Vivir esperando iguanas como alhajas. Vivir recogiendo piedras como pasteles. Vivir tramando las palabras como juguetes de espuma y trapo. Sumar, cada vez, más ofrendas –más jade, más ébano, más coleópteros-, llenar la barca del día a día y lanzarse a navegar, a navegar sin amarras, sin muelles a la vista, con sed, sin sed, no importa: navegar es preciso

Vivir abrigado de líquenes. Vivir comiendo piña, higos, pacúes, una roca caída de la luna, todo lo que te haga soñar. Vivir orinando como linces, desde la borda de la nave, en el mar abierto, sabiendo que tú eres ese colibrí que parte hacia el cielo del verano, sabiendo que te convertirás en cometa, constelación, estrella madre

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Vivir sin silencios que no necesites. Vivir cantando a Djavan. Vivir caminando sobre nubes, sobre niebla, sobre los charcos de agua abandonada, dentro del mar o del bosque que se abre, que te abraza, que te espera, que te ampara: allí está la musa, esperándote, como las iguanas, como las diademas, como las alhajas

Vivir queriendo ver tu nombre grabado en un meteorito. Vivir en Júpiter, en Susques o en Cochabamba. Vivir como si siempre vivieras a caballo o a pie de nómade a punto de cruzar el Danubio e invadir la ciudad de Viena donde una manada de dioses bajará a celebrarte con licores y guitarras

Vivir sin aliento pero colmado de fe. Vivir sin mapas y tus ojos llenos de geografías, retamas, obsidianas, vientos. Sin coordenadas, sin cotos de caza. Vivir sin cifra y sin ungüentos

Vivir favoreciendo el viaje y la ofrenda. Vivir sin prendas, desnudo de contratos y de tarjetas de crédito

Vivir deseando grietas y alamedas, acantilados y prados llenos de saucos que hubieran emocionado a Van Gogh. Polen eléctrico procúrate. Hierbas que no atenúen la intensidad. Salivas proveedoras de aventuras y la lima de la voz de Janis Joplin serruchándote las dudas, la culpa, la incertidumbre

¡Qué lindo el sol, carajo! –deberás proclamar cada mañana. Será tu ábrete Sésamo a ese mundo inolvidable que es el de todos los días

Vivir libre, vivir sin eufemismos, vivir sin metáforas; vivir luchando, vivir riendo, de eso, simplemente, se trata.

Pablo Cingolani

Historiador, periodista, explorador. Nació en Buenos Aires, Argentina, en 1963. Reside en La Paz, Bolivia, desde 1987.Como historiador, realizó estudios sobre los derechos argentinos sobre las islas Malvinas y los problemas de tierras en la puna de Jujuy, la explotación cauchera en la Amazonía y la historia minera de Los Lípez potosinos.
Trabajó como redactor y colaborador en una docena de medios gráficos de La Paz y sus artículos también se publican en medios de Argentina, Chile, Ecuador y España. En video, dirigió con Gastón Ugalde ?Imagina Bolivia? y la primera serie de documentales sobre áreas protegidas. Encabezó expediciones ecohistóricas desde 1980, explorando, entre otras, la región de Iruya-Baritú, Cumbres Calchaquíes y la puna jujeña en Argentina, el desierto de Atacama en Chile y casi todos los parques nacionales de Bolivia, en especial en Lípez, Chaco y Amazonía.
Creador de la Expedición Madidi que ya realizó 4 versiones a distintos sectores poco explorados del parque del mismo nombre y declarada de ?interés nacional? por el congreso boliviano.

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