Marchas que andan para desandar

Publicado el: octubre 3, 2003 4 min. + -

Marchas que andan para desandar Alberto Bonadona Cossío Lo que hay es una exacerbación de sentimientos racistas en aquellos que han sido discriminados y mantenidos al margen de los exiguos privilegios de una débil clase media que, a su vez, no se imagina realmente lo que significa la verdadera posesión de riqueza y fortuna. Aún así mira con desdén a los ancestralmente desposeídos.

Marchas que andan para desandar

Alberto Bonadona Cossío

Frente a los acontecimientos de esta pasada semana en la ciudad de La Paz es necesario ciertas reflexiones. Para algunos parecería que ha tocado la hora de la revolución popular o que la insurrección de las masas están conduciendo a la alianza obrero-campesina y que pronto tocarán el cielo con las manos. Para otros se está construyendo una nueva forma de sistema político alejado de la democracia burguesa como del comunismo proletario. Para mi lo que hay es una exacerbación de sentimientos racistas en aquellos que han sido discriminados y mantenidos al margen de los exiguos privilegios de una débil clase media que, a su vez, no se imagina realmente lo que significa la verdadera posesión de riqueza y fortuna. Aún así mira con desdén a los ancestralmente desposeídos.

La clase media boliviana no posee más de lo que un obrero francés, alemán o sueco disfruta. Lo que sí tiene internalizado entre ceja y ceja y entre un lóbulo del cerebro y el otro, es una especie de apartheid cultural con una sensibilidad altamente desarrollada para diferenciar el grado de mezcla de grupos étnicos que se conjugan en un "boliviano". Vale decir, es una cultura de la segregación profundamente enraizada en la que los más blancos desprecian a los no son tan blancos y que les molesta cualquier rasgo de raza de bronce que poseen. Estas son características mayormente prevalecientes en el occidente del país y son una de las principales causas que incitan a acentuar las diferencias antes que las similitudes. Tal vez una herencia de la Madre Patria cuyos colonizadores disfrutaban el establecimiento de diferencias raciales sobre criterios del grado de mezcla que se daban entre los habitantes originarios y los que llegaron a esta tierra de otros continentes, aparte del europeo. O también un atavismo de las poblaciones originarias que hacían divisiones exageradas entre los distintos grupos étnicos que habitaron estas tierras desde que se empezaron a poblarlas hace más de 30.000 años.

Son estas características de las que se aprovechan los que ahora conforman la oposición al gobierno. Mientras los oficialistas parecen vivir en la luna con una enervante pugna por mantener su influencia en el uso del poder y los exiguos o millonarios recursos a los que este da acceso, la oposición esta preparándose para asegurarse el más alto número de municipios.

Al igual que dirigentes sindicales que en vísperas de elecciones muestran toda su capacidad movilizadora o bloqueadora para garantizar su reelección, la oposición a este gobierno prepara su campaña con similar táctica; mostrarse lo más radical posible para que sus actuales y potenciales seguidores se percaten de su poder de convocatoria. Triste realidad que concluye en una especie de ritos que diariamente se repiten y que han hecho de La Paz un verdadero "marchodromo" y de la política, el arte de la viveza y la picardía.

Detrás del actual movimiento, centrado principalmente en La Paz y Cochabamba no veo más que afanes políticos donde la defensa del gas, sea lo que sea que esta signifique, emerge sombría la cara de la política nacional. Esta no gira en torno a mejores días para la población en su conjunto sino en la incesante búsqueda del beneficio personal. A este tren inevitablemente han llegado los antes llamados "asistémicos". Triste destino aparentemente inevitable, al menos por unos buenos lustros.

Lejanos están los verdaderos aires de cambio en esta tierra del "nunca jamás", donde todo y nada acontece a la vez y el cambio se genera para que todo siga como sino hubiese pasado nada. Ni Goni dejará de ser presidente ni el gas saldrá por el Perú, las alfombras humanas conseguirán alguna dadiva del gobierno y otros se sentirán abandonados y traicionados en su lucha. El próximo año las apariencias cambiarán pero el fondo permanecerá idéntico. Porque no se encuentra el real camino a la transformación de esta sociedad, los actores serán otros pero se seguirá en el proceso de no querer el desarrollo en nombre de la marcha, el bloqueo y la acción directa.

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