Ser comadre en Tarija es una experiencia singular. El día comienza a menudo con un sol radiante aunque hay excepciones, más aún en lo último que se piensa es en el clima. Muchas dicen si el “compadre se portó mal, ahora es cuando va a saber” y entonces los cumpas comienzan a “temblar”.Más aún, lo que se haga o no, está lejos de la revancha, pues en un día como hoy prima la alegría, la diversión, la belleza y la amistad. Las calles tarijeñas se ven invadidas de mujeres ajetreadas, incluso 24 horas antes de la fecha, pues se alistan los preparativos como la ropa típica y la canasta.

El Jueves de Comadres se despierta con el sonar de los cohetillos, el olor a albahaca, rosa pascua y las risas contagiosas

“Ser comadre en Tarija es pasarla de diez, llenarte de alegría, dedicarle todas esas horas a tus amigas o a tu cuma especial, olvidarte un poco del trabajo, de la casa y demás quehaceres”, dice Claudia Torrico, quien cada año sale de casa a la una de la tarde y se reúne con sus amigas en la plaza Luis de Fuentes. De la hora de regreso no quiere ni hablar, solo opta por reírse, más aún aclara que tampoco exagera.

Básicamente las comadres en Tarija –para mejor explicación- se dividen en dos grupos, las que participan de la Gran Entrada de Comadres con su grupo tradicional y que luego van a sus fiestas previamente organizadas y las que no bailan en la entrada, pero se organizan para asistir a alguna fiesta de comadres de las muchas que se ofertan en la ciudad.

Las comadres tradicionales

Hay muchos grupos tradicionales de comadres como las Comadres de San Roque, las Tijeras, las Pispilas, las Bandeñitas, las Tentadoras, entre otras. Con mucho tiempo ellas ensayan lo que será su coreografía en la Gran Entrada de Comadres, añadido a esto seleccionan cuidadosamente su vestimenta típica y la música con la que harán su ingreso.

Todo debe estar cuidadosamente seleccionado y los detalles celosamente cuidados. Llegado el gran momento se reúnen y llegan a la avenida Integración para hacer su airoso paso.
Pasado el ingreso se dirigen a un local o casa en la que les espera una gran fiesta, que ellas organizaron y donde el ingreso de los varones es terminantemente prohibido. Allí disfrutan, bailan y se vive la alegría de la fecha mientras se olvidan las horas.

“Bailo ya más de siete años en la entrada de comadres y realmente esto ya es una costumbre y alegría para mí”, dice Adriana Valdez.

Las comadres gruperas

 

 

Gran parte de las mujeres que no pertenecen a los grupos tradicionales se crean sus propios grupos, que no participan de la Gran Entrada de Comadres, pero que se reúnen para pasar de manera divertida la fecha.

De este modo, se hacen confeccionar poleras con mensajes humorísticos o ropa tradicional estilizada. Entre los mensajes que expresan cosas con humor están por ejemplo: “No es que te rayes así”, “Lee más libros y menos poleras”, “En caso de emergencia dame cerveza”, pero también están las que les gusta lucir el nombre de su grupo como “Las reinas”, “Las divas”, “Las chicas súper poderosas” entre muchas otras opciones.

Por lo general estas comadres optan por reunirse en la plaza Luis de Fuentes cerca al mediodía o pasado éste y luego asistir a una fiesta que en la mayoría de los casos pagan con anticipación. Los precios de las entradas van desde Bs. 80 a 200, según lo que se ofrezca.

El menú de la fiesta incluye en algunos casos bar libre, en otros algunas bebidas gratis, cotillón y un plato, que a menudo es el tradicional y exquisito saice tarijeño.
Igualmente está prohibido el ingreso de los varones. “Tengo mi grupo de comadres, que lo bautizamos como Divas. Cada año seleccionamos la polera que nos haremos y los accesorios que llevaremos para diferenciarnos. No tenemos una fiesta definida a la que asistir, pues elegimos entre todas la mejor opción según la oferta”, explica Camila Guerrero de 28 años.

El encuentro en la plaza de siempre

Uno de los puntos infaltables de encuentro de las comadres es la plaza Luis de Fuentes, misma que desde tempranas horas se viste de colores vivos, aroma a rosa pascua, a albahaca y se alegra con canciones de moda.

Cerca al mediodía comienza la fiesta con grupos en vivo, cuyas interpretaciones disfrutan las comadres que allí se reúnen. Por lo general cada año el lleno es total, tanto que apenas se puede caminar entre la gente.

Agua, espuma y mucha alegría es la característica. Cada grupo de comadres resalta por el color de su vestimenta o por algún accesorio en común que posean como una vincha, gafas, pelucas, entre otros.

La fiesta alcanza su punto máximo a las cuatro o cinco de la tarde y termina a las 18.00, hora en que las comadres se retiran a sus fiestas seleccionadas.
“La plaza principal es ya parte de comadres, se quiso prohibir la fiesta aquí en pasados años, pero nadie pudo contra la tradición”, dice Lorena Pérez de 40 años.

La gran Entrada

Esta afamada entrada a nivel nacional e incluso mundial es el evento que congrega a la mayor cantidad de mujeres bailando. Se realiza en la Avenida Integración y participan al menos seis mil comadres agrupadas.

La muestra cultural comienza al promediar las 20.00 en medio de un lleno total de espectadores. El público está sentado en graderías, cuyos espacios se venden con semanas de anticipación.

Se premian muchos aspectos en la entrada, desde la alegría, la ropa típica, el baile, entre muchas otras cosas.

Los mercados y unidades educativas

Los mercados cuentan otra historia al igual que los colegios. En los centros de abasto, desde tempranas horas se escucha música típica, muchas de las vendedoras lucen blusas chapacas, otras también portan una rosa pascua en la oreja, izquierda o derecha, dependiendo del estado civil.

La música tradicional en vivo se adueña del ambiente al son del erque y la caja, los instrumentos típicos de la chura Tarija en época de Carnaval.

En los colegios se hacen festejos relativos a la fecha, por lo que los padres llevan a sus niñas vestidas con ropa típica y portando la afamada canasta que las venden en los mercados desde tamaños muy pequeños y a 13 bolivianos la más chica.

El final del gran día

Al llegar las doce de la noche e incluso la madrugada las comadres comienzan a irse a sus hogares con cientos de anécdotas que serán el centro de charla de los próximos días.