Crónica de muertes anunciadas

Publicado el: octubre 14, 2003 4 min. + -
El contenido de estas páginas no refleja necesariamente la opinión de Bolpress

Crónica de muertes anunciadas My (r) David Vargas Flores La salida democrática es clara: sucesión constitucional prevista en la carta magna. Entonces no hay peligro del sistema democrático, el peligro es él, que se aferra "uñas y todo"

Crónica de muertes anunciadas

My. (r) David Vargas Flores

Gonzalo Sánchez de Lozada puede ser legal, pero evidencia nuevamente su ilegitimidad gubernamental. No tiene ni tampoco tuvo base social que afirme su gobierno, pero acuñó una estrategia demócrata-genocida (Demo/cida).

Me explico: De inicio, Sánchez de Lozada, para proclamarse Presidente, requería ampliar su "base de sustento". Con este fín se asocia con otras tiendas partidarias (NFR, MIR, UCS) --esgrime ahora en una conferencia de prensa del lunes 13-- que gobierna con el 75% de apoyo y asume que es de la masa votante.

Pero no es así, en ningún momento hubo consulta de transferencia del voto obtenido por los dirigentes en cada uno de los partidos, le apoyan únicamente las cúpulas dirigenciales que tienen prebendas laborales, cargos en: Ministerios, Embajadas, Comisiones congresales, Poder Judicial, Prefecturas, Defensor del Pueblo y otras reparticiones públicas. Sumados estos, de ninguna manera llegan a la cuantía del 75% que dice tener de apoyo .¿Que más hace?

Si no es suficiente, elige dos ministros antidemocráticos, pertenecientes a la linea dura: Carlos Sánchez Berzaín y Yerko Kukoc. ¿Hace más?

¡Claro!, se refuerza infiltrando en los Altos Mandos de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional hombres leales, identificados básicamente con él, con Gonzalo Sánchez de Lozada .

Con este diagrama de poder, luego de febrero, se "estabiliza", recobra vitalidad y fuerza para dar paso a su política entreguista. Es un secreto a voces, que Sánchez de Lozada tiene conexiones y está atrapado por las transnacionales y por grupos empresariales chilenos. Por lo tanto, tiene otros intereses que no son precisamente bolivianos, el Presidente no responde a intereses del país; su discurso de paladín de la bolivianidad, de forjador de una Bolivia mejor carece de convicción. Porque él cree que Bolivia es inviable, ahí su designio:(...) Bolivia esta en riesgo de desintegrarse...", entonces sus palabras y hechos son incoherentes.

Se apoya en la Constitución Política y el lunes 13, dice:"(...) respetaré mi juramento..." efectuado al tiempo de asumir el mandato constitucional. Le preguntó: ¿En que parte del juramento dice:"Seguiré de Presidente ordenando la muerte de: hombres, mujeres y niños bolivianos"? El pedido clamoroso de sediciosos "grupos minoritarios" que copan las ciudades y las carreteras le exige una salida constitucional y el no oye, "porque su mujer no quiere dejar de oficiar de Primera Dama". Después expresa:"(...) el sistema democrático peligra...". ¡Miente!, porque el sistema democrático no corre riesgo alguno. La democracia que concibe Sanchéz de Lozada es un mecanismo de autodefensa de él y de sus Agentes OO7 (con licencia para matar); la democracia es primacía de los Derechos y Garantías fundamentales, reconocidos no solo por nuestra Constitución Política, sino también por el Derecho Internacional. Un hombre que ordena matar a sangre fría a sus conciudadanos no puede considerarse Demócrata. La democracia no puede alimentarse de ríos de sangre.

LA SALIDA DEMOCRÁTICA ES CLARA: LA SUCESIÓN CONSTITUCIONAL PREVISTA EN LA CARTA MAGNA.

Entonces no hay peligro del sistema democrático, el peligro es él, que se aferra "uñas y todo"

Ya no rige un sistema democrático en nuestra atribulada patria, sino una DEMO/CIDA. La crónica de las muertes anunciadas se inaugura el 6 de agosto de 2002, se oxigenó el agosto del presente año. Los resultados aún contabilizan los: médicos, enfermeras, sacerdotes, periodistas, viudas, huérfanos y todos nosotros.

Aquí será imposible por los vínculos políticos vigentes, pero es imprescindible denunciar al mundo y que sea la Corte Penal Internacional, quien juzgue el genocidio dispuesto por Gonzalo Sánchez de Lozada.

Atrás