En los hechos existen la multipolaridad?. Y muchas otras interrogantes que surgen de acuerdo a la coyuntura, fáciles de responder en un estudio de escritorio; pero muy complejo en su diseño e implementación estratégica. Por ello, la urgencia e imprescindibilidad de debatirlos dentro el marco de la libertad de expresión y pensamiento, en el marco de la democracia conquistada y reconquistada por el pueblo trabajador en su conjunto. Una coyuntura muy difícil de analizarlo respecto a las certezas en que debe desembocar responsablemente. Especialmente en mi país, Bolivia.

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