Hacia la regulación del precio de la hoja de coca
Hans Mejia Vera*El pasado 20 de mayo, en Caranavi, el gobierno amplió las áreas de producción de coca ubicadas en Caranavi, Apolo, Taypiplaya, Carrasco La Reserva y Alto Beni. Esta decisión contribuye a una mayor producción de hoja de coca y amenaza con afectar el buen precio que ahora tiene.
Antes del efecto cocaína que aparece en la década de los 60, Perú y Bolivia producían hoja de coca para el consumo oral tradicional. En Bolivia la producción hasta esa década correspondía solo a los Yungas de La Paz, Cochabamba producía mínimas cantidades pero en los Yungas aledaños a La Paz, no en el Chapare. En 1996 Bolivia pierde el segundo lugar en superficie cultivada de coca por debajo del Perú a manos de productores colombianos. Al año siguiente, Colombia ocupa el primer lugar de producción mundial de la hoja de coca sin siquiera tener tradición de consumo oral. En el año 2000 la superficie total cultivada en América alcanzaba a 221.000 has. y Bolivia aportaba sólo el 6.6%. El tradicional municipio cocalero de Coripata que otrora proveyera de hojas de coca para extensas regiones del país llegando hasta Argentina y Chile, apenas participaba con menos del 2% de la producción mundial.
Desde mediados de los 80 y durante toda la década del 90 la coca tuvo precios bajos, en 1990 alcanzó el récord mínimo por debajo los $us 0.5.- por kilo de hoja seca y en el resto de la década del 90 alrededor de $us 1.- Este nivel de precios no sólo era resultado de las políticas de ajuste estructural en nuestro país, sino principalmente consecuencia del incremento colosal de la producción de coca en Colombia, y en menor proporción en el Perú y el Chapare en Bolivia. A la inversa, mejores precios se tienen cuando empieza la reducción de cultivos en Colombia que acontece el año 2001, año a partir del cual Colombia inicia la reducción real de cultivos pasando de 163.000 has. cultivadas el año 2000 a las 80.000 has. para el año 2004. En Bolivia, la reducción de los cultivos en el Chapare también ha significado un incremento en los precios internos, cuando el Chapare cultivaba casi 90.000 has. hacia el año 1995, el precio por kilo de de hoja seca estaba por debajo de $us 1.- en tanto que cuando cultivaba alrededor de 10.000 has. el año 2001 el precio por un kilo de hoja seca superó los $us 5.- y desde entonces se mantiene en ese nivel.
La coca no es el único notable producto de la región andina, también es la papa entre muchos otros, pero actualmente Bolivia participa de un 0,002 % de la producción mundial. De los 300 millones de TM de papa que produce el mundo, el país produce alrededor de 700.000 TM. El libre cultivo de la papa ha significado su continua alta mecanización e industrialización en todo el mundo, modernas investigaciones y tecnologías han subido la productividad al punto que la producción en Bolivia desde hace décadas es considerada como no transable por no ser competitiva, es decir que no puede venderse en el exterior y que corremos el riesgo de ver invadidos nuestros mercados por papa producida en países vecinos y todo esto nada menos en el espacio geográfico donde con alta probabilidad se la domesticó hace 10.000 a 7.000 años. Para los productores de hoja de coca, el libre cultivo no es precisamente su sueño dorado, intentan limitar su producción por razones distintas a las del gobierno de los Estados Unidos, para ellos más coca significa disminución de sus ingresos, y su comportamiento desde fines de los 80 cuando se funda ADEPCOCA (Asociación Departamental de Productores de Hoja de Coca de La Paz) en Coripata es a reducir los cultivos de coca, por esto no debe extrañar que coincidentes en la reducción de cultivos se hayan puesto de acuerdo con organismos represores y sus estructuras partidarias para contribuir a este control, han tenido éxito, y hoy los afiliados a ADEPCOCA disfrutan de un precio que garantiza su sobrevivencia con un empleo seguro, también esta organización campesina es una próspera empresa productora comunal consolidada pese a que se conocen continuas denuncias de corrupción y malos manejos.
Ante la nueva situación planteada por la expansión de la frontera de los cultivos de coca y el tercer mercado legal de la coca es probable que los productores tradicionales de la Paz afiliados a ADEPCOCA nuevamente apliquen sus dotes de negociadores para intentar llegar a un control no sólo de este mercado sino de toda la producción nacional a fin de garantizar un nivel aceptable de precios lo más próximo al actual.
Al interior del país, El Chapare y Caranavi son lugares donde se vive una explosión en el crecimiento de los cultivos de coca. Mientras que en Coripata de los Yungas de La Paz los cultivos han crecido el 2004 en un 4%, el Chapare registra 38% y Caranavi 40% de acuerdo al informe "Bolivia. Monitoreo de Cultivos de Coca. Junio 2005" generado por la Oficina contra la Droga y el Delito dependiente de Naciones Unidas. Son cifras que obligan a una negociación con el gobierno de por medio, ahora presidido por un dirigente sindical cocalero. Se trata de alcanzar acuerdos que respeten el esfuerzo de las comunidades que han cultivado desde siglos este arbusto, para que su trabajo ancestral no desaparezca por causa de los colonizadores que urgidos llevan una práctica de cultivo más simple, rápida, rendidora y barata. Caso contrario, es posible que se den enfrentamientos sociales de grandes proporciones entre cultivadores tradicionales y cultivadores de zanjeo. Hasta ahora el mecanismo sindical ha logrado resolver grandes problemas, tiene larga experiencia y es de esperar que profundice sus acciones y mejore sus decisiones apoyados por estudios y datos generados al interior de las mismas organizaciones sindicales. Se espera que las direcciones sindicales obren con ponderación y justeza cuidando por el actual buen nivel de precios y contribuyan a la reducción de cocales principalmente donde su cultivo no es el tradicional. Es de esperar que también presionen al gobierno para que exija una acelerada reducción de cultivos en Colombia donde todavía cultivan el doble de superficie, cuando en el Perú y Bolivia sólo se cultiva la mitad de superficie de hace una década.
En este contexto, quizás la despenalización de la hoja de coca no sea una urgencia. La despenalización internacional que podría conseguirse con sólidos argumentos científicos pero no nos beneficiaría tanto como su actual interdicción, la amplia producción de hoja de coca en otras latitudes del planeta podría convertir en breve a nuestra hoja de coca en otro producto no transable con la consiguiente dramática disminución del precio, algo que ningún productor cocalero boliviano desea.
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