Carta abierta al Presidente de la República

Publicado el: octubre 8, 2003 4 min. + -
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Carta abierta al Presidente de la República Germán Huanca Luna (*) Señor Presidente, la población no comenta sobre hamiltonianos para calcular el precio sombra del gas, ni la rentabilidad económica de la exportación del gas, ni la factibidad del puerto, ni los millones de dólares que podrían ingresar por efecto de las exportaciones ni sus posibles usos, ni su efecto en la balanza de pagos.

Carta abierta al Presidente de la República

Germán Huanca Luna (*)

Señor:

Presidente Gonzalo Sánchez de Lozada.

Presente.-

En virtud a la situación que se vive en el país, a través de este medio, levanto la voz de muchos ciudadanos de a pie que día expresan un sentimiento de bronca generalizada, en las expresiones de descontento se escucha "el gas no se vende", "El gas debe industrializarse", "El gas es para los bolivianos"..., por ello me permito escribirle algunas percepciones de la gente que marcha y protesta, sobre el gas. Señor Presidente, la población no comenta sobre hamiltonianos para calcular el precio sombra del gas, ni la rentabilidad económica de la exportación del gas, ni la factibidad del puerto, ni los millones de dólares que podrían ingresar por efecto de las exportaciones ni sus posibles usos, ni su efecto en la balanza de pagos. El gas, Señor Presidente, se ha vuelto un tema político, mediante la cual la población quiere expresar su sentimiento de frustración a lo que fue el proceso de capitalización y la actual crisis económica. Señor Presidente, la población percibe que la explotación de los recursos naturales y su posterior exportación no ha dado los beneficios esperados en el transcurso de nuestra historia, hemos explotado y exportado plata y estaño cuyos rostros son Potosí y Oruro, la madera y la goma del Beni y Pando, el petróleo...ahí está Camiri en Santa Cruz, en la actualidad la castaña en la amazonía boliviana. Señor Presidente, al ser el gas un recurso no renovable, con posibilidades de uso en la economía familiar característica que lo diferencia de los anteriores recursos, la población percibe que al exportarse se acabará como los otros recursos y sus hijos y nietos no podrán beneficiarse de este recurso, es más, la consigna de "el gas para los bolivianos" se origina en la medida la Ley de hidrocarburos recorta claramente los ingresos de los bolivianos. Antes de la capitalización la participación de los hidrocarburos en los ingresos del TGN era prácticamente el doble de lo que hoy genera este rubro, con ello la población piensa que se le ha mentido con ese proceso. Los 500 mil empleos se convirtieron en desempleos. Es a ello a lo que la población se opone, a la mentira y el engaño Señor Presidente. Señor Presidente, la población en El Alto, lugar donde se van radicalizando las medidas, compara el valor del gas en garrafa que oscila entre 21 y 25 Bs entre tienda y tienda con lo que pagan los que poseen gas a domicilio cuya factura mensual por el equivalente a una garrafa apenas llega a 8,5 Bs. Mostrando claramente la ventaja del "gas para los bolivianos" ¿No cree Usted que su demanda es por demás racional, en la medida en que el uso del gas a nivel familiar genera un ahorro económico? Lo mismo sucede los cientos de buses que usan de manera clandestina el gas para sus vehículos que disminuyen significativamente el costo de sus operaciones, sin que el Estado apoyara a este sector y mejorara este servicio. ¿Por qué no pensar en un uso masivo de este recurso? Señor Presidente, al convertirse en un tema político, requiere decisiones políticas, su silencio al respecto, no hace más que prolongar, agudizar y profundizar los problemas sociales y muestra hacia la población un vacío de poder, sin políticas de Estado claras. Señor Presidente, por la salud de nuestro país, por que queremos desarrollar nuestras actividades con toda normalidad, porque queremos que se resuelvan los problemas. Que Dios le dé el don de la escucha, Señor Presidente y que de una vez por todas asuma la Presidencia y haga de nuestro país un país digno, sin imposiciones de fuera. Atentamente, un ciudadano de a pie.

(*) Economista

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